Yalitza es una mujer bella. La que sin experiencia previa en la actuación ha logrado recibir premios internacionales y acaba de ser nominada como “Actriz Revelación” en los Premios Gotham por su trabajo en “Roma”. Película de Alfonso Cuarón.
La revista Time, la reconoce como “lo mejor del 2018”.
Yalitza tiene la piel morena. No es rubia. Como el prototipo cultural occidental de mujer bella. Uno al que la gran mayoría de las mexicanas quiere parecerse. Al menos verse como una “Kardashian”. Que no son rubias.
Yalitza es mexicana. De marcados rasgos indígenas. No parece europea. No lo es. Ese es el “pecado” de una talentosa mujer que ha realizado con éxito lo que muchas mexicanas luchan y peleana por lograr. Destacar en lo que hacen.
Logró un estrellato en el mundo del celuloide. Del cine. Ha estado ya al lado de artistas que quienes la han criticado admiran, porque son sajones. Güeros. Prototipos de lo que es política y étnicamente “aceptable”.
La envidia que ha despertado el éxito de Yalitza, demuestra lo discriminativo que puede ser el pueblo mexicano.
Creo que no es el “pueblo bueno” al que se refiere el próximo presidente de México. Porque si lo fuere que “amolada” para el “pueblo bueno”. Pero no. “No debe ser ése”. Creo.
El rechazo que ha sufrido ha sido inmediato.
Los comentarios despectivos son variados y van con toda la saña posible.
“La Chacha”. “La Mona”. “La India”. “La Prieta”.
Epítetos que a cualquiera que no fuera Yalitza ya la hubieran “reventado”. Todo por no parecerse a “Paulina Rubio”. Lo que tiene sus ventajas.
Yalitza es una “natural” de la actuación.
De 25 años nacida en Tlaxiaco, Oaxaca, sorprendió con su increíble desempeño en la película de Cuarón. Algo que quienes la han criticado no lograrán en toda su vida o en mil vidas. Mucho menos posarán para la revista “Vanity Fair”. O aparecerán vestidas de “Louis Vuitton” y “Prada”. (Esto sí debe de haber provocado arcadas en algunas).
Quienes le critican tal vez sí vistan de “marca”. Pero de marca “patito”. La que comprarían en los “tianguis” de la Ciudad de México.
Pero Yalitza, la india, la prieta, la chacha, como la llamaron, no solo usa la ropa de diseñador. También es modelo de las marcas mencionadas.
Y por si fuera poco ha actuado al lado de Emma Stone y Hugh Jackman. Quienes protagonizan el film de Cuarón.
¿Envidia, Rechazo, Discriminación?
“Matamos lo que envidiamos, lo que no toleramos, lo que es superior a nosotros. Lo que consideramos mejor. Matamos con las burlas, mentiras, con el bulling”.
Jordan Peterson.
La cultura mexicana es altamente discriminatoria. Igual que son las demás culturas. Pero la mexicana es un tanto diferente.
Es clasista, más que racista. Herencia que llevamos en el “ADN cultural” de nuestra idiosincrasia.
Conquistados los mexicas por españoles blancos que menospreciaban al pueblo conquistado y lo esclavizaron, los autóctonos mexicanos no queremos ser tratados como tales. Por eso señalamos, criticamos, despreciamos al indio, al naco. Que siempre es “la otra persona”.
Se crean en los mercados comerciales los modelos tipo “Polanco” y tipo “Iztapalapa”. Con sus consecuencias mercadológicas.
Grandes ventas y grandes fracasos comerciales, respectivamente.
La base de la discriminación y el racismo es un desprecio que la envidia refleja.
¿Un defecto del alma? No, un síndrome de la persona.
Cuando se aspira alto, a mejorar como Yalitza, se revelan las inecuaciones del presente y las promesas del futuro.
Entonces la gente se molesta en lo más profundo de su ser, de su alma.
Los hombres y mujeres que han criticado a Yalitza lo hacen porque se han molestado no solo con el éxito de la chica, sino con el fracaso que experimentan en sus propias vidas. Con sus inecuaciones. Con su respectivo presente y su futuro propio.
Yalizta es un tipo del Bíblico “Abel”. Sus detractores un tipo de “Caín”.
Yalitza vive el éxito por su esfuerzo. Por su talento.
Quienes le critican viven un infierno de envidia. Ahí El Meollo del Asunto.
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