“No hay mayor fraude que una promesa incumplida.”
Rossina Castagnola
PROMESAS E INTENCIONES: Un estudio de es Radio (Libertad Digital) demostró que, respecto a los propósitos de año nuevo, y la euforia que conlleva, los resultados son magros. El 25% de los encuestados no logró sus propósitos ni siquiera durante la primera semana de Enero. El 77% renunció después de la primera semana. El 40% renunció después de 6 meses. Solo el 8% cumple durante todo el año. Las promesas e intenciones, casi todas enfocadas a “ser mejores”, se diluyen como la nieve en primavera. Los flacos siguen siendo flacos, los obesos no bajan de peso, etc.
En política y, sobre todo, en su relación con los aspectos socioeconómicos, ocurre lo mismo. En un año electoral y, ¡qué pena!, electorero, vamos a escuchar, durante seis meses un sinfín de promesas que ilusionarán el alma y, solo en un 5%, se verán cumplidas. En México, señala Oscar Monroy Rivera (“El Mexicano Enano”) ponemos “espalda vieja y chistes nuevos” a la ola de mentiras que los políticos no cumplen, pero pregonan como patéticas “promesas de campaña”. Lo malo es que los chistes no resuelven este cíclico problema, los países y las economías se deterioran y la gente es utilizada para fines egoístas de personas o de grupos que los ignoran, después del voto, claro.
Eso ocurre en sistemas liberales o conservadores y, a nivel de burla, en las dictaduras totalitarias. En una obra imperdible, que seguramente no leen, o no comprenden, la mayoría de los políticos nueva y viejaoleros, “Economics: The User's Guide", (“Economía: la Guía del Usuario”) Ha-Joon Chang cuestiona algunas de las promesas fundamentales de los actores eminentemente “políticos” y destaca la importancia del contexto en la formulación de políticas, regularmente olvidadas o intencionalmente desviadas en cuanto se accede al poder.
DEMAGOGIA: Las principales promesas, con distintos matices, que vamos a escuchar hasta la náusea, los próximos meses, salpicadas de lugares comunes como “pienso en ti”, “gobernaremos juntos”, “amo a mi pueblo”, “nací con vocación de servicio” (SIC),´haremos otro segundo piso”, “seguiremos bien” o “dejaremos de estar mal”, son, de acuerdo con la obra citada, las siguientes.
Reducción del desempleo: Es promesa universal crear empleo y reducir el desempleo, pero factores económicos globales, cambios tecnológicos y el desconocimiento de la economía hacen que esta promesa sea difícil de cumplir. Regularmente se maquilla engañosamente.
Crecimiento económico sostenido: Prometer un crecimiento económico constante sin considerar el entorno interno y externo que afectan la economía, como crisis financieras, fluctuaciones en los precios de los productos básicos, capacidades reales y cambios en la demanda global. No habrá litio, simplemente porque no hay agua, el Nearshoring y la inversión se dificultan por falta de energía y seguridad jurídica.
Control de la inflación: Mantener la inflación bajo control es una promesa común, pero factores como la política monetaria, la oferta y demanda global, y eventos imprevistos pueden influir en la tasa de inflación. Las megaobras sin producción, la deuda pública mal canalizada y la demanda que generan las remesas (necesarias para la supervivencia, pero generalmente orientadas a presionar la demanda) harán difícil cumplir esta promesa. Pero no importa, una fórmula “neoliberal” la matizará (¿ya fue usted esta quincena al súper?).
Reducción de la deuda pública: Muchos políticos prometen reducir la deuda, pero las medidas necesarias para lograr esto, como recortes en el gasto público, o generar inversiones productivas pueden ser impopulares y difíciles de implementar. Argentina sufre el costo de esta promesa incumplida. Venezuela ya ni siquiera reporta su falta de capacidad para generar inversiones productivas y ofertas que disminuyan los precios.
Justicia tributaria: Prometer un sistema tributario más justo puede ser difícil de cumplir, ya que los intereses económicos y las presiones políticas pueden complicar la reforma tributaria. 57% de la población económicamente activa se mueve en la economía subterránea y no tributa. La carga recae en el otro 43%. La solución parece fácil, pero “políticamente” inviable. Son votos seguros.
