El Meollo del Asunto.
Por: Daniel Valles.
Ser o estar políticamente correcto es estar bien con todas las personas. Agradarles. Esto a pesar de que no sea uno sincero.
No importa si por estar políticamente correcto una persona ha de mentir o mentirse a sí misma. Decir lo que no cree. Porque si dice lo que en realidad cree sería mal vista. Entonces la persona se convierte en una de doble ánimo, falsa, deshonesta. No dice lo que piensa, sino lo que sabe se escucharán bien. Lo que importa es no herir o enfadar a alguien con una opinión con la que se cree es verdad o cierta y molestará.
Ser o estar políticamente correcto es tornase acrítico o neutral. La mayoría de las veces se cambia o se adopta una opinión sobre un tema solo de forma camaleónica. Es decir, en el momento y para quedar bien ante las personas con las que está. Con la audiencia o medio en el que la persona se encuentra. Entonces tomará forma y color para mimetizarse.
Toma una posición en la que no cree a cabalidad. Mas, para no contrariar y no ser una víctima de la gran tiranía existente la adopta. Evita que éstas minorías lo “satanicen” o ejerzan algún tipo de acoso o rechazo. Sobe todo las minorías que han sido dotadas, o como les dicen, que son empoderadas con todo lo que requieren para que se igualen a cualquier mayoría. No importa que no cuenten con el sustento real para recibir el famoso “empoderamiento”.
Esto sucede así solo porque es lo políticamente correcto. Lo pragmático y lo funcional han pasado a segundo o tercer plano para dar lugar a lo políticamente correcto.
Cuando me refiero a lo pragmático, me refiero no solo a lo que funciona “per se”, sino también a todo lo que es decente, que tiene buena fama y buen nombre. A lo que es honesto, moral, decente.
Todo lo anterior ha cedido su lugar ante lo políticamente correcto. Tanto en el discurso público, como en el diario accionar de las personas. Sean llevadas a cabo por el sector gobierno, empresarial o de la sociedad civil. Nadie está a salvo de la condena, del señalamiento y el enjuiciamiento de la “empoderada” minoría tiránica. La que está presta para señalar con dedo flamígero a quien haya osado pronunciar o accionar lo que ésta minoría tiránica considera ofensivo. Por lo mismo es políticamente incorrecto.
Usar el adjetivo, pronombre o sustantivo correcto puede llegar a ser el más siniestro, vil y nauseabundo pecado. Porque en lo políticamente correcto todo se vale, todo se permite, menos estar políticamente incorrecto.
Una posición así, incorrecta, puede destruir carreras políticas, sociales, artísticas, comerciales, etc., con más rapidez y fuerza, que la de un terremoto. ¡Oh sí!
En lo políticamente correcto no existe distinción entre el reflejo del mundo real y los juicios. Por lo tanto, toda descripción que se haga constituye en sí misma una interpretación de la realidad. Detrás de la cual se esconde una valoración subjetiva. Lo que sugiere o indica la gran carga relativista atrás del movimiento surgido desde la izquierda estadounidense a finales de la década de los setenta.
Ellen Willis, periodista desaparecida en el 2006 y precursora del movimiento feminista y políticamente correcto, proporciona un ejemplo del uso clásico en la izquierda estadounidense y de corte Marxista-Leninista, de la que formaba parte.
Willis era conocida por sus políticas feministas y fue miembro de; “Mujeres Radicales de Nueva York”. Posteriormente, a principios de 1969 con Shulamit Firestone co-fundadora del grupo feminista radical Redstockings. (Mallas Rojas).
A comienzos de los 80, las feministas utilizaban el término “corrección política”, era para referirse con sarcasmo a los esfuerzos del movimiento anti-pornográfico, para definir una “sexualidad feminista.”. http://en.wikipedia.org/wiki/Ellen_Willis
El uso del término “corrección política”, se expandió desde Estados Unidos hacia muchos otros países a través del movimiento feminista. En México fue encabezado por Martha Lamas, entre otras.
Por lo general, el concepto y el término tienen en su uso connotaciones despectivas. Aunque algunos autores lo adoptan-según dicen-para describir el lenguaje inclusivo o la civilidad. Pero la realidad es que el movimiento políticamente correcto es altamente discriminatorio hacia la libertad de expresión y hacia la tolerancia. Discriminan, censuran y no toleran a las personas que llamamos al pan, pan y al vino, vino.
La expresión, “políticamente correcto”, adquirió después de 1980 en EUA una carga peyorativa y sarcástica con la que se manifestaban sectores autodenominados progresistas, pero que en la práctica sólo pretendían cambios muy superficiales en la sociedad estadounidense o buscaban imponer un criterio único de ideas propias como "las correctas” y únicas ante toda la opinión pública. http://es.wikipedia.org/wiki/Correcci%C3%B3n_pol%C3%ADtica
Ha habido muchas víctimas de este movimiento mundial. Son las personas que se oponen al aborto, al matrimonio entre personas del mismo sexo y a todo movimiento considerado o llamado Provida. Son las principales víctimas de los ataques de estos grupos que defienden la corrección política. Y por estar ya a un par de semanas la celebración del Día Internacional de la Mujer, estaremos leyendo, escuchando y viendo mucho de esto. De lo que comentaré en la siguiente entrega. Porque ahí está, El Meollo del Asunto.
Tuiter: @elmeoyodlasunto
Correo-e: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Web: www.danielvallesperiodista.com
Imagen de: Permiso Para Fallar