07 de junio húmeda es la madruga da, confusos mis pensamientos y mi rumbo, desconocido, sí; al igual que el de mi querido México.
Las calles se alcanzan a ver vacías, no hay luces, no hay gente, no hay risas. ¿Será que tanto silencio escondió un grito de Luto Nacional, será que el revuelo por la ley seca fue sólo una simple preparación ante un luto que nos brindó la hora precisa de su inicio y fin? La fecha había llegado, por fin han cesado los constantes avisos de ocasión llamados “Campañas Electorales”.
Un luto nacional, un luto espiritual se vivió al saber que el día de ayer tuvimos que elegir, tuvimos que tomar una decisión de la cual ninguno de nosotros estábamos satisfechos; hace un par de años, me emocionaba el poder tener la edad para votar, hoy la expresión en mi cara ha cambiado totalmente y sólo pienso en tener que volver a levantarme e ir a esas casillas en un modo de cámara lenta y con gran decepción, y aunado a esto tener que preguntarme por quincuagésima vez ¡¿por quién iba a votar?!.
Apuesto dos cosas, la primera es que nadie estuvo convencido ni porqué ni por quién iba a votar, tal vez aquellos que pertenecen a un partido político, claro está; pero dejando atrás su convencimiento dentro del contexto “interés-bolsillo-personal”, apuesto que detrás de cada uno de ellos también hubo luto, porque fue un luto generalizado, un luto hacia nuestro país, un luto hacia la injusticia, un luto hacia la conceptualización de la democracia, un luto que se vive con resignación e impotencia, al saber que si las cosas cambian; sólo es de manos, no de fondo.
Quisiera saber por qué iba a votar el día de ayer, no por quién; y me puse a pensar en el quién, seré sincera, intenté recordar el nombre de un político al cual respeto, no lo logré, intento recordar el nombre de un partido político con el cual coincida tampoco lo hago, y mi mente sólo arrojó 49 nombres de pequeños que murieron y no debieron, nombres de inocentes que no tuvieron opción; ayer tuve un par de opciones en estas boletas y aún así, ninguna quise tomar.
Ojalá esos 49 niños, hubiesen tenido UNA opción que se llamara JUSTICIA, una opción que les permitiera el día de hoy sonreír, una opción que se llamara VIDA, ojalá también que aquellos 43 jóvenes pudiesen haber tenido la opción de votar el día de hoy, ojalá hubieran podido hacerlo ¿Y saben por qué? porque ellos sí creían, ellos buscaban un cambio y demostraron que la revolución de mentes era necesaria y es necesaria.
Ellos, sin omitir el numeral de nombres de víctimas que no han sido mencionadas aquí, son una semilla que ha crecido con una fuerza que no se olvida, pues si sí olvida la perdemos; y si la perdemos nos perdemos.
Ley Seca o Luto Nacional, da lo mismo; ambas comenzaron con la letra L. Te quiero México.
