Cholula es un continuo de tres mil años de historia, ahí el patrimonio arqueológico y colonial son tan sólo componentes de un territorio vivo donde las dinámicas sociales siguen expresándose, por tanto es un caso paradigmático de lo que representa la preservación de un legado material e inmaterial inmerso en la presión del crecimiento urbano. Con el propósito de abordar este lugar ancestral desde la compleja realidad del siglo XXI, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) organizó la Mesa Redonda: Cholula. Patrimonio vivo.
En el Museo Nacional de Antropología diversos investigadores y autoridades de la institución, así como del Consejo Académico por la Integridad de Cholula y de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, establecieron diversos enfoques para comprender la situación actual del territorio cholulteca y las necesidades de sus habitantes en lo que respecta al fortalecimiento identitario ligado con el paisaje cultural.
En el encuentro se expuso que el INAH ha buscado incorporar una visión que no se reduzca al rescate o salvamento arqueológico, o incluso la puesta en valor de un sitio; sino poner en la mesa proyectos que incorporen una perspectiva antropológica en su más amplio sentido, como lo mandata la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos; así como la Ley Orgánica de la institución.
De este modo, el INAH informa, fundamenta y sustenta sus actos de autoridad basado en la investigación científica que desarrolla; el estudio y el análisis son los pilares que norman sus criterios, los cuales además no son fijos, dichos fundamentos —según sea el caso del patrimonio que se aborde— requieren de una revisión constante, se dijo en el acto al que asistieron integrantes del movimiento “Cholula Viva y Digna”.
El arqueólogo Antonio Huitrón, director de Operación de Sitios del INAH, abordó lo que implica hacer una arqueología de gestión, un ámbito que observa la interacción de diversos agentes sobre el patrimonio, desde su entorno físico, hasta el impacto que las relaciones entre comunidad, sociedad civil organizada, sector gubernamental e incluso empresarial, tienen sobre éste.
Poco más de 14 hectáreas constituyen las áreas abiertas al público de la Zona Arqueológica de Cholula, donde sobresale la Gran Pirámide o Tlachihualtépetl (“Cerro hecho a mano”, en náhuatl) cuyo volumen es de 400 metros por lado y 65 metros de altura. Sin embargo, el decreto presidencial de 1993 incluye otras 140 hectáreas que abarcan varias manzanas de algunos de los barrios que constituyen los municipios de San Pedro y San Andrés Cholula.
El crecimiento demográfico ha repercutido en que Cholula se halle cada vez más dentro del contexto metropolitano de las ciudades de Puebla y Tlaxcala, de ello da cuenta un estudio elaborado por los investigadores Bodil Andrade Frich y Benjamín Ortiz Espejel: Semiótica, educación y gestión ambiental, que expone la urbanización que Cholula ha experimentado en los últimos 30 años.
El trazo de la llamada “Recta de Cholula” que unió a la urbe con la ciudad de Puebla a partir de mediados de los años 70, contribuyó a la metropolitización de la región; no obstante las gráficas e imágenes satélites revelan que hasta 2002 la mancha urbana en torno a Cholula se mantuvo, y fue en los últimos 15 años cuando este proceso se aceleró.
Dicho proceso, anotó Huitrón, ha impactado la lógica del territorio Cholula, sobre todo en la parte noroeste y suroeste del polígono arqueológico. Esta transformación habla que Cholula es el “clásico” ejemplo del espacio público, de interacciones que le han dado una configuración particular, y que requiere un abordaje diferente para su adecuada conservación y protección.
“Esta idea de espacio público articula el concepto de historia al de identidad local, porque activa la defensa frente a los nuevos usos cotidianos y comerciales, porque construyen prácticas ciudadanas y dinámicas gestadas a partir de nuevas concepciones sobre lo público”, concluyó el director de Operación de Sitios del INAH.
Por su parte, el arqueólogo Raúl Barrera explicó la forma en que el Programa de Arqueología Urbana, surgido hace 25 años, opera en el Centro Histórico de la Ciudad para rescatar los restos del antiguo Recinto Sagrado de Tenochtitlan, en diálogo con particulares y el gobierno local.
En tanto, el historiador Francisco González-Hermosillo Adams dio cuenta de cómo pese a las transformaciones de cinco siglos, el actual territorio cholulteca puede mirarse en el espejo del Códice Cholula, que es hasta ahora la única fuente documental cuya información histórico-geográfica narra, con abigarrados pictogramas y textos en náhuatl, aspectos de la ciudad prehispánica, los acontecimientos que acompañaron a su conquista y la imposición local del nuevo orden español.
Información de: inah.gob
Imagen de: Foto Taller de Drones y Fotogrametría. DEA-INAH