“(En la ideología totalitaria) el conocimiento nada tiene que ver con la verdad, y el tener razón nada tiene que ver con la objetiva veracidad de las declaraciones del jefe, que no pueden ser desmentidas por los hechos…”
Hannah Arendt.
¿LIBERTAD O PASTOREO?: Por si no lo sabía, y siguiendo el rastro de la conducción del régimen actual (de México, claro), el segundo y no tan transformado piso que nos prometen se llama totalitarismo. Sí, como el que implementaron en su momento, con su fracaso histórico, personajes como Hitler y Stalin.
En 1951, a partir de las características de estos oscuros personajes, y tratando con toda seriedad y profundidad el tema de la transición de la democracia al totalitarismo, Hannah Arendt, filósofa y teórica política, presentó su trabajo seminal "Los orígenes del totalitarismo" (1951), en el que examina los elementos que contribuyeron al surgimiento del totalitarismo en el siglo XX. Obviamente no era conservadora, ni neoliberal, solo una persona inteligente preocupada por los procesos de descomposición de la democracia en varias partes del mundo.
En "Los orígenes del totalitarismo", Arendt analiza cómo las sociedades democráticas se descomponen y transforman en regímenes totalitarios, explorando factores como el antisemitismo, el imperialismo, la propaganda y la manipulación de la verdad. Su trabajo ofrece una perspectiva histórica y teórica sobre las condiciones sociales y políticas que facilitan el surgimiento de dictaduras totalitarias.
La transición de una democracia a un régimen totalitario o dictatorial es un proceso complejo que puede ocurrir de diversas maneras y bajo diferentes circunstancias. Sin embargo, hay ciertos patrones y factores comunes que suelen estar presentes en este tipo de descomposición política. Énfasis en el concepto “descomposición política”.
Primero, el debilitamiento de las instituciones democráticas es un paso crucial en el camino hacia el totalitarismo o la dictadura. Esto puede comenzar con la erosión de la independencia del poder judicial, la manipulación de los medios de comunicación y la limitación de las libertades civiles. Cuando las instituciones que garantizan la separación de poderes y los derechos individuales son socavadas, se crea un ambiente propicio para el autoritarismo. ¿Le suena cercano y conocido?
DIVIDE Y VENCERÁS: Segundo, la polarización extrema y la división social juegan un papel importante. Los líderes autoritarios a menudo explotan y exacerban las divisiones existentes dentro de la sociedad para consolidar su poder. Utilizan tácticas de "nosotros contra ellos" para movilizar a sus seguidores y justificar medidas represivas contra la oposición. Esta polarización pretende deslegitimar la disidencia y hacer que la población acepte o incluso apoye la eliminación de las instituciones democráticas. ¿INE, INAI, Poder Judicial, el propio Congreso si le es adverso?
Tercero, la manipulación y el control de la información son fundamentales en la transición hacia el totalitarismo. Los regímenes autoritarios buscan controlar los medios de comunicación y la narrativa pública para evitar la difusión de ideas contrarias a su agenda. La propaganda y la censura se utilizan para mantener el apoyo público y suprimir la resistencia. La desinformación y la manipulación de la verdad se convierten en herramientas para consolidar el poder. ¿Ya vieron la gráfica diaria de “El Economista” (diario, en que la aceptación al líder (53.9%) ocupa ¡5 veces! el espacio del 45.2% que le dan a las opiniones de rechazo? Una imagen dice más que mil palabras.
SIEMBRA CIZAÑA, QUE ALGO QUEDA: Cuarto, la centralización del poder en manos de un líder carismático o una élite (secta) gobernante es un elemento común en este proceso. Estos líderes a menudo prometen restaurar el orden y la estabilidad, y pueden utilizar crisis económicas, sociales o de seguridad como pretexto para aumentar su control, pues les caen “como anillo al dedo”. La concentración del poder, señala Arendt, permite a estos líderes tomar decisiones sin la supervisión o el consentimiento de otros órganos del gobierno, lo que facilita la implementación de políticas autoritarias. Abracadabra, aparece el INSABIN; abracadabra, desaparece y, con él, miles de millones de pesos.
