Nos pasa que no es tanto el miedo el que tenemos hacia el virus, no de el hacia nosotros, estamos equivocados, sabemos que aún con los cuidados que tenemos, nos podría pasar, nuestra angustia es la pérdida.
El miedo real de la pandemia, es que el virus del SARS-CoV-2 llegue a nuestra familia, a los abuelos quienes son la población más vulnerable, a nuestros tíos quien más de alguno está enfermo consecuencia de la edad, a nuestros padres, a los niños de la casa, sobrinos u alguna persona cercana lo cual, ya la vuelve especial.
La mujer embarazada teme por la salud de su bebé y por eso se cuida y extrema precauciones, porque lo quiere sano, quien sale a trabajar está consciente de que regresara a casa y estarán sus hijos, su esposa y debe protegerlos, los grandes amigos han tomado distancia y entonces se visitan menos de lo habitual .
Las estrategias de gobierno en México y el resto del mundo, claro que se cuestionan, es normal, porque no hay tiempo para experimentos. Sí colapso la página de registro para ser candidato a una vacuna en el país, fue por ese motivo, una segunda oportunidad podría tardar, lo que significa tiempo, lo que significa espera, lo que significa que podría no alcanzar para quienes son importantes en nuestra vida, por eso la frustración al no conseguir un turno, la desesperación y no se puede pedir paciencia, cuando está en juego tanto.
Nos adaptamos al teletrabajo, a la educación en línea, a entrar separados a realizar las compras del supermercado, al cubrebocas, a tomar distancia mientras hablamos, nos estamos acostumbrando al aislamiento, poniendo en pausa las reuniones con los primos, el baile y los reencuentros de generación.
Pero a lo que no estamos acostumbrados es a la pérdida, al sufrimiento, al dolor, nadie nos puede enseñar eso, porque no hay forma de hacerlo, nadie nos puede preparar para decir adiós, no en está circunstancia, no así, no ahora. Nos pasa que no es el miedo al virus el que tenemos, no de el hacia nosotros, es el miedo de que ese caprichoso virus es capaz de arrebatarnos lo que más queremos y dejarnos así, sin poder hacer nada.