El presidente municipal de Cuernavaca, Cuauhtémoc Blanco Bravo, desechó la custodia militar otorgada a inicios de 2016 por la Secretaría de Gobernación, y buscó a una empresa privada que le dote de seguridad en su vida personal y como responsable del gobierno de la capital del estado.
En entrevista, Blanco reconoció que la custodia de diez militares y dos automóviles verdes siempre acompañándole, generaba problemas de movilidad, pero también una imagen negativa ante ciertos grupos sociales que no entienden la necesidad de que, como autoridades, permanezca custodiado, sobre todo después del homicidio de la alcaldesa de Temixco, Gisela Mota, el pasado dos de enero.
En enero pasado, Blanco recibió la instrucción de la Federación de que debía ser custodiado por personal militar para que su integridad no corriera riesgos. Dos días después, el gobernador de Morelos, Graco Ramírez Garrido Abreú, reveló que la custodia militar obedeció a que Blanco había recibido amenazas, aunque no aclaró de qué tipo y el ex futbolista tampoco abundó en el tema.
Blanco dijo estar agradecido con la secretaría de Gobernación y contento con los militares, y al mismo tiempo consideró que se hace mención exagerada del hecho, pues además él fue quien personalmente solicitó el regreso de las fuerzas castrenses a los cuarteles de donde se los habían enviado.