El FC Barcelona cerró las cuentas oficiales de la temporada 2018-19 ingresando una cifra récord de 990 millones de euros, es decir 30 por encima de lo presupuestado, y un beneficio neto de 4.5 millones, el más bajo desde 2011 e inferior en casi 10 millones al que tuvo la campaña pasada, a pesar de aumentar en 76 los ingresos entre ambos cursos y, también, debido al inesperado aumento de los gastos, presupuestados en 929 millones pero que se dispararon hasta los 973.
El club catalán, que vive en beneficios por novena ocasión consecutiva, aumentó por sexto ejercicio sus ingresos y se acerca al objetivo de los mil millones marcado en el plan estratégico para 2021, sumando en sus cuentas oficiales un total de 192 millones de euros de beneficio desde 2011.
No obstante, el beneficio neto de la temporada cayó por tercera temporada consecutiva, tras cerrar el ejercicio 2016-17 con 18 millones de euros y con 13 el pasado, cuando en el presupuesto se habían proyectado 21 millones. Esta vez la cifra se ubico en 4.5 millones de euros, cuando el presupuesto presentado en octubre de 2018 lo cifró en 15.
El flujo de ingresos de la institución se ‘alivió’ con el empujón final en venta de futbolistas, presupuestado en 131 millones de euros y que se alcanzó en la última semana del mes de junio, previo al cierre de unas cuentas que sufrieron un frenazo en cuanto a los ingresos por patrocinios y marketing, que llegaron a los 356 millones y quedaron por debajo de lo esperado.
El Barça sabe de antemano que debe aumentar sus ingresos, de la misma forma que los procedentes del propio Camp Nou, teniendo en cuenta que la masa salarial, presupuestada en 680 millones de euros, consume casi el 69 por ciento del total de los ingresos.
En los objetivos más cercanos del club sigue destacándose la búsqueda de un patrocinador que ponga su apellido al estadio, por el que se busca un ingreso de al menos 300 millones de euros, y aporte en la remodelación del Camp Nou y todo el Espai Barça, que la misma institución, a través de su directivo responsable, Jordi Moix, admitió podría retrasarse hasta el año 2024.
