“Yo soy de esos amantes a la antigua que suelen todavía mandar flores, de aquellos que en el pecho aún abrigan recuerdos de románticos amores…” canta Roberto Carlos, acorde por la fecha comercial en el que se resalta la vigencia del flechazo de cupido, pues para la mayoría de las parejas después del noviazgo ya no hay nada por celebrar.

Si hace poco hablamos de que cambian los tiempos y la sociedad evoluciona o quizás involuciona, de acuerdo con los criterios de cada uno, el amor también lo hace; para muchos el contenido de aquella rola del brasileño merece la burla: regalar flores, abrir la puerta del carro a Dulcinea, darle la mano al bajar del camión o incluso ceder el asiento no pasa de moda para los “clásicos” en seguir comportamientos —dictados incluso por el Manual de Carreño— sin que estuvieran peleados con el toque de distinción para cada hombre.

Las mujeres siempre debieron tener un trato igualitario y poco a poco la sociedad mexicana lo ha conseguido. Vemos a bastantes en puestos clave, pero hay pocas funcionarias de alto nivel y directoras de empresas; quizás todavía el machismo impera en nuestro país, sobre todo más allá de las grandes ciudades. Muchos hombres colocan como razón principal ese supuesto equilibrio de género no sólo para comportarse como patanes, sino para perder el trato caballeroso que un tiempo nos distinguió.

La completa integración de la mujer en todos los ámbitos de la vida a nivel mundial va a paso de gallo-gallina, pero hay otros en que aún las limitan, como la Iglesia. Con la visita del Papa Francisco I se verán muestras de pleitesía al sector más conservador a nivel general, aunque el argentino al menos tiene el deseo que esto cambie. En este caso la fe puede más que el amor.

Esperemos que con este suceso analicemos bien el comportamiento de un Estado que en teoría debería ser laico, pero que sus integrantes tampoco pueden estar ajenos al ejercicio de sus derechos religiosos. También debemos preguntarnos en qué nos beneficia la visita del pontífice.

Aún con todo esto, no nos compliquemos y que cada uno viva el amor o la fe a su manera, pero que no sólo sea un día. Presiento que hay muchas mujeres que aún prefieren el trato de esos viejos amantes, no nada más que les hablen de amor y de ilusiones. Mientras, nos quedamos con esa frase matona: “Todo hombre que sabe querer,sabe dar y pedir a la mujer,lo mejor y hacer de este amor,lo que come, que bebe, que da, que recibe”…

¿Pregunta para el diablo?

Algún día la Iglesia dejará de ser exclusiva de hombres?

Imagen de: @vikusan