Es tiempo de resultados más que de declaraciones de las autoridades ante los lamentables hechos criminales que hemos padecido en unos cuántos días los habitantes de la capital poblana.
Reflexionaba el miércoles en su cuenta de Twitter nuestro subdirector de El Sol de Puebla, Jorge Rodríguez:
“Algo anda mal cuando evalúas la información del día y resulta que las notas importantes son policiacas. Y peor si esto es recurrente #Puebla”.
Periodista experimentado, forjado por años de trabajo en la mesa de redacción, sabe de lo que habla y expresa una preocupación que es compartida por miles de poblanos que no estamos dispuestos a que la nuestra sea una ciudad o un estado dominado por la violencia criminal y sean recurrentes las amenazas cotidianas a nuestro patrimonio y ahora, incluso, a nuestras vidas.
La más reciente encuesta del INEGI sobre percepción de inseguridad, reveló que en la capital poblana 7.3 de cada 10 habitantes se siente amenazado de ser víctima de un delito.
Es similar a la media nacional y no estamos tan cerca de delegaciones de la Ciudad de México, municipios del Estado de México, Acapulco, Veracruz y ciudades fronterizas donde más de 9 de cada 10 habitantes perciben una inseguridad permanente.
El lunes un comando armado asaltó en pleno Centro de la ciudad, 2 poniente y 13 norte, una unidad de la línea 3 de transporte público; el martes por la noche robaron y detonaron sus armas una joyería del centro comercial El Triángulo, donde concurren cotidianamente miles de jóvenes.
El miércoles un cuentahabiente de un banco fue asesinado por la espalda al resistirse a un atraco en Camino Real a Cholula y la Cañada, más tarde y disparando sus armas se llevaron un cuantioso botín del Coppel de la zona del parque industrial Puebla 2000; ayer jueves una banda armada asaltó el Banamex de la colonia Humboldt y también despojó de sus pertenencias a los clientes de la fila, horas después un asaltante fue abatido por la policía en Xanenetla cuando intentaba con su pandilla cometer el robo de una unidad llena de teléfonos celulares, hubo una balacera y perdió la vida.
Apenas un breve recuento de lo destacado en unos días, hechos que abonan a la percepción negativa que crece entre los poblanos en cuanto al tema de inseguridad.
Los índices delictivos oficiales pueden reportar datos menores a la media nacional pero la frecuencia de estos hechos no ayuda en nada a las explicaciones de las distintas autoridades.
Nadie quiere un policía detrás de cada ciudadano, el reclamo es por un ambiente de confianza y tranquilidad que les permita a los habitantes del estado salir a cualquier hora del día a trabajar, a hacer deporte, ir a la escuela o divertirse, sin el temor de sufrir un asalto que además ponga en riesgo su vida.
Hay versiones ciudadanas, que por distintos motivos no son denunciadas ante la Fiscalía General, de que hay asaltos en colonias populares, a la sombra de la madrugada les arrebatan a trabajadores y estudiantes sus teléfonos celulares y los pocos pesos que llevan para ir a trabajar o a la escuela. En distintas colonias del sur es frecuente que ocurran los atracos a lo largo de la semana o del día.
En el transporte público, a pesar del esfuerzo de los policías encubiertos, las bandas siguen haciendo de las suyas y los atracos son contra personas de clase media baja y baja que usan las distintas rutas que cruzan la ciudad. El beneficio de los ladrones es mínimo, pero deben actuar así varias ocasiones al día.
No hay que decir mucho del robo de autopartes y de automóviles y camionetas en cruceros concurridos, todos hemos escuchado a una víctima o lo hemos sido más de una vez.
Por supuesto que ello no justifica ninguna acción social de venganza que se encubre como justiciera, pero es un delito.
Las agresiones e intentos de linchamiento contra presuntos culpables se entienden como respuesta de una sociedad que no confía en sus autoridades y hace justicia por su propia mano, pero incurren en delitos que deben ser castigados, y hasta ahora son contados los detenidos por este motivo.
Los poblanos no merecemos vivir en un clima de inseguridad, por eso la exigencia a las autoridades de que actúen y sancionen con todo el peso de la ley a quienes alteran la paz social.
No podemos ni debemos acostumbrarnos a la violencia.
Puebla demanda ser un estado y una ciudad seguros.
Urgen acciones inmediatas de la autoridad, ese su trabajo y su compromiso.
De las anécdotas que se cuentan
En el próximo gabinete dominarán las mujeres.
Esa es la intención y en lo que trabaja el gobernador electo de Puebla, Tony Gali.
Ha explicado que pretende que por lo menos la mitad de los puestos del gabinete sean ocupados por ellas.
La integración del gabinete es un ejercicio y un derecho de quien rendirá protesta el próximo uno de febrero como Gobernador Constitucional.
No tiene prisa y revisa a detalle todos los aspectos.
Para aquellos que esperaban un adelanto en noviembre o diciembre, tendrán que esperar a enero próximo para conocer a los futuros funcionarios, mujeres y hombres, que integrarán el gobierno de Tony Gali.
Hay quienes, más con mala fe que con inquietudes sanas de saber, preguntan por qué el gobernador electo no ha estado presente en los dos últimos actos que ha encabezado el Presidente Enrique Peña Nieto: la inauguración del segundo piso de la Autopista México-Puebla y su ponencia en la Cumbre de Hombres de Negocios.
La razón es una sola, respeta los espacios y los tiempos del mandatario Rafael Moreno Valle, quien dejará la gubernatura de Puebla el último día de enero próximo.
Tony Gali cumple cabalmente con el axioma de urbanidad política: forma es fondo.
Nada antes ni después, todo en su tiempo.
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