Termina la temporada navideña pero no la celebración. Para quien ha celebrado la navidad, es decir, la natividad del Señor, terminará una temporada navideña más. La que siempre está llena de alegría, regalos, convivencias, buenos deseos, paz; pero no terminará la celebración y la exaltación del hecho mismo del nacimiento remembrado. La afectación de éste hecho continúa en la vida de millones y millones de personas en todo el mundo. Así ha sido por dos mil años. Para muchos otros pasará como una fiesta más. No Para quienes el impacto del nacimiento de Jesús es un hecho trascendental porque ha impactado sus vidas permanentemente. Y eso no termina, continua de la misma forma que cada mañana continuará hasta que ésta sea perfecta.
Soy afectado por el gasolinazo. Pero el que ciudadanos me afecten en mi actividad diaria no lo considero a mi favor. Es en mi contra. Me impide desarrollar lo que deba de hacer. Máxime ahora, que debo lograr más en menos tiempo para poder solventar todos los aumentos que se vendrán como cascada. Es decir, la inflación que se avecina.
La palabra navidad se origina del latín: “navitatem.” Traducido al castellano es natividad o nacimiento. Con el tiempo se transformó en navidad, que no siempre se ha celebrado como la conocemos actualmente. Hasta el siglo VI, se separó de lo que era la fiesta de la Epifanía o la Adoración de los Reyes Magos que se celebra el 6 de Enero.
Cuántos años ha estado escuchando lo siguiente: “se perdieron los valores”. “Hay que retomar los valores”. Por ello deseo plantear la siguiente interrogante: ¿Se puede vivir sin valores?
Este es un comentario que se escucha con mucha frecuencia para ir en contra de un hombre que le ganó la presidencia de EUA a la consentida del feminismo de género, el aborto, lo políticamente correcto y la representante máxima del relativismo del posmodernismo que se vive actualmente. Hillary Clinton.
Donald Trump ganó la elección presidencial del 8 de noviembre en EUA. Derrotó a Hillary de Clinton. Todos lo sabemos. Fue una victoria inesperada y sorpresiva. Ahora todos lo sabemos. El ganador motivó a un sector de la población que la perdedora desdeñó. El sector conservador de la población.
Los mexicanos estamos tan involucrados en la cultura norteamericana que casi “somos gringos”. Hablamos, pensamos, comemos y vivimos como ellos. Muchos prefieren Starbucks, Wall-Mart, Burguer King. Se usan palabras que otorgan efímera categoría o clase: “selfi”, “empoderar”, “cash”. Vamos de “shopping” y ni hablar de la tecnología. Sé que es más práctico y conveniente usar “back up”, “Tablet”, imail, etc. Lo que en España no hacen. ¿Será por la distancia que hay con EUA o por el amor al idioma español? Vaya usted a saber.
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