La mentira es una forma de corrupción. Le dije a un compañero periodista corresponsal de la Jornada en Ciudad Juárez durante un programa de radio que recién hicimos. Mi interlocutor inmediata y categóricamente me dijo que no, que la mentira no era corrupción. Que era solo una distorsión de la verdad. 

Se dice que México vive una democracia que es “joven”. Esto  cuando se compara nuestro sistema con países de Europa, Canadá o EUA, que gozan de sistemas democráticos más “adelantados” en cuanto a la forma de votaciones, debates y participación ciudadana. Por el uso de herramientas como el referéndum y el plebiscito.

Entre los países felices del orbe, México ocupa el lugar 25, de acuerdo a un estudio que la ONU elaboró con motivo del Día Internacional de la Felicidad. El pasado 20 de marzo lo hizo público e informó sobre cuáles son los países "más felices" del mundo. “Liderando el ránking está Noruega, que le ha arrebato la primera posición a Dinamarca y ha subido del cuarto puesto del pasado año al primera. Obtiene una nota de 7,537 sobre 10”. Se lee en el comunicado.

Tener un buen nombre es tener una fuente de inagotable riqueza. Siendo periodista como lo soy, la confianza de mis lectores en lo que escribo depende de mi buen nombre. De hecho, toda la información que recibamos durante el día, su credibilidad dependerá de la fuente de procedencia. Por ello será guardada o desechada. El nombre dirá si la fuente es poco confiable o merece todo el crédito. El nombre nos dice todo. 

Un gobierno laico debería de trabajar toda la Semana Santa y no tomar pretextos pseudo religiosos para dejar de trabajar y ausentarse a sus labores. Pero no lo harán por varias razones. La primera; el Estado es laico. Las personas que laboran para el Estado no.

El gobernador Javier Corral ofreció el lunes 27 de marzo una conferencia de prensa. Ahí trató de justificar y explicar algunas cosas que han sido obvias. El asesinato de la periodista Miroslava Breach, el aumento de la violencia en el estado que gobierna y su “escapada” a Mazatlán.

Zacatelco, en Tlaxcala, es tal vez la capital nacional de la Trata de personas. Materialmente son cientos de niñas y niños que son puestos “al talón”. Como se decía antes. Son “padroteados”.

La figura de Don Benito Juárez es universal, es mexicana y es inmortal. Don Benito y todo el grupo de “liberales” mexicanos del SXIX, cambiaron a México para siempre. Cortaron-entonces-de raíz males que aquejaban a todos los mexicanos. Expidieron una constitución que marcó el derrotero de un país que con la Reforma, iniciaba realmente su independencia como nación. Mas, pareciera que lo logrado por Juárez y sus compañeros los Reformadores, debería retomarse en su espíritu más puro, más completo, más genuino. Ya que hoy está falta o carente de significado y en hechos. Sólo quienes no tengan una idea clara de lo que creían, de lo que perseguían y quiénes eran los Reformadores, no entenderán quién era el que les inspiraba. Que se revelaba ante la más odiosa y perversa idea, la de esclavizar conciencias, la de refrenar las ideas.

Una persona sale de su casa temprano en la mañana y olvida su celular. Maneja unos cuantos kilómetros, llega a un semáforo que marca alto, está en rojo. Sabe que estará un par de minutos ahí por lo que trata de sacar su teléfono inteligente del bolsillo de su camisa y entonces se da cuenta que no lo trae. Voltea a buscarlo al asiento del pasajero de la derecha. No lo ve ahí. Abre la guantera y tampoco. De pronto un sudor frío inunda su cuerpo. Una sensación de peligro, de vació y de miedo se apodera de él. ¿Dónde lo dejé? Piensa para sí. El tiempo se hace eterno hasta que recuerda lo dejó en la mesa que se encuentra en la salida de su casa. Por lo que regresa a buscarlo sin importar que llegará tarde. No resiste el sufrimiento que experimenta en su persona. Es más de lo que pude resistir. Además, no soportaría esperar hasta la hora de regresar por la tarde. Cientos de negocios, llamadas, mensajes y “guatsaps” podrían llegar y no enterarse. Es algo intolerable.