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Miércoles, 06 Abril 2016 14:38

El subterfugio de los 'expertos' derrotados

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Dos científicos mexicanos y tres anglosajones tuvieron que intervenir para disipar la cizaña que cuatro "expertos" centro-sudamericanos (y un español) sembraron en el basurero de Cocula. Sí, aunque se lea o se oiga feo, así fue. No es una interpretación personal, es una circunstancia real.

Gracias a Ricardo Torres, Mario Saldaña, John De Haan, Frederick Mowrer y James Quintiere, se esclareció el peritaje que los "hermanos latinos" enturbiaron durante más de un año.

El GIEI-Ayotzinapa llegó a México el 2 de marzo de 2015 y 395 días después (hasta el 1 de abril de 2016 cuando los versados en materia de fuego expusieron su conclusión del Tercer Peritaje) seguía sin ofrecer respuestas a las preguntas centrales de este caso: ¿qué pasó con los normalistas desaparecidos? Y si no fueron asesinados, ¿dónde están?

Nada de lo anterior fue resuelto porque los integrantes del GIEI se dedicaron exclusivamente a descalificar los informes de la PGR.

Informes basados no sólo en las confesiones de los sicarios detenidos, sino en el trabajo previo de más de 100 peritos en criminalística y en estudios del Instituto de Biología de la UNAM, avalados por forenses del Imperial College de Londres y la Oficina Forense de Norfolk.

Eso, sin contar los análisis de extracción de ADN mitocondrial realizados por el laboratorio de la Universidad de Innsbruck.

De acuerdo con el estudio de los científicos estadounidenses, ingleses y austriacos, en el basurero de Cocula, Guerrero, existió un evento de fuego controlado de grandes dimensiones donde al menos 17 personas adultas fueron quemadas.

Sin embargo, tanto el grupo de "expertos" de la CIDH como del EAAF (forenses argentinos) insistieron siempre en lo contrario. Nunca pudieron decirle a los mexicanos qué ocurrió la noche del 26 de septiembre en dicha zona pero ellos negaron toda versión propositiva. Con actitud acientífica, se empecinaron en una sola hipótesis y rechazaron cualquier otra que buscara desenmarañar la confusión sobre el paradero de los 43 ayotzinapenses.

¿Por qué los "expertos" centro-sudamericanos del GIEI enlodaron la investigación? ¿Por qué los provenientes de otras latitudes la solventaron en mes y medio? ¿Por qué los "expertos" de Guatemala, Colombia, Perú, Chile, Argentina y España asumieron, TODOS, la misma postura errónea? Bueno, si usted, atento lector, quiere saberlo, tendrá que leer este artículo ya publicado con antelación: http://www.realidad7.com/opinion/recuerdas-la-segregacion-antimexicana-de-2009

Y si quiere saber por qué la CIDH, organismo reclutador del GIEI-Ayotzinapa, se ha comportado de tal manera en México, tendrá que leer este otro: http://www.realidad7.com/opinion/cidh-camarilla-interamericana-defensora-de-homicidas

Quienes conforman al Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes, son abogados y psicólogos. Los forenses argentinos no están autorizados en balística ni en otras 23 ramas necesarias. El peruano José Torero emitió resoluciones partiendo de una visita de 20 minutos al basurero de Cocula, sin señalar metodología, 10 meses después de los hechos.

Y ahora que verdaderos especialistas exhiben la ineptitud y el dolo de los enviados por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a México, brota entre los centro-sudamericanos, un subterfugio común: "La PGR incumplió acuerdos establecidos". No dicen, sin embargo, "la PGR miente" porque las conclusiones no son de la Procuraduría General de la República sino de técnicos ajenos.

Y ahora que verdaderos especialistas contrarian la dogmática versión que pretende inculpar a militares por lo acontecido, el subterfugio de los "expertos" derrotados es tan pueril como exasperante: "La PGR nos hizo trampa". O PEOR AÚN: "La PGR no debió hacer público el Tercer Peritaje". ¡Diantres! Y todos pensábamos que el objetivo del GIEI era la transparencia, no la opacidad.

Lo cierto es que la CIDH y sus aliados hispano-centro-sudamericanos (Carlos Beristain, Claudia Paz y Paz, Alejandro Valencia, Ángela Buitrago y Francisco Cox) que ni siquiera en sus lugares de origen son bienvenidos luego de diversas tropelías cometidas, pensaron que en México podrían hacer lo mismo.

La CIDH, el GIEI y el EAAF se irán ridiculizados y evidenciados a nivel mundial, por ello su desesperación. El caso Ayotzinapa fue el Waterloo de la izquierda mexicana. México fue el Waterloo de la CIDH.

Se metieron con el país equivocado.

 

 

Imagen de: oronegro.mx

Amayrani Salazar

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