No fue gratuita la manifestación pública de apoyo del diputado priista Víctor Manuel Giorgana a favor del secretario de Hacienda, José Antonio Meade, como candidato ciudadano del tricolor el martes pasado.
Giorgana no es un político improvisado, aunque le guste jugar al filo de la navaja.
Ahí está como ejemplo de que lee correctamente las oportunidades, cuando en enero de 2004, después del V Informe de su compadre Melquiades Morales declaró en una entrevista que él era un consumidor de los pasteles “Marinela”, en referencia directa a quien meses después fue designado candidato a gobernador y mandatario estatal, Mario Marín Torres.
Un hombre tan cercano al gobernador Morales no se iba a lanzar al vacío, lo mismo ocurrió el martes pasado, ya que es del primer círculo del coordinador de la fracción priista en la Cámara, César Camacho Quiroz, y éste parte del equipo del Presidente Enrique Peña Nieto.
Meade Kuribreña puede no ser el candidato presidencial pero está en la ruta y hoy por hoy es el más respaldado por quienes en el pasado ni siquiera lo tomaban en cuenta, por ser un político “ciudadano” y sin partido.
Abrieron los candados del PRI y a todos les cambió la vida.
Además de Giorgana, Meade tiene poblanos en su afecto.
Entre los priistas cuenta Jorge Estefam Chidiac, diputado federal y presidente estatal del PRI, y José Luis Flores Hernández, delegado de Nafin en Puebla, ambos compañeros de legislatura de su padre, este si priista, Dionisio Meade.
Entre los panistas guarda amistad y afecto con Rafael Moreno Valle, a quien no dudaría en invitar a una posición en su gabinete de llegar a Los Pinos, así formaría un gobierno de coalición, y Roberto Moya, desde los viejos tiempos de su juventud.
En torno a Ricardo Anaya Cortés, actualmente dirigente de Acción Nacional, y quien más se perfila para ser el candidato de ese partido tiene a dos poblanos cerca, muy cerca de él.
“El Tigre”, Humberto Aguilar Coronado, operador fiel y eficaz de Santiago Creel, el alter ego anayista, y el diputado federal Juan Pablo Piña Kurczain, quien actualmente atiende temas jurídicos personales de Anaya y del PAN.
Para el candidato presidencial del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Andrés Manuel López Obrador, la poblana más cercana a él es su esposa Beatriz Gutiérrez Müeller, y hay más empresarios que políticos poblanos en su afecto, por una razón: es pragmático y no le gusta deberle favores a nadie.
Empieza a construirse un grupo que designó como coordinadores regionales: el senador Luis Miguel Barbosa, los diputados federales Rodrigo Abdala y Alejandro Armenta Mier y Fernando Manzanilla Prieto, pero no necesariamente son sus amigos.
Por eso no hay compromisos ni deudas con ninguno de ellos, quien sea el candidato a gobernador lo será porque considerará que lo merece, no por las simpatías y la amistad.
Quien sí es su amigo personal, es Manuel Bartlett que lleva años cerca de López Obrador y opina aunque no necesariamente influya en sus decisiones y menos en torno a Puebla. Ambos cuidan las formas y el ex gobernador no se atreverá a promover a nadie.
Hay otros políticos en la carrera por la Presidencia, por ejemplo los delegados federales y Juan Carlos Lastiri que están prendidos a la esperanza de que sea nominado Miguel Ángel Osorio Chong, o los morenovallistas que están convencidos que Rafael él es el único panista que puede regresar a su partido a Los Pinos.
Todos tienen derecho y juegan sus cartas como saben y como entienden, pero poco a poco se empiezan a formar los equipos locales en torno a los precandidatos presidenciales.
Al final, nadie quiere quedar fuera de la foto.
De las anécdotas que se cuentan:
En su columna Ayuda de Memoria de Eje Central, Raymundo Rivapalacio escribió ayer una interesante colaboración que tituló “Los dueños del PAN”.
Detalla el origen y quienes mandan actualmente en el partido y como Ricardo Anaya es “un gerente” de esas familias y grupos con influencia real en Acción Nacional.
La parte que más nos interesa a los poblanos viene en el tercer tiempo, esto es lo que informa el enterado columnista:
“Para qué son buenos Jose y Rafa. En el PAN hay tres tipos de gritos, dos que coinciden y uno que es en silencio. Se desgañitan Margarita Zavala y Rafael Moreno Valle que exigen al líder del partido, Ricardo Anaya que decida si quiere ser presidente del PAN o su candidato presidencial, y que la selección del candidato sea abierta, fuera de la militancia del partido y de sus órganos políticos.
“No hay ley interna que obligue a Anaya a ceder en esas pretensiones, ni señal alguna que así lo haga, porque sería casi el equivalente de entregar la candidatura presidencial. Sus amos no lo permitirán. No han dicho sus intenciones y pretensiones, pero si se analizan las elecciones presidenciales de 2012 y por la gubernatura del estado de México este año, se pueden ver algunas claves del camino por donde van.
“En ambas contiendas, la candidata fue Josefina Vázquez Mota, que pertenece al núcleo de los amos en el PAN, y en ambas campañas no creció y fue, para efectos prácticos, la pieza de sacrificio para la negociación política del partido con el PRI. ¿Jugará Anaya ese mismo papel en 2018? Zavala, con sus protestas, no quiere que ese sea el destino del PAN en la contienda presidencial, mientras que Rafael Moreno Valle, también parte, aunque pequeña, del grupo que controla el partido, parece estar engañando con la verdad.
“Los números en las encuestas no le dan ahora y, fuera del gobierno de Puebla, que le quita exposición mediática y le reduce los recursos, no le darán en febrero, cuando decidirá si sigue o no en la contienda.
“Moreno Valle es el verdadero inventor de Anaya, a quien importó a Querétaro, donde era casi un don nadie, a ser funcionario, con él, en la Secretaría de Finanzas del gobierno priista de Melquiades Morales. Los observadores del PAN sostienen que el aparente pleito de Moreno Valle con su invento, es ídem, un invento, porque en el fondo lo que busca, como ya lo deslizó, es que su esposa Martha Erika Alonso sea la candidata al gobierno de Puebla en 2018.
“Para eso sí le alcanza lo que tiene. Jose y Rafa tienen, cada quien, sus intereses para 2018, donde no se atraviesan sino apoyan a Anaya, otro candidato funcional que bien podrían entregarle al presidente Enrique Peña Nieto a cambio de más poder donde le resulta más redituable: cámaras y gubernaturas. La Presidencia para el PRI, por ese pedazo del pastel. Peña Nieto, por supuesto, lo compraría”.
Saque usted sus propias conclusiones.
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