El pasado 25 de junio, se dio a conocer que en el asilo de ancianos “Hermoso atardecer”, en Mexicali, Baja California, murieron 17 adultos mayores a causa de un incendio, al parecer provocado, 27 ancianos fueron rescatados y sólo 11 de ellos tenían un registro de familia que podía proporcionar datos de los sobrevivientes, en esta casa de retiro los asistidos eran en su mayoría personas en condición de pobreza, abandono e indigentes.
Todos adultos mayores de 65 años. El incendio comenzó en las vallas de madera y se extendió a la casa, en donde las llamas consumieron las habitaciones del lugar, una noticia que no conmovió mucho a la opinión pública, ni tampoco se convirtió en “trending topic” en las redes sociales, quizá porque se trata de un sector de la población que vive en silencio la marginación, desprecio y olvido que nace desde el mismo núcleo familiar y pasa por la ineficiente aplicación de las leyes a cargo del Estado.
En nuestro pasado prehispánico los ancianos eran honrados y contaban con el reconocimiento de todos como los que conservaban las tradiciones y transmitían los hechos históricos a las siguientes generaciones, eran honrados y considerados sabios, en palabras del historiador mexicano Miguel León Portilla “el dios viejo, Huehuehteotl, señor del fuego y del tiempo, es símbolo de sabiduría, omnipresencia y perduración”.
La vida moderna, con la ciencia aplicada a los estándares de vida que dan las sociedades consumistas, se han logrado cumplir muchos sueños propagados por las revistas de moda y sociales, gracias a la ciencia médica, quien posea una billetera solvente, tiene la posibilidad de acudir a clínicas de belleza y obtener dos tallas extra en el sostén, una cintura breve, un perfil definido y respingado, glúteos de ensueño, recuperar el cabello y conseguir una piel sin arrugas, una figura perfecta, según el concepto de belleza mercantil.
El telemercadeo ofrece productos para conservar lo que se ha anhelado por siglos “la eterna juventud”, esta juventud extendida es una mera ilusión, pero lo que sí es una verdad absoluta es que las expectativas de vida han aumentado, para 2015 la esperanza de vida es en promedio de 77.35 años, en 1980, por ejemplo, era de tan solo 66.53 años.
Gracias a la ciencia vamos a vivir más, pero ¿estamos preparados para hacerlo?
El 25 de abril de 2012, el entonces presidente de México, Vicente Fox Quesada, publicó la “Ley de los derechos de las personas adultas mayores”, por ley, se considera persona adulta mayor a quien rebase los 60 años, la familia, la sociedad y el Estado se encuentran obligados a satisfacer las necesidades económicas, de salud, integración a la comunidad y afectivas de los ancianos, ¿realmente hacemos caso de esta ley?
El reto que tienen los hoy jóvenes adultos, es llegar en plenitud física, psicológica y emocional a la etapa de adulto mayor, ¿realmente estamos conscientes de esto?, ¿ya se están cuidando?, ¿qué esperan de la larga vida en la vejez que los aguarda?
Es momento de cuidar desde hoy mismo a nuestros viejitos, los de casa, los que hay por ahí por las calles, los que están en casas de asistencia, asilos, todos vamos para allá irremediablemente, hagamos reflexión e inculquemos en nosotros mismos el respeto por los adultos mayores, no permitamos que sucedan tragedias como este incendio y menos dejemos de pedir que se llegue a los culpables y se haga justicia, no dejemos que se arrebate la vida de quienes lucharon por años con su trabajo para tratar de dejarnos un mundo mejor.
