A finales de la década de los ochenta del siglo pasado, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) canalizó a sus aguas las justas protestas del magisterio nacional. La premisa básica era un salario digno, que para la época era de 1.5 mínimos, y democracia sindical. Miles de profesores de todo el país marcharon contra el cacicazgo de Carlos Jonguitud Barrios al frente del elefante blanco que ha sido el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), que siempre ha sido cómplice del gobierno en turno.

Se ganó en salario, pero el magisterio se dividió al implantarse el programa de Carrera Magisterial, que tras casi 24 años fenece en la inoperatividad, además de incrementarla brecha entre los docentes: hay profesores de educación física que ganan más que uno frente a grupo, las licenciaturas y maestrías se pagan a cinco pesos la quincena y aunque el salario mejoró levemente, es inconcebible que por una plaza inicial se paguen  6 mil pesos al mes, que son suficientes según Ernesto Cordero (fiel fan de la NFL), para casa y auto.

La lucha de los trabajadores de la educación de Oaxaca, aglutinados en esa organización, ha rebasado a los gobiernos locales y federales. Sería justo que ganaran más, si tomamos en cuenta las condiciones bajo las que trabajan, pues simplemente en traslados a sus comunidades y comida se va el salario. Sin embargo, no piden mejores salarios, el tema central es el poder político y económico que acapara esa organización y toman como rehenes a susalumnos, una vez más, para exigir sus demandas, pues ven en riesgo sus fuentes de trabajo con la mal llamada reforma educativa.

Entre los maestros oaxaqueños es conocida la venta de plazas que realiza la CNTE. A sus militantes, la mayoría forzados porque no tienen de otra, los tiene amedrentadosbajo un esquema de puntos y multas en caso de no acudir a protestas o bloqueos, además de otros castigos. Esa agrupación que luchaba por ideales de mejoras a sus integrantes, la mayoría en estados donde no sólo hay pobreza extrema, sino con magros resultados en materia educativa, hoy deja mucho que desear.

Para muchos aún son líderes, pero al ver el caos, la brusquedadcon que actúan y las toneladas de basurageneradas a su paso, dejaron de ser un ejemplo. Se convirtieron en  la indeseada plaga que las autoridades buscan paliar, mientras millones sufren por estar sin clases, por no llegar a sus trabajos o sin abrir sus negocios. El gobierno federal se enfrascó en un cerrado juego de ajedrez y dejó al del Distrito Federal de peón, pues aún quiere cuidar la escasa mala imagen y credibilidad que tiene.

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