Mejora en la distribución de la riqueza: La promesa de reducir la brecha entre ricos y pobres a menudo enfrenta desafíos estructurales y resistencia de los sectores más privilegiados. La no comprensión de que la riqueza puede generar empleo y más riqueza y la obsesión de acabar con la riqueza, deriva generalmente, en más pobreza. ¿Verdad: Cuba, Venezuela, Nicaragua, Zimbabwe y anexas?
Estabilidad financiera: Prometer mantener la estabilidad financiera puede ser complicado debido a la volatilidad de los mercados y eventos económicos imprevistos. Altas tasas de interés y el incremento de la deuda llevan a un equilibrio imposible. Se pide prestado para pagar intereses
Fomento de la inversión interna y externa: Atraer inversión es una promesa común, pero factores geopolíticos, conflictos internos y cambios en las políticas globales pueden afectar la atracción de inversiones. Promesa que, sin seguridad jurídica, es imposible de cumplir. Total, el prometer no empobrece. (¿se acuerdan de la Cervecería Constellation?).
Mejora en la educación y capacitación laboral: A pesar de las promesas de mejorar la educación y la formación laboral, las reformas en estos campos a menudo enfrentan resistencia y llevan tiempo para mostrar resultados. Normalmente “se delega” al sector privado, en el público y social, amiguismo mata capacidad.
Protección del medio ambiente y desarrollo sostenible: Aunque los políticos pueden prometer medidas ambientales y sostenibles, las presiones económicas y la resistencia de ciertos sectores pueden dificultar la implementación efectiva de estas políticas. Carbón y combustibles fósiles son prioridad, aunque las promesas de campaña hablen de energías limpias, hidrógeno verde y cielos no contaminados.
Hay muchas más, y otras de carácter social igual de importantes e incumplidas, mencionamos las anteriores porque son las más comunes, Anótelas para evaluarlas, como las intenciones de año nuevo, a los seis meses y/o cada año, también sería mentalmente higiénico analizarlas en retrospectiva y, sobre todo sacar conclusiones de peso electoral. Nos espera una gran decepción y muchos nuevos chistes. Al tiempo.
DE FONDO: Para tener una referencia sobre las “promesas de campaña”, vale la pena revisar las “Perspectivas Económicas Mundiales” que, la semana pasada, presentó el Banco Mundial. El futuro económico se vislumbra difícil, pero un problema se empieza a resolver cuando se reconoce que existe, no cuando se tejen ilusiones. La realidad es que, conforme el mundo se acerca al punto medio de lo que se esperaba que fuera una década transformadora para el desarrollo, la economía mundial está próxima a tener los cinco años con el menor crecimiento del producto interno bruto de las últimas tres décadas. La pandemia lo provocó, pero también la guerra y el mal manejo económico de la mayoría de los países, especialmente en Latinoamérica y África, señala el informe. Seguimos a años luz de Dinamarca.
Se proyecta que el crecimiento mundial se desacelerará por tercer año consecutivo, y pasará del 2.6 % registrado el año pasado al 2.4% en 2024, casi un punto del promedio de la década de 2010. Las economías en desarrollo crecerán solo un 3.9 %, más de un punto porcentual por debajo del promedio de la década anterior. Tras un desempeño decepcionante en 2023, los países pobres crecerán un 5.5 % menos de lo esperado. A finales de 2024, la población de uno de cada cuatro países en desarrollo (México, anclado en esta categoría) y alrededor del 40 % de los países de ingreso bajo será más pobre de lo que eran antes de la pandemia. En las economías avanzadas se prevé que en 2024 el crecimiento se desacelerará y pasará del 1.5 % registrado en 2023 al 1.2 %.
DE FORMA: “Sin una corrección importante del rumbo, la década de 2020 pasará a la historia como una década de oportunidades desperdiciadas señala el Banco Mundial. “El crecimiento a corto plazo seguirá siendo débil y llevará a que muchos países en desarrollo, sobre todo los más pobres, caigan en una trampa: con niveles paralizantes de deuda y un acceso precario a los alimentos para casi una de cada tres personas. Ello obstaculizará los avances en muchas prioridades mundiales. Urge una verdadera transformación en que los gobiernos actúen ahora para acelerar la inversión y fortalecer los marcos de política fiscal”.
DEFORME: El político es capaz de predecir lo que va a pasar mañana, el mes próximo y el año que viene, y de explicar después por qué no ha ocurrido, decía Churchill… ¡y tenía razón!