Sábado, 20 Abril 2024
Martes, 18 Agosto 2015 18:54

Yo confieso... soy pecadora, soy corredora

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 Hola hermosas y locas corredoras:

 Cuantas cosas no podemos seguir escribiendo en nuestros Diarios de Corredoras, y en el de Estrellita Pronadora existe otra; Cada día que va pasando dentro del Running se da una cuenta que esto bien podría ser una religión, obviamente guardando la justa dimensión.

 -¿Por qué?- Porque lo amas, vives, lloras, sufres, sientes paz, tranquilidad y mil cosas más.

 Por eso entonces como toda religión, se podría decir que correr también tiene su lado oscuro que guardamos en lo más profundo, algo a lo que llamo:

 -Los 7 Kilómetros Capitales-

 Cundo vas en los últimos kilómetroscon el dolor abrazado a tus piernas, tu mente loca empieza a alucinar lo que vas a comer como premio después de esa difícil carrera, y es donde tu escultural cuerpo ya de corredora no te pide, sino te exige grasa y hasta comida chatarra con su respectiva soda en lata, llegado ese mundano momento en que te dispones a comer, te permites lo que sea sin reservas,todo aquello que te privaste mucho tiempo atrás, una o hasta dos hamburguesasque acompañas consus respectivas cervezas, lo haces con tanta GULA… que ahí sólo puedes decir:

 -Yo confieso que soy pecadora… y no me importa porque soy corredora-

 Y después de todo ese esfuerzo que llevó al límite el corazón, de estar tanto tiempo envuelta en una rutina, quedas tan harta, incluso hasta con una especie de resaca, que sólo de pensar volver a correr un fondo de hasta 10k, levantarse a las cinco de la mañana o incluso mantener tu paso normal de competencia, lo haces con tanta PEREZA… que ahí sólo puedes decir:

 -Yo confieso que soy pecadora… y no me importa porque soy corredora-

 La verdad es muy raro que existan chicos guapos disfrazados de corredor que también estén dotados de unas esculturales piernas, (es uno o es otro) pero cuando ambas bondades se llegan a reunir y miras uno así,llegas a pensar; -¡WOW! Este maniquí de qué tienda deportiva se escaparía- y ya no se diga cuando te lo topas corriendo de frente a ti, con aquel micro short y esos músculos de campeón, Ay Estrellita imaginando tantas cosas, lo haces con tanta LUJURIA… que ahí sólo puedes decir: 

-Yo confieso que soy pecadora… y no me importa porque soy corredora-

 Hay que pagar gastos de casa, impuestos y deudas, pero en el aparador de la tienda deportiva dice; -zapatillas para correr en rebaja, mallas, top y shorts 40% off-y es cuando piensas; -Ok sólo entraré a ver- pero te los pruebas y te ves como ninguna otra, y hasta empiezas a imaginar en qué carrera los usarás y con qué los combinarás, incluso las zapatillas no importa que tengas ya cinco pares más, cómo carajos dejar pasar esa oportunidad, y así compras y compras, lo haces con tanta AVARICIA… que ahí sólo puedes decir:

 -Yo confieso que soy pecadora… y no me importa porque soy corredora-

 Todo lo anterior muy probablemente elevará tu seguridad aún más de lo que ya está, y si esto va de la mano con unos tiempos que hasta rompen el viento e incluso si vas y vienes de correr en otro país, (incluso sin tener estos últimos dos) no hay nada ni nadie que impida que lo “compartas” en una red social, lo haces con tanta SOBERBIA… que ahí sólo puedes decir: 

-Yo confieso que soy pecadora… y no me importa porque soy corredora-

 O qué tal cuando te preparaste a conciencia y llegada la competencia aquella donde crees que obtendrás tu mejor récord personal, algo pasa;-el aire, el clima, la rodilla, la colina, el cansancio, el maldito cólico o lo que sea que fuera que te haga cruzar la meta mucho más del tiempo que esperabas lograr, es cuando haces el coraje de tu vida, lo haces con tanta IRA… que ahí sólo puedes decir:

 -Yo confieso que soy pecadora… y no me importa porque soy corredora-

 Y quizá un Kilómetro Capital te lleva a otro, por lo cual domingo después de la carrera, todo mundo poniéndonos al tanto de sus tiempos a través de una red social, fulanita postea que hizo nuevo récord personal, y llegas a pensar; -pero cómo si ni la has visto entrenar, si corres siempre más rápido que ella, de seguro hizo algo-(y en efecto se preparó mejor) porque así lo confirmaste cuando te metiste a ver su tiempo en la base de resultados, le acabas poniendo like, lo haces con tanta ENVIDIA… que ahí sólo puedes decir:

 -Yo confieso que soy pecadora… y no me importa porque soy corredora-

 ¡Caray! Se podría decir que las corredoras vivimos en pecado y nunca iremos al cielo.

 Pero quién quiere ir ahí, si corriendo podemos ir a donde nosotras queramos.

 

Estrellita Pronadora / Korridori Merino

 

Edgar Merino

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