El presidente de la república, en su conferencia mañanera del miércoles 26 de diciembre, pide a los mexicanos que amen al prójimo. Un mensaje que suena más espiritual que político.
Para muchas personas esto podría ser un mensaje religioso. Para otras, espiritual. Son dos cosas diferentes.
El primero sería como rechazado por la clase política alegando un laicismo propio del SXX y el segundo, el espiritual, es un mensaje más aceptado, pero desconocido por la mayoría de la gente.
Se acepta lo espiritual, no lo abiertamente religioso. Sea católico, o evangélico. Ya que sí aceptan mensajes religiosos de otras religiones que les presentan como “modas” para la conducta. Y que por ignorancia desconocen que sean parte fundamental de una religión.
El mensaje de amar al prójimo es un mensaje que predican casi todas las religiones conocidas. Sus postulados o mandamientos lo incluirían.
Habrá alguna que diferencie “el prójimo”. No así en el concepto del amor. Pero vaya usted a saber. Ahora hay tantas nuevas religiones, como géneros de identidad emergen.
Estoy de acuerdo que recomendar amar al prójimo suena más convincente y tiene más sentido que aquello de dar “abrazos y no balazos”. Que sería lo mismo. Sin embargo.
El concepto actual del amor está tan desvirtuado y es tan desconocido que por lo mismo es difícil o casi imposible entender lo que el presidente estaría pidiendo de todos nosotros.
Dependiendo de con quién hable uno, encontraremos una definición distinta del amor.
¿Qué será lo que el presidente pide de nosotros? ¿Amor entre políticos? ¿Entre gente de los partidos políticos o las empresas? ¿Cómo se ama a los delincuentes, abusones y violadores asesinos? ¿Hay que amarles?
Preguntas retóricas que reclaman respuestas pragmáticas.
Aristóteles comparó al amor con el miedo. Algo que todos sabemos por igual. Decía: “los hombres malos obedecen desde el miedo, los buenos desde el amor”.
Jesucristo amaba a los pecadores. Fue modelo para nosotros de un estilo de vida concentrado en el amor a los pecadores y malvados.
Lo hizo para demostrarnos que se puede aceptar cabalmente al pecador y al malvado tal cual es. Sin por ello aprobar su maldad.
¿Acaso el presidente se refiere a esta enseñanza de Jesús de Nazareth?
Si fuera así entonces tendremos que aprender o recordar, enseñar y predicar el amor cristiano al prójimo. De no serlo, de nuevo surge la pregunta y ahora no retórica:
¿Qué quiere decir el presidente cuando nos pide amar al prójimo?
El republicanismo aristotélico identifica la virtud con el amor a la patria. Con la preferencia del interés público sobre el privado. Dedicación al Bien Común.
En expresión de Rosseau, es la conformidad de la voluntad particular del ciudadano a la voluntad general de la república.
"Dulce et decorum est pro patria mori".
Me temo que lo sabremos a cabalidad en cuanto esté lista la llamada Constitución Moral. La que el presidente siempre ha dicho que establecería en México si tuviere la oportunidad.
Bueno, pues ya la tiene.
En ella establece que habrá que cambiar la manera de pensar del mexicano. Es decir, una nueva corriente de pensamiento. La que implica una nueva moral y prevalece la verdad y el amor al prójimo.
Eso ha dicho siempre. Entonces ahora hay que ser más explícito al respecto. No basta con la recomendación. Como las que hacen los abuelos a sus nietos.
Para los compañeros de la prensa que cubren la fuente, así ha de haber “sonado”. También para los que escuchan las conferencias mañaneras y para millones de personas que votaron por él, pero que no lo conocen. Además agregó: "solo siendo buenos podemos ser felices". "Todos a portarnos bien".
¿Y qué le respndieron? ¡Sí presidente, a partir de ahora, todos a portarnos bien! Como en el kínder
Entonces, si esto es así, México ya cambió. Lo que también es una figura retórica. Por supuesto.
Para quien escribe, el que el presidente de México hable de amar al prójimo no es ni raro, ni extraño, ni suena a religión.
Los años que tengo siguiendo a Andrés Manuel como candidato me permiten entender ahora a mi presidente.
Pero no creo que la gente que está cerca de él lo entienda. Menos la que no le conoce. ¿Está equivocado? No lo creo.
Mas el “método” que el “mensajero” usa puede no ser el adecuado para que el “mensaje” llegue a cambiar una conciencia de las personas. La manera de pensar de la gente. De la que aún hoy roba, mata, destruye todo a su paso. La que sigue “portándose mal”.
La que entiende que amar o el amor tiene que ver con relaciones sexuales, con el amor a sí mismos. No con el Bien Común. Con la justicia social.
Entonces mucho menos se entiende el amor abnegado. El que es sin egoísmo. El que destruye la desconfianza en el corazón del ser humano.
Amor abnegado. El que además nos convierte en el hermano menor o en el mayor de la historia del Evangelio del Hijo Pródigo. Que nos lleva a amar al prójimo como en la historia en mención el padre ama a sus hijos. Lo que contiene, El Meollo del Asunto.
FIN DE AÑO.
Les deseo a todos un magnífico año 2019. Éxito a Realidad 7 y a mis lectores, agradezco sus atenciones.
Twitter: @elmeoyodlasunto
El Meollo del Asunto.
Por: Daniel Valles.