Los estudios epigráficos realizados en una década sobre los monumentos grabados de la antigua ciudad maya de Cobá, han permitido identificar a 14 de sus gobernantes y, asimismo, conocer la interacción que este sitio ubicado en el noreste de la península de Yucatán, en Quintana Roo, mantuvo con otras urbes de esta civilización, incluso del Petén guatemalteco, se dio conocer en el primer de día de conferencias de la VIII Mesa Redonda de Palenque.
En el encuentro organizado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y que convoca por cuatro días a destacados mayistas, el doctor Octavio Esparza Olguín comentó que los trabajos del Proyecto Arqueológico Cobá, sumado a las lecturas realizadas por otros epigrafistas como Sven Gronemeyer, David Stuart, Daniel Graña-Behrens y Stanley Guenter, han permitido asociar la cronología de Cobá, desde fines del siglo V al VIII (780 d.C.), a un determinado kalomté o señor supremo.
El investigador del Centro de Estudios Mayas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) señaló que los cartuchos jeroglíficos de las estelas no siempre se encuentran en un estado de conservación que permita su lectura, de ahí que en algunos casos sólo se obtienen títulos asociados a los gobernantes, o la presencia de elementos representativos del poder como el cetro maniquí, y no necesariamente su nombre.
La lista de señores supremos de la antigua Cobá, “El lugar de las aguas turbias”, estaría conformada hasta ahora por: Ju’npik Took’; ¿K’ahk Chitam?; Ux Man; …K’awiil; Yopat Taj… Nah; Ixik… Yopaat; K’ahk’… Yopaat; Kalo’mte’…; Gobernante A, Xaman K’awiil, y los gobernante B, C, D y E. De manera que los lapsos de sus respectivos gobiernos, cubren de 475 a 780 de nuestra era, entre los periodos Clásico Temprano y Clásico Tardío.
Destacó que también se ha podido asociar a algunos gobernantes con el plan constructivo de la ciudad, de manera que “actualmente sabemos que este primer grupo de gobernantes, cuatro o cinco de ellos, tuvo una participación importante en los proyectos arquitectónicos del Grupo Cobá, el más antiguo del sitio. A finales del periodo Clásico Temprano e inicios del Clásico Tardío, el espacio cívico ceremonial aumentaría con otros conjuntos, como el Grupo D y Makanxoc”.
Detalló que el Panel 7, localizado en 2004 en las inmediaciones de la principal cancha de juego de pelota, es el más extenso hallado hasta el momento en Cobá al componerse de 74 cartuchos y contener una doble serie inicial. Es en este monumento donde estaría señalado el inicio de la dinastía de la ciudad, justo alrededor de 500 d.C., hace más de milenio y medio.
Las inscripciones de las estelas 25 y 11, así como el Panel 19, han sido nuevamente revisadas y arrojan interesantes datos sobre las relaciones de Cobá con otras urbes. Además, en ellas aparecen representaciones de cautivos con los glifos emblema asociados a urbes del Petén guatemalteco, como Motul de San José (a orillas del Lago Petén Itzá) y a Uxul, en el sur del estado de Campeche.
Otros sitios y dinastías mayas referidos en los monumentos grabados de Cobá son: Ek’ Balam (Yucatán), El Naranjo y La Corona, ubicadas en el centro y Petén, de Guatemala, por citar algunos ejemplos. Aunque no se cuenta con referencias en textos, también debió tener una conexión con Chichen Itzá, pues ambas eran potencias regionales en el periodo Clásico Tardío-Terminal (600-1000 d.C.); y con Calakmul.
Desmienten fenómenos equinocciales en pirámides mayas
En el inicio de actividades de la Mesa Redonda de Palenque, los doctores Ivan Šprajc y Pedro Francisco Sánchez Nava, coordinador nacional de Arqueología del INAH, señalaron que con base en los estudios arqueoastronómicos emprendidos en 106 sitios del área maya, y de los que obtuvieron 305 orientaciones, es posible afirmar que la mayor parte de ellos guardan conexión con los cuartos de año, días que junto con los solsticios dividen el año en cuatro partes iguales.
A partir de los resultados hasta ahora obtenidos, Šprajc adelantó que en los edificios medidos, los patrones arquitectónicos son de carácter solar y su funcionalidad es indudablemente en el sentido este-oeste, es decir, que lo que observaban los mesoamericanos, en general, eran las salidas y puestas de sol.
“Pero también nos ha quedado claro que los fenómenos equinocciales son poco probables, difícilmente los pudieron haber registrado porque no lo indican los edificios. No hemos encontrado ningún patrón en las numerosas estructuras que hemos medido, que se refiera expresamente al equinoccio; lo que realmente medían los pueblos mesoamericanos eran los cuartos de año.
Señalaron que el “mito” del juego de luces y sombras en El Castillo de Chichén Itzá, durante el equinoccio de primavera, inició hace unas décadas con las publicaciones de Jean Jacques Rivard y Luis E. Arochi, señalando que este fenómeno fue conscientemente diseñado por los mayas, lo cual es falso. De ahí llamaron a divulgar esta información, como una medida de conservación ante la gran afluencia de visitantes a las zonas arqueológicas, durante el equinoccio.
Con información de: INAH
Imágen de: INAH