Se habla mucho de la mejoría que debe tener el proceso educativo en nuestro país, desde la preparación de los futuros maestros, la actualización que algunos todavía se niegan a realizar con el pretexto de que ya tienen un título (en unos eso parece dudoso), adecuar planes y la inclusión de las nuevas tecnologías, hasta el sueño guajiro de instalaciones adecuadas, sobre todo en las zonas rurales.

La educación es un proceso tripartita: alumnos, docentes y padres tienen una asignación específica; si uno solo no hace el trabajo que le corresponde, el proceso queda incompleto y afecta incluso el desarrollo del resto de los otros actores.

Nos quejamos continuamente de la basura en las calles, la falta de valores, el maltrato animal, el trato hacia los demás y ni hablar de la violencia que vivimos, pero debemos pensar que si la escuela es piedra angular en la educación, la familia y sus enseñanzas son primordiales. Si no se educa con responsabilidad y amor en los hogares mexicanos, no habrá respeto ni tolerancia.

La educación se mama desde el nacimiento; por desgracia, muchas relaciones de parejas jóvenes terminan en embarazos no deseados y por ende en hogares disfuncionales, en los que los abuelos tienen una responsabilidad que no les corresponde, además de lidiar con todo lo que el niño hace, pues su papel no es educar, pero sí consentir. Los padres buscan echarle la bolita a alguien más, de preferencia la escuela.

En el trabajo cotidiano con niños y jóvenes es común que llegue todo tipo de casos: la mamá que implora como favor una mejora de calificaciones (sin merecer) para acceder a una beca «porque soy madre soltera», hasta los señores de la tercera edad en busca de una inscripción; tienen ganas pero carecen de fuerza para responsabilizarse de los nietos todo el día, mientras los padres trabajan. Esto tiene también su origen en la crisis económica que nos azota.

La escuela no es la guardería o el departamento de paquetería en la que se manda a los niños a que el maestro los cuide; es un complemento, desgraciadamente pequeño, al que los padres deben apoyar y valorar. Al maestro se le debe exigir en la medida en que se colabore. Los Consejos Escolares de Participación Social en realidad no funcionan: si se cita a una actividad sólo van unos cuantos padres. ¿Por qué se exige una educación de calidad si no se cumple con la parte que les corresponde? Se habla de derechos, mas no de obligaciones.

Comienza un nuevo año escolar y si todos los actores ponen su granito de arena y asumen su responsabilidad, quizás este país aún tenga esperanza.

Pregunta para el diablo

¿Por qué este año no habrá 200 días de clases?