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Domingo, 14 Diciembre 2014 18:00

El Programa Especial de Acción Cultural impacta en el desarrollo de Michoacán: Eduardo Nivón

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En México se puede percibir un cambio de orientación en las políticas culturales para ir más allá del entretenimiento y estimular las redes sociales de cooperación en las comunidades, pero no hay que pensar en la cultura como la única herramienta que revierta los efectos que ha dejado la violencia en la sociedad, coincidieron en señalar Eduardo Nivón y Carmen Pérez Camacho, expertos en políticas culturales.

Lo anterior fue señalado con motivo del informe de avances del Programa Especial de Acción Cultural Michoacán 2014, que presentó el jueves 11 de diciembre Rafael Tovar y de Teresa, presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.

Ambos especialistas coincidieron que en Michoacán, con una gama amplia de acciones culturales, se observa que la población comienza a sentir cierto acompañamiento por parte del Estado, lo cual consiste en “un viraje en la orientación de la política cultural, lo que resulta en un acierto: de una visión orientada a actividades culturales dirigidas al tiempo libre, ahora la cultura es una estrategia para resarcir la violencia y crecer la paz”, señaló Eduardo Nivón.

El también doctor en antropología destacó en entrevista que desde José Vasconcelos, a principios del siglo XX, no se había considerado a la cultura como un inhibidor  de la violencia, a través de un programa de carácter de índole nacional. Éste es un elemento que valora; sin embargo, afirmó que si le preguntaran si la cultura es la llave para alcanzar un México en paz, respondería que “se trata sólo una de las llaves que están en un racimo y que deben ser usadas simultáneamente para reconstituir y fortalecer la confianza en el Estado; lo que se ha hecho en Michoacán, impacta en el desarrollo de su gente”.

Edurdo Nivón Bolán, profesor de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa, evoca la época de principios del siglo XX como una experiencia histórica en la que fue posible recomponer los límites. “Lo que dejó la Revolución Mexicana fueron muchas bandas criminales. Momento en que José Vasconcelos se cuestionó ¿cómo salir de la barbarie? y su respuesta fue por medio de la cultura. Hoy sabemos que no salimos de la barbarie solamente con la cultura”.

A su vez, Carmen Pérez Camacho, directora de C2 Cultura y Ciudadanía. Plataforma de Diseño e Investigación de Políticas Culturales A.C., consideró  que la cultura debe ser acompañada de un seguimiento, a mediano y largo plazos, de lo que ocurre en las comunidades, después de que se les han llevado actividades formativas como lo son la integración de orquestas, coros o compañías de teatro: “sólo así se puede medir, a largo plazo, el verdadero efecto de la experiencia cultural”.

Estimó que actualmente hay un giro positivo en la manera de hacer políticas culturales en México, y que se está apostando porque sea una cultura más cercana a lo humanitario. “Sí son acciones de arte, música y teatro, pero también se pretende reactivar redes, que la comunidad perciba su capacidad de organización y operación cuando llegan programas como éste. A eso creo que se está apostando y vale la pena considerarlo”.  

Carmen Pérez Camacho destacó la necesidad de evaluar permanentemente el efecto de las acciones culturales en la inhibición de la violencia. “Que todo programa cultural cuente con un seguimiento y medición”, dijo.

Y es que para la especialista, bien vale la pena hacer un seguimiento y mirar, en el curso del tiempo, cómo se trabajará con las personas que ya han pasado por un proceso de violencia y que con actividades culturales se logran otras oportunidades de desarrollo. “Existen componentes de este tipo y eso habla de una política cultural de inclusión”.

El Programa Especial de Acción Cultural Michoacán 2014 ha realizado una inversión total que supera los 200 millones de pesos, logrando más de mil acciones en 10 regiones y 113 municipios del estado y, ha contado con la participación de 19 dependencias e instancias del Conaculta. 

En este marco, la especialista asegura que “constituye una propuesta de política pública que promueve, por una parte, acciones que facilitan el acceso, la formación y promoción de diversas manifestaciones artísticas, y por la otra, conlleva impactos vinculados con el desarrollo social, comunitario e individual en contexto de alta vulnerabilidad. Esto último, ya se puede observar en el programa, pues se ha demostrado que las acciones culturales desarrolladas han fomentado, por una parte, la convivencia y reconocimiento mutuo entre ciudadanos, al organizarse los vecinos con los beneficiarios directos, sus familias y, las autoridades locales contribuyen a la cohesión social que se ha fragmentado debido a problemas de migración o violencia”.

La académica destacó que “otro elemento que hemos observado en nuestras visitas a Michoacán es que la formación artística no sólo contribuye al desarrollo cultural también a la sensibilización del trabajo colectivo, sobre todo para el caso de los niños y niñas, a la re-significación de valores cívicos, tradicionales y de desarrollo humano como son la apreciación artística, la disciplina, la constancia, puntualidad, orgullo y pertenencia a la comunidad. Estos valores se vuelven un marco de contención para el diálogo intergeneracional, para la revaloración de la cultura local (músicas tradicionales, vestimenta, idiomas originarios, visiones del mundo), para la creación y reafirmación de significados como podría ser el orgullo de pertenencia al lugar, al grupo étnico, a su cultura y para formación de públicos y recuperación de espacios de la sociedad (plazas públicas, espacios deportivos, y otros muy presentes en la comunidad)

Cuando la especialista plantea que el modelo de política cultural apuesta a reconstruir redes sociales de cooperación se refiere no sólo a la capacidad de la comunidad para organizarse, sino también en lo económico con la creación de empleos culturales (contratación de profesores de diversos campos culturales o promotores culturales comunitarios), el fomento del trabajo creativo o la autogestión, como es la participación de diversos grupos culturales locales o comunitarios que están buscando formas autosustentables porque apuestan por la cultura para el bien común, concluyó.

 

 

Fuente de información: CONACULTA

Fuente de imagen: CONACULTA

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