Por: Daniel Valles.
El regreso a la normalidad tiene muchos puntos a considerar. El de salud sería el más importante, por supuesto. El que tiene que ser bueno. Pero cuando decimos que algo es bueno, entramos en los terrenos del relativismo, de lo filosófico y hasta de lo metafísico. Porque bueno, sólo describe la emoción al respecto de algo, en un momento dado.
Es entonces bueno que se regrese a lo que se ha dado en llamar, la “nueva normalidad”. ¿Qué tanto o qué significa esto realmente? ¿Cuáles son las intenciones, los intereses y los objetivos atrás de esta disposición del gobierno federal y los diferentes sectores de la sociedad?
Son preguntas que para un simple mortal como quien comenta, son difíciles de contestar a ciencia cierta. Sólo se puede recolectar información de aquí y de allá y con base en los contextos, las personas y la experiencia, sacar conclusiones.
Si nos preguntaran en una encuesta, ¿en México, qué se valora más la vida de las personas o la economía de las personas, o que la economía en general? ¿Cuál sería su respuesta?
De ella depende la calificación que le dé a la medida del gobierno de regresar a la “nueva normalidad”, a partir del próximo día 18 de mayo. Entonces, ¿la medida es buena o no es buena?
De acuerdo a lo anunciado por el presidente de la república y su equipo, La nueva normalidad en los sectores económico, social y laboral de México comenzará a desarrollarse a partir del próximo lunes 18 de mayo y constará de tres etapas en las que las medidas de higiene y sana distancia no deberán relajarse para evitar un rebrote del covid-19.
La primera etapa iniciará el 18 de mayo en los lugares donde no hay contagios de la enfermedad o éstos son muy bajos y los cuales se ubican en 269 municipios del país de acuerdo con un mapa difundido por la secretaria de economía, Graciela Márquez Colín al presentar el plan de reapertura económica en palacio nacional.
Es obvio que se está priorizando la economía en general. Ya vamos para dos meses de un paro casi total de las actividades productivas.
El confinamiento está causando estragos graves y aunque se diga que no somos neoliberales, nuestra economía está conectada con el mundo y los daños que sufrimos en nuestra planta productiva, afectan a otras naciones que sufren también en su economía.
La segunda etapa irá del 18 al 31 de mayo de este año y servirá para que las empresas trabajen en el diseño de protocolos que cuiden la salud de sus trabajadores, coloquen filtros de ingreso, reorganicen sus instalaciones para mantener sana distancia.
A partir del 1 de junio de este 2020, la tercera etapa hacia la nueva normalidad estará en marcha y funcionará a partir de un semáforo de cuatro colores para monitorear semanalmente el ritmo de la epidemia en cada punto del país.
Pero, siempre hay un pero. ¿Qué se está valorando aquí? ¿La vida o la economía?
Tenemos sectores en el país que están a favor, pero, requieren o piden que se aumente el número de pruebas de Covid-19 en la población. Si bien, hasta ahora la pandemia se dice que ha estado controlada por la autoridad, se tienen muchas dudas respecto a la veracidad de los datos que todos los días entregan a la opinión pública.
Desde el inicio de la pandemia en México se ha dicho que tenemos pocos infectados y pocas defunciones porque no se hacen prueba y porque la gente fallece por neumonía atípica o por “posible Covid”. Según consta en actas de defunción. Es decir, no se tiene confianza en los datos tampoco en las personas que ofrecen los datos.
El modelo “Centinela” que se usa o que se usó en México, ha sido cuestionado por los tres últimos secretarios de salud de las tres últimas administraciones. Además, se tienen experiencias como la de los terremotos del 85 y 2017, donde se sabe que se ocultó la verdad en cuanto a personas fallecidas.
México es el país miembro de la OCDE, que menos pruebas hace a la población. Sólo 0.2 por cada mil habitantes. De acuerdo a datos de la misma organización dados a conocer el pasado 22 de abril, por José Ángel Gurría, secretario general que fueron publicadas en la revista Forbes de ese mes. Islandia es el que más pruebas hace con 134 por cada mil habitantes.
La realidad es que los números que se presentan pueden estar muy lejos de una posible realidad. El mismo subsecretario de Salud, Dr. Hugo López Gatell, ha dicho apenas hace unas tres semanas que los contagios pueden ser ocho veces mayores de lo que muestran las cifras oficiales.
Hasta anoche, los infectados confirmados son 40 mil y muertos 4 mil 200. Ahora, multipliquemos por ocho. Pero, ¿y de los que no se sabe?
Alejandro Macías, infectólogo, excomisionado para la atención de la influenza en 2009 y actual integrante de la comisión de la UNAM para la atención del coronavirus, advierte:
“El regreso a la normalidad tiene aspectos positivos, como al menos se mencionó en el discurso, que se van a privilegiar la vida y la salud de las personas; sin embargo, me parece que es difícil que ya hayamos llegado a un pico. El riesgo de no hacer pruebas y querer volver a la normalidad es que haya brotes no sólo en la comunidad, sino en las propias industrias, como pasó en la de la carne en Estados Unidos”.
Regresaremos a la nueva normalidad. Nos urge a muchos, no a costa de nuestra vida o de la de nuestros seres queridos.
Amigos, la vida tiene un Origen; Significado; una Moral: un Destino.
La respuesta a cada uno de los postulados debe de corresponder y estar en completa concordancia con los otros tres.
Caso contrario, es un sistema carente de una base sólida para sostener la vida con sus axiomas y principios.
Al momento de escribir la presente entrega tengo que lamentar la muerte de uno amigo muy cercano, el de un conocido cercano y de un colega que está internado en el hospital del IMSS de Ciudad Juárez, donde su director dio positivo a Covid y el hecho lo negó por días el vocero médico del Gobierno del Estado de Chihuahua. Cuando los rumores eran de que sí estaba infectado.
Entonces, con el anuncio al regreso a “la nueva normalidad”, qué se pondera, la vida o la economía. ¿Qué respondes?
Ahí El Meollo del Asunto.