Quinto, la eliminación sistemática de la oposición política es una característica clave en la transición hacia un régimen totalitario. Esto puede incluir la represión de partidos políticos, la persecución de líderes opositores y cooptación o la criminalización de la disidencia. La intimidación y el uso de la fuerza para silenciar a los críticos crean un clima de miedo que disuade la resistencia y permite al régimen consolidar su control sin oposición significativa. ¡Dejad que los chapulines se acerquen a mí!
Sexto, la implementación de medidas represivas y la violación de los derechos humanos se vuelven más comunes a medida que el régimen autoritario se consolida. La vigilancia masiva, las detenciones arbitrarias, la tortura y otras formas de represión se utilizan para mantener el control y eliminar cualquier amenaza potencial al poder del régimen. Estas tácticas crean un ambiente de terror que busca desmoralizar y desmovilizar a la población. Loret, Brozo, Chumel, Casar…
DOS DE JUNIO, ¿EL PRINCIPIO DEL FIN?: Finalmente, la legitimación del régimen a través de elecciones manipuladas o fraudulentas es una estrategia común en la consolidación del poder totalitario. Aunque las elecciones pueden seguir ocurriendo, están diseñadas para garantizar la victoria del régimen, eliminando cualquier posibilidad real de cambio. Este proceso otorga una apariencia de legitimidad democrática mientras se mantiene el control absoluto, engañando a la comunidad internacional y desalentando la resistencia interna. ¿Lo corroboraremos el 2 de junio? Nos tememos que…
¿Y a la economía le preocupa la democracia? ¡Por supuesto!, la estabilidad económica es fundamental para la consolidación de la democracia. Un entorno económico estable y próspero proporciona los recursos necesarios para sostener instituciones democráticas sólidas y eficientes. Cuando la economía es fuerte, el gobierno tiene más capacidad para financiar programas sociales, invertir en infraestructuras y garantizar el bienestar de sus ciudadanos, lo que refuerza la legitimidad del sistema democrático y la confianza de la población en él.
La democracia también influye positivamente en la economía mediante la creación de un entorno de mayor transparencia y rendición de cuentas. Las instituciones democráticas fomentan la libertad de prensa y la participación ciudadana, lo cual puede ayudar a prevenir la corrupción y mejorar la eficiencia de las políticas económicas. Un sistema democrático saludable promueve la innovación y el emprendimiento al proteger los derechos individuales y ofrecer un marco legal estable.
Tocamos el tema porque estamos en vísperas de una elección que define ese camino alterno, la relación entre la economía y la democracia es bidireccional y depende de múltiples factores contextuales. Una economía fuerte puede consolidar la democracia al proporcionar los recursos necesarios para el desarrollo social y político, mientras que una democracia robusta puede fomentar un crecimiento económico inclusivo y sostenible. Sin democracia y con cadenas a la economía se reducen los recursos fiscales que aporta el sector productivo, se agota el margen de una ya muy incrementada deuda pública y… el resto lo platican Cuba, Venezuela, Nicaragua, Argentina y Grecia…
DE FONDO: Históricamente, los números no mienten, los países democráticos tienden a tener un desarrollo económico más inclusivo y sostenible a largo plazo, China y su capitalismo de Estado sería una notable excepción. La clave está en la calidad y libertad de las instituciones y políticas, y la gente que las conforma y en una decisión inteligente entre la democracia de Lincoln o la dictadura de Stalin.
DE FORMA: Los gobiernos autoritarios a menudo utilizan propaganda y control de la información para construir narrativas que justifiquen su permanencia en el poder. Estas narrativas pueden incluir la culpa a enemigos externos, la promoción de un sentido de nacionalismo, o la promesa de futuras mejoras que nunca se materializan, pero que mantienen a la población en una espera constante.
DEFORME: La última Encuesta Nacional de Bienestar Autorreportado, del INEGI, señala que, en una escala del 1 al 10, la población encuestada (¿le preguntaron a usted?) otorgó una calificación promedio de 8.4 a su satisfacción con la vida (vivienda, empleo, relaciones personales, etc.). Sin embargo solo dio calificación de 5.4 al aspecto de seguridad (aunque ya nos dijeron que no hay más violencia, “solo” más asesinatos). O la gente se siente bien en un entorno de violencia, o somos la población más resiliente o masoquista del mundo, o, simplemente, el INEGI y los encuestados confunden Bienestar o nivel de vida con CALIDAD de vida, que merecería otra encuesta. Mientras… nos vamos al súper.