Al celebrarse los 21 años de la apertura del área ceremonial de Xochitécatl, en el estado de Tlaxcala, autoridades del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) anunciaron que el sitio contará con un andador de casi un kilómetro de largo, lo que permitirá unirlo con el complejo arquitectónico de Cacaxtla, como era en el pasado.
El anuncio del paso peatonal se hizo durante el taller infantil que se realizó para conmemorar las más de dos décadas de la apertura del lugar. En la actividad participaron niños de las comunidades aledañas.
Yajaira Gómez García, subdirectora de la Zona Arqueológica Cacaxtla-Xochitécatl, explicó que el andador servirá para que los visitantes lo reconozcan como un solo sitio arqueológico y no como dos distintos, ya que son una misma ciudad habitada en dos momentos: el primero en el periodo Formativo (800 a.C. a 200 d.C.) y el segundo durante el Epiclásico (650 a 950 d.C.).
“En Xochitécatl se construyeron espacios monumentales para uso ceremonial-religioso, en donde se tiene evidencia de rituales de la fertilidad; en el área de Cacaxtla habitaba la élite: gobernantes y sacerdotes, quienes acudían ahí continuamente durante la segunda ocupación”.
El andador —que se construye con recursos del gobierno del estado de Tlaxcala—posibilitará a los visitantes recorrer estos espacios en aproximadamente dos horas. El acceso será por cualquiera de los dos sitios y con el pago de un solo boleto.
Yajaira Gómez abundó que con este paso peatonal se busca que las comunidades de los alrededores se acerquen más a la zona arqueológica para conocerla y cuidarla, porque es parte de su pasado.
Un primer paso hacia este objetivo es la impartición de talleres infantiles, como el realizado el pasado 28 de noviembre con motivo del 21 aniversario del sitio, en el que medio centenar de infantes de las comunidades aledañas de San José Atoyatenco, San Rafael Tenanyecac, San Miguel Xochitecatitla y Santiago Michac, pertenecientes al municipio de Nativitas, modelaron figurillas femeninas de barro para ofrendar a la pirámide de las flores, la más importante del centro ceremonial.
En la inauguración del taller, estuvo presente el director del Centro INAH Tlaxcala, Eduardo Emilio Velázquez Gallegos; el responsable del taller de modelado, Pedro Cuahuatzi Hernández; el presidente de la comunidad de San José Atoyatenco, Félix Torrez Quiroz; y de San Rafael Tenanyecac, Raúl Carrera Ruiz, y la directora de Cultura de Nativitas, Margarita Pérez.
Una vez que los niños modelaron y pintaron las figurillas, caminaron hasta el pie de la pirámide principal para ofrendarlas. Asimismo, depositaron racimos de flores en una pila de agua, que en el pasado fue utilizado para los rituales.
Las reproducciones elaboradas guardan gran similitud con las más de mil figurillas que se encontraron en 1992 en la gran plaza, y que representaban a la mujer en las distintas etapas de su vida.
La subdirectora señaló que Cacaxtla-Xochitécatl fue uno de los sitios más complejos en el Altiplano Central, durante el periodo Formativo (800 a.C.-200 d.C), porque ya contaba con una estructura ceremonial, a diferencia de otras aldeas que eran mucho más sencillas y que aún estaban apegadas a zonas con recursos naturales para subsistencia. “Aquí los recursos no estaban a la mano, pero había mucha gente que los traía de lejos”.
Xochitécatl fue un sitio estratégico, ya que desde ahí se podía viajar fácilmente al Golfo, Oaxaca y la Cuenca de México. Además tuvo dos ocupaciones marcadas por la erupción del volcán Popocatépetl: una durante el periodo Formativo entre los años 200 a.C. y 200 d.C. y la segunda de 600 a 950 d.C.
La arqueóloga Yajaira Gómez resaltó que en el año 200 de nuestra era, tras la explosión del volcán, la ciudad quedó abandonada, porque la gente se trasladó a espacios más seguros, como la región de La Malinche, y se distribuyeron en el valle; sin embargo, cuatro siglos después se volvió a dar una ocupación con grupos que llegaron del Golfo y que permanecieron entre los años 600 d.C. y 950 d.C., en el periodo Epiclásico.
Durante ese lapso, Xochitécatl fue un sitio ceremonial, con cuatro estructuras piramidales que hacen clara referencia al entorno natural. La pirámide en espiral representa al Popocatépetl; este edificio tuvo una doble ocupación, al igual que el de las flores, en que se veneraba a la mujer y representa al volcán de La Malinche. En tanto, la de la serpiente y el basamento de los volcanes fueron construidos durante la segunda ocupación.
La experta resaltó que la investigación en el sitio se remonta a los años 40 del siglo pasado, cuando el arqueólogo Pedro Armillas realizó el registro del yacimiento Cacaxtla y Xochitécatl; posteriormente, en los años 60, la Fundación Alemana para la Investigación Científica hizo un proyecto de antropología, arqueología y lingüística, y llevó a cabo un recorrido de superficie, con el que se le dio la fecha de ocupación, ubicándolo en el Formativo Temprano (1000 a.C.). Ese dato se mantuvo hasta los años 90, cuando la doctora Mari Carmen Serra Puche efectuó una excavación extensiva y proporcionó nuevas fechas de ocupación del sitio, cuya construcción inició en 700 a.C.
Ahí se realizaban ritos de fertilidad, como lo demuestran los entierros de mujeres e infantes encontrados en la pirámide de las flores, así como la gran cantidad de figurillas femeninas; muchas de ellas se exhiben actualmente en el museo de sitio.
“En la plaza se encontraron más de mil figurillas de barro que representan a la mujer en distintas facetas de su vida: recién nacidas, niñas, adultas, embarazadas, en parto y ancianas”.
La arqueóloga Yajaira Gómez indicó finalmente que se dará continuidad a proyectos de vinculación con las comunidades, como los talleres con los niños, aunque también buscarán atender a grupos de jóvenes de secundaria y preparatoria para que se involucren con la Zona Arqueológica Cacaxtla-Xochitécatl.