Columna: El Meollo del Asunto.

Por: Daniel Valles.

        Siendo diputado federal, el Lic. Carlos Angulo me dijo un día que lo entrevistaba en mi programa de televisión: “en el congreso, el problema es que nadie nos tenemos confianza. Ni entre los miembros de la misma bancada”.

La pregunta la hacía debido a todas las argucias, artimañas y los candados que se ponen entre todos, para poder legislar o nombrar a los integrantes de las comisiones que existen en las cámaras. La de senadores, la alta la de diputados, la baja.

El elemento confianza está ausente. Brilla por ello. Así, todos se están cuidando de todos. En los nombramientos, en quienes integran y encabezan comisiones. Es mucho lo que hay en juego. Dinero de la gente, tuyo y mío. El que manejan como si fuera de ellos. Y todo depende de quién o quiénes queden en cuál comisión. La repartición tiene que ver con los “amarres” que se hacen en los niveles copulares. Por eso los cuidan como los cuidan y por ello es que nadie quiere soltar.

Esto es así. El sistema en el que se han manejado por décadas está armado para ello y por ello. Un voto de más en una comisión o la falta del mismo significan millones de pesos que no se repartirán, pero también significa el que una agenda legislativa de un partido avance y otra se detenga. Pero igual, todo se reduce a dos cosas, dinero y poder. El sistema se conoce por: “cuates y cuotas”.

Ahora mismo los partidos han de nombrar desde Fiscal Anticorrupción, así como magistrados para las distintas salas de las que el SNA se compone. El presidente de la república ha enviado una lista de 18 magistrados. La que ha sido revisada “con lupa” por la bancada del PT en el senado. Encontrando que 10 de os propuestos han tenido relación partidista con el PAN, 6 de ellos y con el PRI, 4. Por lo que consideran que no califican para estar en la lista. ¿Qué temen? ¿Por qué no califican? Por lo mismo que un ministro de culto no califica. Creen que por el hecho de haber tenido relación con un partido, su criterio podría verse afectado por ello y no serían imparciales en sus juicios. ¿Pero, quién lo es? A la hora de decidir, todas las personas lo hacemos con base en nuestras creencias, nuestras ideologías. Con el sentido de justicia que cada quién hayamos concebido previamente. El que pude ser absoluto o relativo.

No se ha nombrado fiscal anticorrupción por parte de los senadores. Han faltado a su deber. No lo han hecho porque-seguramente-no se ponen de acuerdo en quién sería la persona encargada de que en un momento dado pudiera juzgarles a ellos y a ellas. No desean dejar en un enemigo o poco amigo la decisión de ejercer justicia sobre ellos mismos, o algún conocido cercano. No existe confianza en el sistema. Será porque son ellos mismo, los legisladores, quienes lo han establecido y lo conocen y por eso no confían. Entonces, cómo podremos confiar nosotros, simples mortales. Ahí El Meollo del Asunto.

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