Desde el viernes pasado miles de jóvenes vivieron en la zozobra emocional al no ser asignados a las escuelas preparatorias y colegios de Ciencias y Humanidades pertenecientes a la Universidad Nacional Autónoma de México; la noticia, en primer lugar, generó decepción y coraje, como es natural cada año, pero también inconformidad e incredulidad por haber obtenido pocos aciertos, además de la búsqueda de una razón por la cual no habían quedado en su mejor opción para estudiar.
Algunos colegas y familiares cruzaron datos ante la constante general, pero uno de los factores comunes que muchos alegaron fue que bastantes muchachos tuvieron una educación básica de excelencia, lo cual generó duda y por ende altas expectativas; después se ubicó otro aspecto: bastantes chicos hicieron el examen en las instalaciones de una universidad particular y tenían entre 30 y 40 aciertos.
El golpe a la autoestima para quienes no quedan en su primera opción es demoledor y su autoestima cae terriblemente. También en estas épocas hay padres que se lo toman personal y todavía golpean a los hijos por lo que consideran un fracaso. Sin embargo, ante la oleada de protestas y sobre todo por la similitud en los casos, las autoridades comenzaron una revisión sin precedentes; por la tarde, la propia UNAM sacó la cara para informar que hubo un error en la plantilla de calificaciones aplicada a más de 11 mil exámenes.
La encargada de hacer dicha prueba es la Comisión Metropolitana de Instituciones Públicas de Educación Media Superior (Comipems), por lo que el increíble error no corresponde a la máxima casa de estudios; desgraciadamente la credibilidad del proceso será puesta en duda, por lo que es seguro desde ahora cualquier asignación, desde la primaria, se verá afectada y muchos aprovecharán para exigir lo imposible.
Lo bueno de que se reconociera semejante error tres días después es que cientos de jóvenes que merecen estar en escuelas de la UNAM seguramente tendrán su lugar, lo malo es que al haberse calificado mal muchos que tuvieron aciertos altos seguramente no se lo merecían, pero tampoco los pueden patear de un lugar que ya les dieron, por lo que el sobrecupo en los planteles será evidente.
La Comipems tendrá que aprender la lección y para los próximos años deberán hacerse las verificaciones necesarias antes de dar a conocer los resultados. Aunque la UNAM no tuvo nada que ver y sus escuelas son las más solicitadas, fue salpicada en su credibilidad, ésta deberá permanecer intacta, pero es la que terminará por absorber el trancazo, como siempre. Sólo esperemos que, como cada año, los jóvenes que ayer comenzaron su trayectoria universitaria y quienes la próxima semana ingresarán a nivel bachillerato, demuestren con creces que son dignos de haberse ganado un lugar, pues lo más difícil no es entrar sino salir.
Pregunta para el diablo
¿Dónde está el verdadero responsable?
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