Una orquesta de músicos afina sus instrumentos, entra una requinto y Paul McCartney grita: “It was twenty years ago today…” Era el 1 de junio de 1967, también jueves, cuando el álbum más emblemático de The Beatles, y quizás de la historia del rock, fue lanzado directamente a los cuernos de la luna; entonces, la historia de la música cambió. Sólo trece canciones y cada una con su peculiar trama, una tras otra apenas ligada en la postproducción por un leve silencio, lo que antes eran surcos en los acetatos.
El disco y un servidor somos contemporáneos, pero sólo en mí pasó el tiempo. Tuve la dicha de comprarlo a mis doce años y lo conservo a la fecha. Al verlo me entra la nostalgia, porque con él comencé a cantar las canciones en un idioma que no sabía y que me decidí aprender. También me trae recuerdos de sus anécdotas, leyendas y cómo era la vida en esa lejana época. Me quedo con She´s leaving home.
La psicodelia en pleno reunía en una portada a lo más representativo de la cultura pop mundial, en la que supuestamente Germán Valdez Tin Tan rehusó aparecer, porque un grupo de rock no era bien visto por las buenas conciencias que regían en el México de mediados de los sesenta del siglo pasado y le podía pasar factura a su fama.
Entonces la gente era aún más santurrona y aunque el PRI nunca se ha declarado de derecha, sí se ha reconciliado con la parte moral que sataniza lo “moralmente incorrecto”. En su caso no sólo los Beatles fueron estigmatizados, si no todo el rock o cualquier cosa que pudiera gustar a los jóvenes. Sólo recordemos que fue hasta 1989 que los conciertos masivos tuvieron cabida en nuestra nación por el peligro que representaban.
En la última canción del álbum —para muchos la mejor—, A day in the life, Lennon nos receta una historia envuelta entre el alucine y la tragedia. En esa época pocas personas en México podían presumir que sabían inglés, así que pudo pasar la censura por la referencia a las drogas y a la muerte violenta de alguien. De haberlo sabido quizás, como estaban las cosas, hasta se hubiera prohibido emitirla en la radio. Y es que entre la Iglesia y el férreo control gubernamental nos guiaban hacia el buen comportamiento, según ellos. Por cierto, un par de días antes, se había publicado la obra cumbre de la literatura hispanoamericana contemporánea: Cien años de Soledad. Qué mezcla para recordarnos que tenemos que traspasar al siguiente nivel.
La música ha evolucionado en cinco décadas, pero el Sargento Pimienta —como se le traduce—sigue vigente; en cambio, nuestra humilde y paupérrima nación continúa la misma línea, con los gobiernos de un solo partido y su hegemonía amenazante; aunque ahora hay más consciencia política, no es suficiente para garantizar una alternancia verdaderamente democrática. Larga vida a ese álbum, corta para el totalitarismo.
Pregunta para el diablo
¿A qué niveles llegó la corrupción en México hace medio siglo?
