Cuatro meses después que la Fórmula 1 fuera suspendida de último momento, la competencia finalmente se pondrá en marcha este fin de semana en otro continente y en un mundo distinto al que esperaba el arranque del 2020.
El trazado de Spielberg en Austria no tendrá espectadores por razones obvias. La situación del coronavirus no permite aclarar cuántas carreras en definitiva se podrán disputar — y dónde.
Y ello no será lo único inusual. Los pilotos discuten aún si se arrodillarán en la parrilla previo a la carrera del domingo como gesto de solidaridad al movimiento Black Lives Matter. El campeón vigente Lewis Hamilton ha alzado la voz en respaldo al movimiento y competirá con un monoplaza Mercedes de color negro — en vez del color plata — como mensaje contra el racismo.
La truncada temporada abrirá con un par de carreras consecutivas en Austria, agregándose a un improvisado calendario. El campeonato iba a comenzar originalmente en la ciudad australiana de Melbourne, a casi 10.000 millas (16.000 kilómetros), pero fue el 13 de marzo cuando finalmente se canceló mientras la gente hacía largas filas para acceder a presenciar las prácticas.
Este es el esfuerzo por tratar de salvar la temporada con la disputa de ocho carreras en Europa a lo largo de 10 semanas, cerrando con el GP de Italia el 6 de septiembre. La F1 aún no define qué hacer con otros circuitos pospuestos, para así completar la temporada con entre 15 y 18 de las 22 válidas que se programaron.
También se disputarán dos carreras consecutivas en el circuito del Gran Premio de Gran Bretaña. Si la temporada continúa afuera de Europa, culminará con expediciones a Bahréin y Abu Dabi en diciembre.
Max Verstappen –Red Bull- está llamado a convertirse en la gran amenaza del dominio de Mercedes, que busca mantener la hegemonía del multicampeón Lewis Hamilton que quiere su séptimo título en la división. A su lado Valtteri Bottas –también de Mercedes- y Charles Leclerc –Ferrari-, alzan la mano por el campeonato.
Todo bajo estrictos protocolos sanitarios
Con el reinicio llega también una nueva normalidad. Todo el que ingrese a la pista, incluyendo un pequeño grupo de periodistas, tiene que someterse a pruebas de COVID-19 que den en negativo, con diagnósticos adicionales cada cinco días. Se ha prohibido que los integrantes de los equipos de la F1 departan con sus rivales — dentro o fuera de la pista — y la prensa no tendrá acceso al paddock.
Los pilotos comúnmente tienen que responder a una batería de preguntas en una abarrotada sala de prensa, pero ahora las conferencias fueron mediante enlaces de video y la preguntas fueron enviadas con anticipación.
Y, además, el circuito de Spielberg de 4,3 kilómetros (2,7 millas) estaba casi desierto. En un día de carrera, el sitio estaría repleto de tiendas de campañas, asados y decenas de fanáticos del automovilismo europeo.
We go again 👊
— Formula 1 (@F1) July 3, 2020
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