Martín Torres, un jefe de familia que apenas hace un año emigró del Distrito Federal a la ciudad de Querétaro en busca de un lugar más tranquilo, relata el calvario que vivió, luego de que el pasado 4 de febrero, su hija de 21 años sufrió una agresión sexual y tras la indiferencia de las autoridades, la joven decidió quitarse la vida.
Laura, la hija de Martín, trabajaba como encargada de un negocio de helados en la calle Corregidora del Centro Histórico de Querétaro.
Aquel 4 de febrero, un hombre al que solo conocía de vista porque también vendía en la misma calle perfumes y lociones, se ofreció a llevarla hasta la parada del autobús El Marqués donde todos los días la esperaba su papá.
Sin embargo, la joven fue llevada a una zona oscura cerca del aeropuerto viejo donde abusó sexualmente de ella.
Laura logró apuntar el número de la matrícula del vehículo de Jesús Eduardo G. M., quien incluso la llevó hasta donde se encontraría con su padre y se presentó como su novio.
-Hola señor, soy el novio de Laura.
Martín, quien esperó a su hija hasta casi la medianoche, quedó aún más desconcertado cuando Laura le contó lo que verdaderamente había pasado y juntos acudieron a denunciar la violación.
A pesar que Laura llevaba número de placa, nombre y teléfono de su agresor, un agente de la Policía Municipal de El Marqués, se llevó a la joven a unos pasos de su padre, y la intentó persuadir para que no denuncie, “porque les van a pedir mucho dinero”.
Laura fue transferida al Ministerio Público especializado en delitos sexuales, en Querétaro, pero se le pasó de un escritorio a otro durante toda la madrugada.
No le brindaron atención médica, ni psicológica, que en estos caso debe ser urgente.
Recibe trato denigrante, no toman dato de las denuncias, incluso, la agente del Ministerio Público apunta en el expediente a “probables responsables” por el delito de violación, cuando Laura solo denuncia a un sujeto.
Cinco días después de estos lamentables acontecimientos, Laura decide quitarse la vida tirándose de un puente peatonal.
Hoy a casi 5 meses de la agresión y muerte de Laura, no hay una orden de aprehensión en contra del agresor.
