Aunque no quieran, Puebla es parte de una estrategia ganadora del PRI en 2018.
Ante lo que asumen como inminentes derrotas ante Morena y otros opositores en la Ciudad de México, Veracruz, Nuevo León, Guanajuato y Jalisco, entidades con las más robustas listas electorales, el poblano es uno de los estados donde pueden conseguir votos importantes que les permitan sumar con el resto del país y repetir en la Presidencia de la República.
La reunión del jueves pasado de dirigentes poblanos priistas y presuntos aspirantes a la gubernatura, entre ellos senadores, legisladores y funcionarios federales, con Enrique Ochoa Reza, presidente nacional del Revolucionario Institucional, se dio en el marco de la construcción de un proyecto ganador que incluya a todos los grupos presentes.
Pero sobre todo fue un llamado personal a mover de inmediato la estructura y construir posibilidades de éxito para sumar y no perder a quienes aspiran a presidencias municipales y legisladores, que también son atraídos, desde ahora, por otras fuerzas políticas.
La supuesta sanción a Juan Carlos Lastiri Quirós quedó sólo en la suposición porque ni en los hechos ni en el discurso lo descalificaron por dos razones:
La primera, forma parte del proyecto presidencial del priista mejor evaluado en las encuestas, Miguel Ángel Osorio Chong, y está moviendo al partido, si a alguno de sus compañeros le disgusta como lo hace, que lo empiece a hacer por su lado porque ahora sólo así se construyen las candidaturas exitosas.
Eso de que quien se mueve no sale en la foto se murió con Fidel Velásquez, porqué hoy quien se agacha es quien queda fuera de toda posibilidad.
La reunión del dirigente nacional con los priistas empezó hora y media después de la hora que estuvo convocada, a las seis de la tarde.
Resaltó que el subsecretario de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano llegó después del dirigente nacional y si lo hizo fue por qué salió de Puebla con Rosario Robles, después de reuniones privadas donde se promueven acciones de gobierno y él utiliza la plataforma y se involucra con los sectores.
Hubo de todo como en botica, los políticos poblanos al fin ocuparon sus 5 minutos de fama para hablar ante Ochoa Reza.
Fueron en total 47 los que hicieron uso de la palabra y en todos prevaleció el criterio de ganar y para ello demandaron que los respalde la dirigencia nacional.
Unos están a favor de la consulta a la base, destacadamente los lastiristas y en contra y por los candidatos de unidad, el resto de aspirantes que lo menos que quieren es gastar.
En pocas palabras, todos desean respaldo político y dinero.
El poder es su obsesión, ese que les arrebataron hace seis años y desde entonces, como verdaderas plañideras: lloran por los rincones.
Ochoa Reza sabe que en la estrategia nacional no pueden perder estruendosamente en estados como Puebla y aunque pidió que muevan al partido, no dijo si respaldará la consulta a la base o la candidatura de unidad, lo que si anunció es que Luis Antonio Godina preparará un documento programático en treinta días, porque antes que el candidato tendrán proyecto de gobierno en Puebla.
Para endulzar los oídos de los priistas poblanos, Ochoa Reza les dijo que el presidente Peña Nieto no negociará nada que los perjudique:
“Que se acabe el mito de que en Puebla hay acuerdos bajo el agua. No hay acuerdos con Moreno Valle”, precisó Ochoa Reza, quien por cierto fue su compañero cuando ambos le cargaban los portafolios, como secretarios auxiliares, a Manuel Aguilera en la década de los 80 del siglo pasado. Rafael y Enrique entonces eran priistas.
El dirigente dejó en claro que habrá modificaciones a los estatutos del PRI ante la inminente asamblea nacional que se celebrará del 9 al 12 de agosto.
Abrirán más el partido a opciones ciudadanas no sólo para la Presidencia de la República, si quisieran lanzar a José Antonio Meade lo pueden hacer coaligados con otros partido, sino también para presidencias municipales, legisladores y gubernaturas, sus cuadros no son suficientes y ellos mismos lo saben.
Están seguros que si logran la unidad y buenas designaciones, no solo en la Presidencia y la gubernatura de Puebla, fundamentalmente en las juntas auxiliares y en las presidencias municipales podrán mover estructura y simpatizantes a su favor, no practicar la inclusión será un suicidio que matará todas sus aspiraciones.
Los ahí presentes no quedaron totalmente complacidos, pero ahora no podrán argumentar que su dirigencia nacional no lo escuchó.
Dijeron lo que quisieron y oyeron lo que es la posición de la cúpula nacional y se piensa en Los Pinos: tienen en Puebla una posibilidad, remota quizá, pero al fin oportunidad de conseguir votos, ganar y aportar para ser la primera minoría en las elecciones presidenciales de 2018.
Mantener Los Pinos es su prioridad y ese escenario pasa por Puebla, aunque algunos priistas no quieran.
Ser oposición, para muchos de esa clase política asistente al encuentro con Ochoa Reza, resultó más redituable económicamente el sexenio morenovallista.
Los priistas poblanos tienen trabajo intenso en los siguientes días, veremos si su vocación es el poder o levantar las migajas que les lanzan.
La pelota, ahora, está en su cancha.
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