Cada vez son más las marcas de lencería que ofrecen productos adaptados a un nuevo nicho de consumidoras, aquellas que buscan comodidad sin renunciar a verse sexy. ¿Estamos ante el fin del reinado del “push up”?
Probablemente no, o al menos no de manera rotunda, pero lo que está claro es que algo está cambiando en el segmento de la moda más íntima. La lencería evoluciona como lo hace la historia, la mujer y la sociedad, así como los propios cánones.
La exposición Lingerie Française, que en los últimos años ha dado la vuelta al mundo, resumía a la perfección esta evolución, y es que si nos remontamos un poco en el tiempo se pueden rescatar momentos clave en esta industria. La Segunda Guerra Mundial, marcó un antes y un después, seduciendo y realzando el busto con rellenos engañosos. En los años 70, la lencería se vuelve transparente, mostrando cuerpo. En los 80 (tras la revolución sexual), se diversifica y todo está permitido, llegando a los años 90 donde los “push up” se coronan como uno de los mayores éxitos de la industria, “falseando” el busto de millones de mujeres alrededor el mundo.
Pero parece que ha llegado el momento de la completa liberación. Aparentemente muchas mujeres prefieren que estas prendas sean lo más confortables posible. Fuera rellenos, aros, apreturas inoportunas, complementos incómodos y bienvenida la sencillez en estado puro y las prendas ultra cómoda.
Con información de: adelamicha
Imagen de: archivo internet