Con sorpresa vi la fotografía que circuló rápidamente entre los malquerientes y huérfanos de Claudia Rivera Vivanco.
Los beneficiados con convenios de colaboración y que callaron ante la destrucción de la ciudad, fueron los mismos que rápidamente viralizaron la polémica fotografía con la ayuda – faltaba más – de personajes impresentables que fallaron a los poblanos y que casualmente simpatizan con la planilla perdedora de la pasada elección interna del PAN en el estado.
El autor de la fotografía es lo de menos, la consigna era viralizarla pues hasta ahora, es lo único que pueden criticar en la administración naciente de Eduardo Rivera Pérez.
Es normal pues en el escenario político que vive Puebla, hasta la ropa le criticarán al edil que fue capaz de sacar al Movimiento de Regeneración Nacional de la capital poblana.
El fotoperiodismo es sin duda estar en el momento y lugar oportuno para poder captar sentimientos, sin embargo, las interpretaciones también suelen ser a como le acomode al cliente, y como es la ocasión, la fotografía donde se observa a Rivera Pérez dice más de lo que los odiadores profesionales escupen.
Poco les falta para sacar espuma tras la repentina escena.
Cabe destacar que quien esto escribe, confirmó la veracidad de la imagen y la actividad del edil y de acuerdo a fuentes, el panista acudía a una reunión a la cuál iba con retraso.
Sin embargo, los malquerientes de inmediato querían que a la mujer que se observa en la fotografía Lalo se le hincara, le comprara toda la mercancía, que los cacahuates y botanas fueran convertidas en un negocio ambulante en el pasaje del ayuntamiento de Puebla, porque Pueblo bueno…
Lo que no dijeron es que la anciana continuó vendiendo, que en otros tiempos los integrantes del departamento de vía pública le levantaran la mercancía, sin embargo, no fue así, el edil pasó a prisa y la dama continuó degustando su alimento y siguió su venta.
Este tipo de ataques crecerán conforme se acerque la temporada de “zopilotes” como nuestro Dios macuspano afirma cada mañanera, pues Lalo, les guste o no, tiene un proyecto y eso, ni los malquerientes de mil seguidores o los huérfanos de Javier Lozano y demás panistas impresentables podrán quitar.
Redacción