Al cerrarse las casillas electorales el próximo domingo en los estados de México, Veracruz, Coahuila y Nayarit, arrancará de inmediato la sucesión presidencial en todos los partidos y entre todos los protagonistas que se sienten con posibilidades y derechos para ser el próximo inquilino de Los Pinos.

La batalla será campal y sin reglas.

Los llamados de unidad se olvidarán para dar pie al fuego amigo y tomar ventaja en la selección de candidatos presidenciales.

Con excepción de Morena que tiene presidente de partido y candidato a Ejecutivo en la persona de Andrés Manuel López Obrador, Acción Nacional, Revolucionario Institucional y de la Revolución Democrática vivirán una verdadera lucha interna.

Lo ideal para los partidos es llegar con candidato único a la última semana de noviembre próximo, cuando oficialmente empiezan las precampañas presidenciales.

Para que lleguen a esa definición todos los aspirantes y sus equipos saldrán con todo a partir de la noche del próximo domingo, para demostrar que ellos son los únicos que pueden vencer a López Obrador, hasta ahora el candidato con más posibilidades de ganar a pesar de todas las campañas negativas que le enderezan y los errores que personalmente comete.

En el PAN hay tres propuestas principales –Ricardo Anaya, Rafael Moreno Valle y Margarita Zavala de Calderón, en estricto orden alfabético- a las que se sumarán al guanajuatense Juan Carlos Romero Hicks y el bajacaliforniano Ernesto Ruffo, que en realidad juegan a favor del presidente nacional de su partido y en su momento declinarán a su favor.

Anaya tiene ventajas más allá de los resultados que consiga el PAN el próximo domingo en el Estado de México. Aunque pierda su candidata, Josefina Vázquez Mota, y quede en el cuarto lugar, posición que aún esperan remontar, cuenta con los resultados de Nayarit que será a su favor por la alianza con el PRD y todo se definirá la misma noche en Coahuila, donde también pueden ganar.

Los triunfos sumarán a su favor y fortalecerán la posición que tiene en el Consejo Político Nacional con el mayor porcentaje de consejeros, quienes definirán método de selección y convocatoria.

Moreno Valle y Zavala harán su lucha, el primero para que se lleve a cabo una consulta a la base y presentarse como el único que puede garantizar la alianza con los perredistas, con una similar ganó la gubernatura, y ella manejará que es la panista mejor evaluada en las encuestas y su militancia es su carta de presentación, la que garantiza su fidelidad a los ideales del PAN.

En el PRI, el triunfo de su candidato Alfredo del Mazo, así sea impugnado en tribunales, será un bálsamo que profundizará la lucha entre los grupos de los secretarios de estado y políticos que aspiran a suceder a Enrique Peña Nieto.

Tienen derecho a participar: José Antonio Meade, Enrique de la Madrid, José Narro Robles, Miguel Ángel Osorio Chongo, Eruviel Ávila y Manlio Fabio Beltrones. Recursos económicos y políticos tienen, pero sobre todo ambiciones de mantener al PRI en la Presidencia de la República.

Todos los referidos tendrán que acotarse a las decisiones de Peña Nieto en especial si gana el domingo, en caso de perder la rebatinga será de pronóstico reservado y su principal escenario de confrontación será la próxima Asamblea General de agosto.

Mientras tanto, los priistas siguen manejándose como si fueran los únicos y a pesar de la crisis de seguridad que vive el país, ayer a tres días de celebrarse elecciones en cuatro entidades, diputados, en su mayoría priistas, no asistieron a la sesión de comisiones en la que se votaría un dictamen de reforma sobre el Mando Mixto policial.

El PRI en la Cámara de Diputados decidió cambiar su estrategia en temas de Seguridad. El partido tricolor retirará la propuesta de Mando Mixto, que fungía como condición para que la Ley de

Seguridad Interior siguiera su curso. Ahora en un periodo extraordinario en San Lázaro, se discutirá la Ley de Seguridad Interior. Todo por los tiempos electorales que se viven.

En el Partido de la Revolución Democrática hay gobernadores que levantaron la mano y el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, como los presidenciables.

Los resultados del domingo en el Estado de México si como se observa les benefician, al dejarlos en tercer lugar, generarán también un conflicto interno por la dirigencia nacional.

Quieren tener mano para lanzar a un candidato afín a las corrientes dominantes o de plano empezar a buscar la alianza con Acción Nacional con lo que están seguros pueden frenar a López Obrador y aspirar a llegar a Los Pinos, aunque no sea con un perredista.

El domingo es un día clave porque además de los resultados y los efectos que generen, es el arranque de las precampañas presidenciales con miras a 2018.

El fuego amigo será feroz y conoceremos información contundente y chismes difamatorios de los aspirantes.

Es el todo o nada, es el poder y solo Morena tiene candidato, los otros partidos pelarán con todas las armas por esa posición.

Después del próximo domingo, en la política mexicana no habrá urbanidad ni reglas.

Las luchas fratricidas serán intensas y públicas. Al tiempo.

De las anécdotas que se cuentan

Terminaron las intensas campañas por la gubernatura del Estado de México y una de las candidatas con más posibilidades es la maestra Defina Gómez de Morena.

Un retrato de su personalidad que llevará a millones de mexiquenses a votar a su favor, no se sabe si le alcanzará para ser gobernadora, es este.

Si alguien tiene dudas de qué harán los candidatos a gobernadores durante la veda electoral que empezó ayer, la candidata de Morena platicó de lo que le espera a ella.

En su última conversación con reporteros de la fuente la maestra Delfina Gómez, confesó que se pondrá a hacer las labores domésticas en su hogar, leerá las propuestas que le hicieron los ciudadanos y de paso bañara a sus perros.

Verdad o mentira, la descripción se parece a un fin de semana de cualquier mexicana de clase media o baja.

Solo para pensar vale la pregunta ¿si nuestros políticos fueran así, como cualquier otro ciudadano, sería mejor México?

La respuesta es sí, aunque es prácticamente imposible porque si cambian los políticos mexicanos dejarían de serlo.

La estructura y el poder a algunos los marean y a otros los enloquecen.

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