Además de locos y obstinados, los corredores desarrollan un sentido único para desafiar la vida, (sin que éste sea un deporte extremo) porque muchas veces necesitas darte tu propia ayuda, sabes que si algo malo llega a pasar durante un entrenamiento en donde te encuentres completamente solo, pudiera ser algo muy complicado de enfrentar, me refiero entonces a todas esas locas y locos que gustan de cambiar la rutina por algo de adrenalina.

Esos fines de semana donde te embarcas a la aventura, tomas provisiones, conduces tu auto y te diriges a un cercano poblado, uno donde sabes que el aire viaja más lento y por ende la vida es más armónica, los amaneceres en estos lugares llamados “pueblos” suelen ser acompañados de una vasto lienzo impregnado de cientos de colores, que plasman desde el azul celestial, el verde de la vida hasta el rojo de la intensidad, todos ellos reunidos una vez más para decirle al corredor: -Bienvenido(a), permítase disfrutar de todo lo que a su paso va a encontrar-

Estas aventuras suelen darse en los entrenamientos largos, en donde te puedes transformar en un solitario naufrago que requiere estudiar sus mapas para poder “sembrar” a lo largo de la ruta botes o bolsas con agua y así irlos encontrando en los momentos más extenuantes.

Y es aquí donde una palabra cobra crucial sentido: Ayudar… este deporte tiene la gran dualidad de desafiar a la soledad al tiempo que también se acompaña de la amistad, sin duda es extraordinario poder hacerlo sólo, sentirte orgulloso de que estuviste y conociste un poco más a la mejor persona que hay en este mundo y ésa sin duda ¡Eres tú!

Para una corredora puede ser muy complicado aventurarse sola en algo desconocido y lejano, la inseguridad aún en estos lugares de tranquilidad puede ser algo que llevamos todos cargando mentalmente desde la ciudad, pero es aquí donde la hermosa dualidad del running le da sentido a la palabra Ayuda, transformándose en uno de los activos más valiosos para cualquier corredor.

Siempre habrá por lo menos un loco o loca más que quiera acompañar, que busque también romper con el tedio de mirar semáforos, autos y edificios por el privilegio de sentir la vida, respirarla tan profundamente que se pueda gritar al cielo: -Gracias a Dios por ser corredor-

Quizá su amistad no viene de muchos años o kilómetros atrás, quizá nació días antes mientras que varios concertaban en aquel grupo de red social a qué lugar el siguiente fin de semana iban a parar, te atreviste, te uniste y llegado el día, te das cuenta que encuentras buenas personas, de distintas profesiones, tallas, capacidades y mentalidades, entonces que los llevó a unirse un fin de semana fuera de la ciudad, -¿A entrenar?- Quizá sí, pero va más allá… -¿A conocer nuevas rutas?- Podría ser… la esencia es compartir tu vida, tus momentos, tus emociones, a sentir juntos el cálido aire de la mañana, el saludo de montañas, pero sobre todo a Ayudar.

Ayudar no sólo a hidratar o simplemente a acompañar, sino a tener el mejor momento, el mejor entrenamiento, a que juntos más allá de las posturas, conozcamos quiénes somos, porque si conozco a un ser humano desde su faceta de persona corredora, mientras respiramos, mientras nos esforzamos, mientras nos exigimos en silencio o a grito pleno o mientras nos reímos después de cada aliento, sabré entonces que tenemos los mis mismos miedos, anhelos y sueños y es ahí donde todos inconscientemente nos Ayudamos a reafirmar… Gracias, porque tiempo atrás tomé la decisión de arrancar y mientras la vida siga quiero seguir haciendo Por lo menos tres cosas… -Ayudar, Correr y Amar-

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