Las fragmentaciones del hábitat, a causa de la intervención del hombre, provocan que algunas poblaciones de mamíferos sufran modificaciones genéticas y se generen subpoblaciones o especies distintas a la original. Al ser diferentes no se entrecruzan y llegan incluso a desaparecer. Este podría ser el caso de los murciélagos.
En un estudio iniciado hace 10 años para conocer la diversidad cromosómica de los mamíferos pequeños del estado de Puebla, Rosa María González Monroy, académica de la Facultad de Ciencias Biológicas de la BUAP, concluyó que los quirópteros (murciélagos) presentan variaciones cromosómicas, principalmente en la zona sur de la entidad.
Los murciélagos son el segundo orden de mamíferos más abundante del planeta, tanto en diversidad como en el número de ejemplares. La mayor riqueza de estas especies se encuentra en América Latina. De mil 116 que existen en el mundo, en México hay alrededor de 139 especies, de las cuales 60 se encuentran en Puebla. Las condiciones topográficas de la Sierra Norte y la Mixteca poblana contribuyen a que sean áreas importantes para su distribución y riqueza.
Tras capturar algunos ejemplares y analizar su médula ósea para obtener el cariotipo y el patrón de bandas cromosómicas G y C, la investigadora adscrita al Laboratorio de Mastozoología encontró que en Xochitlán de Vicente Suárez -un municipio al norte del estado- los murciélagos machos tienen un número diploide de 30; mientras que en los estados de Veracruz y Morelos es de 31. Esto quiere decir que en dicha zona estos mamíferos presentan la reducción de un cromosoma, notificó González Monroy.
Además, en este trabajo de investigación se registró que en la zona sur de Puebla estos organismos presentan más variaciones genéticas, principalmente en Huehuetlán El Grande y Tepexi de Rodríguez.
Cualquier factor que afecte los complementos cromosómicos constituye un paso evolutivo de consideración, los cuales a veces conducen a las poblaciones hacia un aislamiento definitivo.
Una especie que tiene un número cromosómico de 30 y otra de 31 no se pueden entrecruzar. Solamente será posible entre individuos con el mismo número diploide. En consecuencia se generarán poblaciones aisladas, detalló la Integrante del Cuerpo Académico Biología de Grupos de Organismos.
La académica explicó que “si estas poblaciones aisladas tienen un número pequeño de individuos no subsistirán a cualquier cambio o variación; en caso contrario, si son de un tamaño adecuado van a sobrevivir como nuevas especies o subespecies”.
Para bien o para mal, estas variaciones genéticas intervienen en la diversidad de los quirópteros, los cuales más allá del estereotipo de un ser “chupa sangre” son mamíferos que brindan beneficios para el ecosistema y el ser humano. Al consumir toneladas de insectos son controladores de plagas, principalmente de mosquitos. Asimismo, contribuyen a la reforestación, ya que las semillas de frutos que tragan, como la guayaba, las dispersan en el medio ambiente durante su vuelo.
Rosa María González Monroy expuso que “si estos cambios están ocurriendo en los murciélagos, posiblemente le podrían suceder a cualquier otro organismo”. Por ello, tener el conocimiento de diversos seres vivos a nivel cromosómico permite estudiar las poblaciones con una distribución amplia e identificar re-arreglos genéticos a corto plazo.
En esta investigación participa además el doctor Jesús Martínez Vázquez, también académico de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Institución. Igualmente existe colaboración con investigadores de Hidalgo y la Ciudad de México.
Con informción de: BUAP