Piezas que son parte de las raíces sonoras de la actual música tradicional y popular mexicana, de cuna europea y con coloraturas sefardíes y andalusíes, fueron degustadas por el público al escuchar y apreciar la ejecución de estos sonidos con réplicas de instrumentos de la época, en el concierto inaugural del XX Festival de Música Antigua (FMA).
La magnificencia del Templo de San Javier, en el Museo Nacional del Virreinato (MNV), arropó los melódicos ritmos emanados de la dotación instrumental y vocal que el ensamble jalisciense Volta. Música Antigua ofreció este sábado en la apertura del festín auditivo, con el concierto “Tradiciones y raíces de América”, el cual dio inicio al festival organizado por la Secretaría de Cultura, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Previamente, y con la presencia del edil de Tepotzotlán, Ángel Zuppa Núñez; de la directora de Exposiciones de la Coordinación Nacional de Museos y Exposiciones del INAH, Alejandra Barajas; de Cecilia Genel Velasco, directora del Museo Nacional de las Intervenciones, y de José Ramos Soriano, investigador de la Dirección de Estudios Históricos —ambos exdirectores del recinto museístico mexiquense—; así como del maestro Juan Manuel Lara, asesor musical del FMA, Mercedes Gómez Urquiza, titular del MNV, destacó el esfuerzo realizado para llegar a las primeras dos décadas de realización del festival.
Llevar a cabo, ininterrumpidamente, un festival de música antigua en 20 años no es fácil, indicó, luego de recordar que fue Miguel Fernández Félix el artífice de esta idea, la cual ha sido concretada por los subsecuentes directores del MNV, quienes han dado seguimiento al proyecto, “pues no es la participación de uno o de dos personas, sino de un grupo que continúa con esta misión”.
Sobre la temática del festival en esta edición: “La música en tiempos de Hernán Cortés”, Gómez Urquiza explicó que, a 500 años de la llegada de los españoles a territorio mexicano, se trata de un difícil e ineludible suceso en la historia nacional, el cual se debe analizar desde las herencias culturales resultantes, “este hecho no se festeja, pero hay que reflexionarlo”.
El asentamiento de los españoles en lo que fuera Mesoamérica, agregó, dio origen al mestizaje, a diferencia de lo ocurrido al norte de los nuevos territorios, donde los colonizadores aniquilaron a las tribus.
“Fue violento el encuentro de ambas culturas, sin embargo, dio origen al virreinato, época histórica en la que se enmarca este reconocido conjunto arquitectónico edificado por los jesuitas, inaugurado por el INAH como sede del Museo Nacional del Virreinato, el 19 de septiembre de 1964”, resaltó.
Para entender buena parte de la música tradicional de México, el grupo Volta interpretó piezas que estaban de “moda” en España durante la época en la que América fue descubierta, conquistada y colonizada. Los melancólicos acordes emanados de la flauta dulce y de la guitarra española, dieron inicio a esta fiesta sonora con Danza, pieza del siglo XX, de Antonio Ruiz Pipó.
De las cantigas (composición poética medieval para ser cantada) que Alfonso X de Castilla, “El Sabio”, creo en honor a santa María, la agrupación tapatía interpretó la número 34: Gran dereit' é que fill' o demo por escarmento, la cual narra, en gallego-portugués, el castigo dado a un judío tras robar una imagen de dicha beata; las excelsas sonoridades de la viola da gamba, en esta obra del siglo XIII, cautivaron a los asistentes.
A continuación, se ejecutó una versión fresca de un clásico del folclor nacional: La llorona, la cual mostró la evolución sonora de esta pieza, cuya música data del virreinato, de acuerdo con Rigoberto Rico, director del ensamble.
Le siguieron Hei De Amar-te, modinha (uno de los primeros géneros de música popular brasileña), anónima del siglo XVIII, que le canta al desamor o al amor imposible; destacaron las voces de la soprano Angélica Cortez y la del tenor Mauricio Ortega.
Enseguida, vino la danza Ungaresca, del músico y compositor italiano Giorgio Mainerio, obra del siglo XVI, en la cual resaltaron los peculiares sonidos del cromorno. Prosiguió otra modinha de la centuria XVIII: Busco a Campiña Serena, de Cândido Ignácio da Silva.
La música sefardí se hizo presente con la pieza anónima del siglo XVI, titulada Una pastora, que dio pie a la llegada de Ausente del alma, de Rafael Antonio Castellanos, uno de los tesoros musicales más importantes de la Catedral de Guatemala, cuya antigüedad se remonta a la primera mitad de esa misma centuria.
Completaron el repertorio Caima, Iyai Jesus o Dulcissime Iesu, arias de los cantos chiquitanos (Bolivia), letanías solemnes de influencia jesuítica, del siglo XVII, donde los chelos y la tesitura grave del tenor conmovieron al público. Después fueron interpretados Los impossibles (Santiago de Murcia, Códice Saldívar N°4), y La lloroncita, son tradicional del siglo XVIII, en el cual se pudo apreciar la progresión sonora del son jarocho, desde las europeas gallardas, pasacalles y fandangos, a los ritmos africanos e indígenas fusionados para dar vida al género que le da identidad a la música del Sotavento.
El concierto concluyó con una versión “progresiva” de La Bruja, pieza tradicional mexicana.
Rigoberto Rubio, director del ensamble Volta. Música Antigua, explicó que el programa ofrecido forma parte de su nuevo disco, el cual refleja la música mexicana e incluye la de varios países de Latinoamérica, así como la influencia de España durante el virreinato.
El ensamble surgió en 1986, inicialmente como un cuarteto de flautas dulces integrado por niños, entre ellos su actual director. Ahora, con 33 años de trayectoria, la variedad instrumental es una de sus características, al incluir viola da gamba, de arco, zanfona, laúd, dulcimer, entre otros.
Está conformado por Jorge Ortega, percusiones; Luis Javier Ochoa, dulcimer, laúd y guitarra; Felipe Díaz, guitarra y jarana; Mauricio Ortega, tenor; Angélica Cortez, soprano; Erika Hernández, viola y chelo; Carmen Franco, vielle y violín; Violeta Facio, flautas dulces (de pico); y Rigoberto Rubio, flautas dulces, zanfona y cromorno.
Los conciertos de la FMA se celebran los sábados y domingo, hasta el 27 de octubre, en el Templo de San Francisco Javier y en la Plaza de la Cruz.
Con información de INAH