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Viernes, 23 Marzo 2018 13:35

Altar de Dolores, tradición que pervive en los museos del INAH

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Los altares de Dolores cumplen la función de rememorar los sufrimientos que padeció la Virgen María por la muerte de su hijo Jesús; es una tradición propia de los días de Semana Santa que llegó a México en el siglo XVI con el arribo de los primeros evangelizadores durante la Conquista, y refleja el sincretismo que se produjo entre la religión católica y la cultura prehispánica.

 

 

La costumbre de colocar esta ofrenda ocho días antes del Viernes Santo, se realiza desde hace varios años en diversos recintos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), que están alojados en edificios conventuales; en esta ocasión se podrán observar en los museos Nacional de las Intervenciones y de El Carmen, así como en el Regional de Querétaro; y en los templos y ex conventos de Acolman, Estado de México; San Andrés Apóstol, en Epazoyucan, y San Nicolás de Tolentino, en Actopan, estos dos últimos ubicados en el estado de Hidalgo.

 

 

El Museo Nacional de las Intervenciones (MNI), ubicado en la calle 20 de Agosto s/n, colonia San Diego Churubusco, en la Ciudad de México, presenta un altar basado en el diario de Madame Calderón de la Barca, que permanecerá del 23 de marzo al 22 de abril en el Portal de Peregrinos.

 

Pavel Navarro, investigador del MNI, explicó que Fanny Erskine Inglis o Madame Calderón de la Barca, nació en Edimburgo en 1804 en el seno de una noble familia escocesa, y fue esposa de Ángel Calderón de la Barca, quien fue enviado de España a México en 1841, en una misión diplomática.

 

 

“Ángel y Fanny escribieron memorias de su vida; el diario del ministro está enfocado en aspectos políticos y financieros; mientras que el de Fanny, titulado La vida en México durante una residencia de dos años en ese país, alude a detalles de la vida cotidiana. En uno de los apartados refiere a la Semana Santa en la Ciudad de México durante la primavera de 1840, y describe la vanidad en el paseo, el bullicio de la plaza y la sobriedad de las procesiones”.

 

 

Los elementos que aparecen en dicha descripción fueron retomados para el montaje del altar. Se aprecian aguas de horchata, limonadas, pulque, alfombras, velas, flores blancas y moradas con las que se adornaban las iglesias.

 

 

En el Museo de El Carmen (avenida Revolución N° 4 y 6, colonia San Ángel), el altar está dispuesto en la Sala de Exposiciones Temporales Tradiciones de San Ángel (El Refectorio). Este año, a diferencia de los anteriores, no se presenta la escultura de la Virgen María en su advocación de La Dolorosa, sino un óleo sobre tela de la  Virgen de la Soledad, del siglo XVIII, perteneciente a la colección del Convento de San Joaquín.

 

 

Acompañan a esta pieza otros siete óleos anónimos y uno más pintado por el artista Miguel Cabrera, del sigo XVIII, que corresponden a la Colección Monseñor Diego Monroy. En todos ellos aparece la representación de María, en su advocación de La Dolorosa. Además de tres pinturas más del Museo de El Carmen.

 

 

Con la curaduría de Alfredo Marín, director del recinto, completan la ofrenda, al centro, una cruz procesional de plata (anónima, siglos XVI-XVII); diversos germinados en piezas de barro que representan la Eucaristía y la renovación de la fe, naranjas agrias adornadas con banderitas, que evocan el triunfo de la Resurrección sobre la amargura de la Virgen, y aguas teñidas de colores que recuerdan las lágrimas derramadas por ella. Se podrá visitar hasta el 8 de abril, de martes a domingo de 10:00 a 17:00 horas, costo de acceso: 60 pesos. Los domingos la entrada es libre.

 

 

Por su parte, en el Museo Regional de Querétaro, ubicado en el antiguo Convento de San Francisco (Corregidora sur 3, Centro Histórico, Santiago de Querétaro, Querétaro), el altar estará del 23 al lunes 26 de marzo en el vestíbulo del inmueble.

 

En este montaje destaca una escultura del siglo XVIII de La Dolorosa, en cuyo pecho trae incrustada una daga. El altar también se compone de flores blancas que representan la pureza de María y moradas que aluden a su sufrimiento; geminado de trigo que simboliza el pan de vida, flor de manzanilla que por su olor evoca la santidad de Dios, además de frutos, aguas, esferas de vidrio azogado, papel picado y siete velas moradas, que representan el número de dolores de la Virgen.

 

 

Paralelo al altar, en el área del patio principal del museo se presenta del 23 de marzo y al 8 de abril, la exposición Los judas de mi pueblo. Con el cuerpo de cartón y de sanjo el corazón, integrada por cinco esculturas de gran formato elaboradas por el artista Juan Hernández Rodríguez, bajo la técnica de cartonería tradicional.

 

 

Las piezas representan al diablo o Judas (señalado dentro del cristianismo como traidor de Jesús), las cuales son destruidas durante las celebraciones de Semana Santa en la comunidad de San José Iturbide, en Guanajuato.

 

 

En el Ex Convento de Acolman, Estado de México, la pieza central del altar es una talla de la Virgen de Dolores, que data del siglo XVII y fue hecha de madera estofada y policromada, que anteriormente se utilizaba para procesiones en el municipio.

 

 

De acuerdo con la maestra Elena González Colín, coordinadora del montaje, otro de los elementos a destacar en este montaje es un tapete hecho de semillas que retoma los elementos tradicionales del altar y en el cual se recrea la cruz atrial del siglo XVI de este inmueble histórico, de estilo tequitqui y que tiene esculpidos símbolos de La Crucifixión.

 

 

El altar permanecerá en el Baptisterio del templo hasta el 2 de abril. El edificio conventual se ubica en Calzada de los Agustinos s/n, en el municipio mexiquense de Acolman.

 

 

Finalmente, en Hidalgo, dos templos y ex conventos bajo resguardo del INAH también presentan altares de Dolores: el de San Andrés Apóstol, en Epazoyucan (calle Benito Juárez s/n); y el de San Nicolás de Tolentino, en Actopan (calle Lerdo de Tejada s/n).

 

 

Bajo la curaduría del historiador del Centro INAH-Hidalgo, José Vergara, en ambos espacios la imagen de La Dolorosa se coloca en la parte más alta y céntrica del altar, el cual se compone de 14 escalones que representan las estaciones del viacrucis; detrás del montaje se cuelgan cortinajes morados que significan luto y penitencia, y la representación de la madre de Jesús se acompaña de siete velas o cirios encendidos que aluden a los siete dolores y la luz de Dios.

 

 

En el Ex Convento de San Nicolás de Tolentino, en Actopan, el altar permanecerá hasta el 8 de abril, mientras que el San Andrés Apóstol, en Epazoyucan, hasta el 10 de abril. En ambos recintos el público puede participar de un taller ofrecido por personal del Centro INAH-Hidalgo, en el que se enseñará a elaborar tapetes de semillas. La actividad es gratuita.

 

 

 

 

 

 

Con información de: INAH
Imagen de: INAH

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