El cáncer infantil, una de las caras más terribles de esta enfermedad, es una de las principales causas de mortalidad entre niños y adolescentes en el mundo, donde cada año se diagnostican 300 mil nuevos casos de este tipo, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Con la idea de concientizar sobre la importancia de un diagnóstico temprano y un tratamiento inmediato, en 2001 se instituyó en Luxemburgo el 15 de febrero como Día Internacional Contra el Cáncer Infantil.
La conmemoración creada por la Organización Internacional de Cáncer Infantil, una red de 177 organizaciones nacionales de padres de niños con cáncer en 90 países, tiene la premisa de que todo menor que la padezca merece la mejor atención médica y sicológica sin importar país, raza, estatus económico o clase social.
Los tipos más comunes de cáncer en niños y adolescentes son: la leucemia (linfobástica aguda, mieloide o granulocítica aguda y mieloide crónica con 30 por ciento), los tumores del sistema nervioso central (que se clasifican y denominan por el tipo de tejido en el cual se desarrollan), y los linfomas (de Hodgkin y no Hodgkin).
Además de hay varios tipos tumorales que se dan casi exclusivamente en los niños, como los neuroblastomas, los nefroblastomas o tumor de Wilms, los meduloblastomas y los retinoblastomas.
Se tiene la creencia de que la mayoría de los cánceres en los niños surgen como resultado de mutaciones en sus genes como sucede con los adultos.
Sin embargo, en los adultos las mutaciones genéticas ocurren a menudo por la exposición a factores ambientales. Pero, en el caso de los menores, es difícil establecer una serie de causas que justifiquen su aparición.
Hasta la fecha, se han identificado pocos factores de riesgo como las radiaciones ionizantes y la toma de la hormona dietilestilbestrol durante el embarazo.
Mientras que virus como el de Epstein-Barr, de la hepatitis B, del herpes o el de Inmunodeficiencia Humana pueden incrementar el riesgo de padecer determinados cánceres infantiles. Algunos casos también guardan relación con la constitución genética.
Las campañas para la detección precoz de la enfermedad hablan de signos y síntomas de sospecha como son sangrados anormales, moretones, dolores de cabeza, fatiga o cansancio, bolitas en el cuerpo, fiebre, fiebre permanente o constante que no puede ser asociada a un proceso infeccioso.
Sin embargo, la mayoría de los cánceres infantiles inicialmente presentan signos y síntomas inespecíficos, lo que puede hacer que se detecten en fases ya avanzadas.
En los países de ingresos altos, donde los niños suelen estar sometidos a una estrecha vigilancia tanto médica como parental, las posibilidades de una detección precoz son mucho más elevadas. En estas naciones 80 por ciento de los infantes son tratados y curados.
En Europa, más de 15 mil niños y adolescentes son diagnosticados con cáncer cada año, de los cuales tres mil mueren a causa de la enfermedad.
Sin embargo, en las naciones con ingresos medios y bajos la tasa de supervivencia es de 20 por ciento, lo que significa que los niños son cuatro veces más propensos a morir por esta enfermedad.
Esta situación se debe a que no es detectado a tiempo; hay dificultades para acceder a la atención sanitaria; los altos costos obligan a abandonar los tratamientos; los encargados de salud no cuentan con la especialización necesaria; la toxicidad de los tratamientos y las mayores tasas de reincidencia.
La mayoría de los cánceres infantiles se pueden curar con medicamentos genéricos y con tratamientos de otros tipos, como la cirugía, la quimioterapia y la radioterapia, por lo que se requieren de esfuerzos mundiales para combatir este flagelo, en especial en las naciones en desarrollo.
El 8 de octubre pasado, la OMS anunció la iniciativa WHO Global Initiative for Childhood Cancer, que busca aumentar 60 por ciento las posibilidades de sobrevivencia de los niños con cáncer para 2030; así como aumentar la capacidad global y local para mejorar prácticas y cuidados.
Mediante esta iniciativa, la OMS apoyará a los gobiernos para evaluar sus actuales capacidades en el diagnóstico y tratamiento del cáncer, además de que se buscará que el combate a la enfermedad sea integrado a las estrategias nacionales y esquemas de seguridad social.
De acuerdo con especialistas, en la lucha contra el cáncer infantil es necesario contar con sistemas de datos oncológicos a fin de tener una idea general sobre la incidencia de la enfermedad en distintas partes del mundo, sin embargo, no todos los países de ingresos bajos y medios cuentan con estos registros.
Otro reto para las autoridades sanitarias es el tratamiento y atención complementaria que requieren los sobrevivientes de cáncer infantil, debido a las secuelas de largo plazo que podrían enfrentar los menores.
Con información de: NOTIMEX