En los años setenta del siglo pasado, la Liga Comunista 23 de Septiembre tuvo en vilo a una parte de México. En la parte más dura de los gobiernos priístas, militantes de dicha agrupación decidieron usar estrategias de golpe severo hacia los representantes del “voraz capitalismo” para financiar su movimiento; ejemplo de ello fue asaltar bancos y secuestrar empresarios, entre otras medidas extremas. Ese simple hecho le valió la antipatía popular, lo cual debería ser lo primero que un activista tendría que buscar.

En el viejo manual de la guerrilla urbana, usado durante la Revolución Cubana, se enlista una serie de sugerencias para “dañar al Estado”. En México los opositores extremistas de siempre adoptan esas actividades para hacerse de recursos y moverse: secuestro de autobuses y camiones repartidores, bloqueo a centros comerciales y autopistas. El resultado es el mismo que los viejos guerrilleros obtuvieron: el rechazo general.

El aumento inaceptable en el precio de la gasolina agitó el avispero y dio un motivo a los fundamentalistas para resurgir, incluso hablan ya de una revolución. Si bien es cierto la gente está harta de la corrupción y dispendio con que el gobierno de Enrique Peña Nieto se ha conducido, está comprobado históricamente que dichas estrategias no traen nada bueno.

Por medio de sistemas de mensajería se llama a un paro nacional, toma y quema de gasolinerías e incluso saqueo de centros comerciales como WalMart como forma de protesta por el incremento al combustible, muchos con argumentos e imágenes falsas. Muchos ni siquiera se informan de que esta última empresa es la única que se ha opuesto a los lineamientos que dicta Donald Trump aún sin ser presidente, y que da empleo a miles de mexicanos.

Lo que en realidad ha ocasionado dicho activismo este año nuevo ha sido temor e incertidumbre. Mucha gente de por sí no sale de su casa por miedo a ser asaltado, ahora no va a los centros comerciales ni de paseo por no quedarse varado en alguna autopista o verse en medio de una zacapela. Se ha reforzado el Estado de sitio en el que vivimos desde hace varios años por la inseguridad; entonces, nuevamente se demuestra que las soluciones que proponen los opositores resultan peor que el problema que tratan de combatir.

Por lo pronto, el principal grupo empresarial que aglutina a mil 800 expendios de combustible anunció un cierre por falta de garantías; si la semana final de diciembre era difícil conseguir gasolina en algunos estados por la táctica especulativa, ahora sí va en serio el desabasto. Naturalmente la gente no va a soportar las tácticas vetustas guerrilleras, pero quizás tampoco se oponga a ellas, porque recibe insultos o amenazas. La imaginación es poca para innovar en las formas de protesta que convenzan y unan a la población contra el mal gobierno.

Pregunta para el diablo

¿Quién es el verdadero ganador político del gasolinazo?

Imagen de: @LetraRojaMx