Londres, 24 May (Notimex).- Venezuela, un país que alguna vez fue el más rico de Sudamérica, está sufriendo privaciones inéditas y tiene a 82 por ciento de sus hogares en la pobreza, reveló una investigación del semanario inglés The Economist.
“La economía está en caída libre debido a la mala gestión y los precios más bajos del petróleo. Para atender su deuda externa, el gobierno redujo las importaciones a un tercio de su nivel en 2012”, indicó el análisis escrito bajo el título “¿Sobrevivirá la dictadura Venezuela?”.
El semanario apoyó sus datos en un estudio realizado por tres universidades que reveló que 82 por ciento de los hogares venezolanos vive ahora en la pobreza. “Eso se compara con el 48 por ciento en 1998, cuando (Hugo) Chávez llegó al poder”.
“El aumento de la pobreza sigue a la mayor recaudación de petróleo jamás registrada en Venezuela. Del billón de dólares que el régimen recibió por ingresos petroleros, tal vez un cuarto fue robado por infiltrados, según el International Crisis Group, un grupo de expertos”, apuntó el texto aparecido en marzo pasado.
La publicación inglesa puntualizó que “la mortalidad infantil está aumentando y los venezolanos mueren innecesariamente por la escasez de medicamentos. Los que pueden, se van; quizás dos millones de venezolanos ahora viven en el extranjero”.
Enfatizó que el presidente Nicolás Maduro “está extinguiendo la democracia” para permanecer en el poder. Apostilló que el mandatario tiene una aprobación popular de sólo el 18 por ciento, basado en cifras de la encuestadora Datanálisis.
El semanario detalló que para tratar de hallar solución a la crisis, “las conversaciones entre la oposición y el gobierno, negociadas por el Vaticano y la Unión Sudamericana, se derrumbaron en enero debido a que el señor Maduro mostró poco interés en liberar a los presos políticos o restaurar el gobierno constitucional”.
En cambio, enfatizó la publicación, “se está volviendo más represivo. Su nuevo vicepresidente, Tareck El Aissami, encabeza un ´comando nacional anti-golpe´.
Según The Economist, Estados Unidos “ha apretado un poco los tornillos”. El pasado mes de febrero, el presidente Donald Trump conoció en la Casa Blanca a Lilian Tintori, la esposa del encarcelado opositor Leopoldo López, y pidió su liberación. López está preso desde 2014.
“El Departamento del Tesoro de Estados Unidos ha incluido en la lista negra al vicepresidente El Aissami, acusándolo de narcotráfico (lo que niega). Pero las sanciones tienen un efecto dudoso y probablemente harán que los funcionarios estén aún menos dispuestos a ceder poder”, señaló el semanario.
Algunos republicanos quisieran que Estados Unidos dejara de comprar petróleo venezolano; lo que causaría la interrupción pero proporcionaría un pretexto para la represión, indicó la publicación.
“La mejor opción es que los Estados Unidos se unan a otros países latinoamericanos para presionar al régimen para que acepte conversaciones”, apuntó.
El análisis recordó que el año pasado Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), invocó la cláusula democrática del organismo para pedir la suspensión de Venezuela, pero “no consiguió suficiente respaldo. Ahora puede intentarlo de nuevo”.
Destacó que “el cambio político en América del Sur, combinado con la decisión de Venezuela de abrir la dictadura, ha dejado a Maduro más aislado que en el pasado”.
De acuerdo con el análisis, “la presión diplomática por sí sola no será suficiente para cambiar la situación. Pero ayudará”.
“También es necesaria una oposición más eficaz: ya es hora de que sus grupos de disputas se unan en un solo partido con un líder. Las alternativas son duras: la consolidación de una dictadura latinoamericana o la posibilidad de derramamiento de sangre a gran escala. La región debe hacer todo lo posible para evitar ambos”, finalizó.
Con información de: Notimex
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