Andrés Manuel López Obrador, nuestro querido y nunca bien ponderado presidente de la república, asistió ayer a un evento con el empresariado del país.
Se trataba de la renovación del Consejo Coordinador Empresarial, Nacional. El CCE.
Cada estado de la república tiene su filial y agrupa en ella a las cámaras empresariales que existen a nivel local y por supuesto a nivel nacional.
Los empresarios han elegido a su igual regiomontano, Carlos Salazar Lomelín, como su nuevo presidente, en sustitución de Juan Pablo Castañón. Quien estuvo el período 2015-2019. Cuatro años.
Una reunión de este tipo con nuestro querido presidente es sin lugar a dudas de gran relevancia y de suma importancia.
Ahí estarían los capitales de las empresas más importantes del país. También muchos de los “fifís” y sobre todo de las “ternuritas” a las que López Obrador se refiere a diario.
La reunión estuvo de lo mejor. Tersa.
Por supuesto que los discursos deberían de estar “ad hoc” al evento y serían de los que por supuesto “encendieran incienso”.
El que debería ser mutuo. Y lo fue.
Carlos Salazar Lomelín hablaría de acuerdo a los tonos y colores que el primer mandatario tiene de moda. Ayuda a los pobres, el combate a la corrupción. Y agregó el suyo; la inversión.
El presidente entrante del CCE nacional levantó tres estandartes que el presidente vio con gusto. El que sonrió y mantuvo “guardado al ganso” famoso.
Carlos Salazar Lomelín, se compromete a tres cosas. Sólo que dos son imposibles de lograr. No únicamente por su naturaleza, sino por el tiempo en que lo ofrece y una, depende de muchos factores. ¿Cuáles son estos estandartes?
La erradicación de la pobreza extrema, así como la corrupción y la inversión empresarial, respectivamente.
Tenemos más de 50 millones de pobres. Al menos 30 en pobreza extrema.
¿Es posible generar las condiciones para que se generen empleos y la riqueza se genere de tal forma en que todos salgamos ganando?
En el sexenio de Don Andrés y el cuatrienio de Salazar no. Definitivamente no. Pero se pueden poner las bases. Eso sí, claro que sí.
CCE ofrece inversiones para que el PIB nacional aumente a un mínimo de 4% anual.
La proyección hecha por el gobierno federal no llegaría al 3%. Y para colmo ayer mismo, las expectativas de bancos como HSBC, bajan la proyección a 1.7% para el crecimiento de México en el año en curso.
Entonces estamos hablando de algo muy complicado que requiere más que un ganso que no se canse y empresarios que endulcen un discurso. Se requiere de acciones palpables, pragmáticas que vayan en un sentido diferente al que van actualmente.
De acuerdo a la OCDE, sólo en Educación se requiere una inversión equivalente al 6% anual del PIB y que ésta sea sostenida.
¿Para qué? Para que haya una transformación en la educación que reciban los jóvenes que serían capacitados para ingresar a la población económicamente activa.
Actualmente se invierte no más del 3%!
En el combate a la corrupción, bueno, se puede, claro que se puede,
A Singapur le tomó 50 años controlar su problema de corrupción. Hoy es el tercer país con menos corrupción. Con 82 puntos de 100 posibles en el IPC de Transparencia Internacional. Donde México es el país 138 de 180 países, con 28 puntos buenos.
La corrupción no se termina, sino sólo se controla.
Esto lo reafirma cualquier experto en la materia y es la premisa base desde donde el programa nacional pro integridad, avanza sin tranza se lanza para buscar una transformación de la sociedad mexicana en general. Donde realísticamente esperamos ver cambios en 20 años.
Pero erradicarla, bueno, eso nunca ha existido en toda la historia de la humanidad. Es entonces sólo un buen estandarte para levantar. Y con este son los tres a los que me refiero en mi comentario.
1.- Erradicación de la pobreza, 2.- de la corrupción y 3.- la inversión que aumente el PIB al 4% anual.
Carlos Salazar Lomelín, dijo en su terso discurso: “Hagamos historia! Nosotros le ayudamos, podemos movilizar a los sectores más organizados de la sociedad para lograr este objetivo…Seremos obsesivos en la inversión…el sector privado no busca ningún privilegio”.
A lo que nuestro querido presidente contestó: “Trato hecho para acabar con la pobreza y generar mayor inversión”.
Algo así como: “me canso ganso”. Para contestar el discurso y a los compromisos que planteó el recién nombrado líder del Consejo Coordinador Empresarial, Carlos Salazar Lomelín.
Ahora solo falta que ambos cumplan los discursos.
Y ahí es y ahí está, El Meollo del Asunto.
El Meollo del Asunto.
Por: Daniel Valles.