Ciudad de México.- El pasado día 15 del presente, martes, he tenido la muy grata experiencia de asistir como invitado “especial”, al otorgamiento de la medalla Eduardo Neri y Legisladores de 1913, al mérito cívico. La que ha sido otorgada a un descendiente del legislador y abogado guerrerense de aquél año. Quien se opuso a la voluntad del dictador, Gral. Victoriano Huerta desde la Cámara de los Diputados en los albores del SXX. El licenciado Eduardo Neri. Y sí, el legislador era pariente-tío-del astronauta mexicano.
El doctor Rodolfo Neri Vela, primer astronauta mexicano en ir al espacio exterior, hizo un recorrido por su árbol genealógico. Del que se destacan su padre y su abuelo. El primero abogado, el segundo general de las fuerzas revolucionarias. Con ello dejó en claro la importancia que tiene el poder entender el significado y honor de lo que un legado familiar representa para una familia que entiende la nobleza y responsabilidad del amor a la patria. Debo resaltar lo siguiente; que “Los Neri” entienden a cabalidad todo lo que conlleva el decir que se ama a la patria y el valor se inculca en el seno familiar. Por ello, las diversas generaciones de Neri en México se han distinguido por poner sus vidas al servicio y engrandecimiento de México. De la Patria. De lo que muchos, en el mismo recinto donde Rodolfo pronunciaba su discurso dicen amar y defender de igual forma, pero sin siquiera darse cuenta o entender que Patria es más que un sustantivo que usan en sus discursos. Sin reconocer que cuando con sus actos traicionan a la Patria, no es al sustantivo al que traicionan, sino a millones de personas que tiene rostro, que tienen nombre. Que son sujetos. De igual forma hacen algunas mujeres diputadas. Pues en eso sí, todos somos iguales. ¡Perversos! ¡Perversas! Hay equidad de género.
Del discurso del doctor Neri Vela se pueden destacar muchas cosas, pues no tiene desperdicio. Las más importantes tienen que ver con señalamientos a lo malo que sucede en México y todos sabemos. A la grandeza de la Patria y de la mayoría de muchos mexicanos. A La Familia. Pero Rodolfo Neri fue enfático en un tema: La Corrupción. También a la impunidad.
El discurso al ser pronunciado provocó un primer aplauso espontáneo en el público asistente y también el de algunos diputados con la primera frase de su parte media: “la corrupción de políticos y empresarios ha aumentado descarada y escandalosamente lo que demuestra que no hay valores, amor a la patria ni generosidad hacia los millones de pobres y analfabetas que abundan en el territorio nacional”. (SIC).
Neri empezó a crecer conforme avanza en su discurso. Pausado, con ritmo, como el catedrático que es y con las “tablas” que da el estar expuesto a los alumnos a los que a diario enseña. Pero sobre todo, con la paciencia del investigador. Había un mensajero entregando un mensaje. Pero que digo un mensaje, un poderoso mensaje que debe haber provocado un repentino calor en algunos y algunas que ostentosamente portan un fistol de diputados en sus solapas y les otorga fuero.
El mensajero continuaba con el mensaje bien preparado, meditado, estudiado. Neri Vela dice: “la simulación va en aumento al igual que la impunidad, razón que justifica el por qué los mexicanos no creen en su gobernadores…”
Si lo dicho tiene su verdad y certeza, lo siguiente fue contundente: “si éstos-los diputados-no respetan las leyes que emanan de este sagrado recinto, ¿cómo esperar que los ciudadanos, que sufren de hambre y discriminación también las respeten?”. Con esta frase, varios deben haber querido salirse del recinto. De hecho, hubo uno que otro que sí, se salió.
Para este momento Neri Vela experimentaba una apoteosis en su alma, una especie de éxtasis. Estaba diciendo algo que casi todo mexicano quiere decir en esa tribuna donde él estaba. Ahí, en la Cámara de Diputados, en San Lázaro. El doctor Rodolfo Neri Vela no se anduvo por las nubes ni flotando en el espacio de las lisonjas y bisuterías discursivas. Fue al meollo del asunto. Y lo hizo bien, lo hizo espléndidamente bien.
Nadie se atrevería a contrariarlo, menos a rebatirlo. Ni siquiera los más recalcitrantes opositores al sistema y a todo lo que no les sea propio. Ahí, en la casa de los diputados y diputadas, de frente, el nuevo portador de la Medalla al Mérito Cívico, un mexicano de honor, de valores y sobre todo de familia, le decía a la clase política, a los gobernantes, a los empresarios, a los ciudadanos, que robar a la Patria es robarnos a todos nosotros que tenemos un nombre y no somos sólo una masa. Que tenemos una vida individual. Una familia. Les recriminó que apoyarse en el concepto del fuero; el que, “se ha convertido en un escudo contra la justicia donde sólo se castiga a los “incómodos”; además de que el derecho a la información es muy limitado y “nadie tiene acceso a la lectura de contratos millonarios ultrasecretos, que tal vez serán públicos muchísimos años después, cuando los involucrados ya no puedan ser cuestionados ni perseguidos”. ¡Apoteosis total, no sólo en Neri! Pero hubo algo más. Algo que no creo muchos colegas señalen.
El doctor Rodolfo Neri Vela mencionó un detalle de gran valor. El que establecía una base fuerte, definitiva y sin la cual el discurso del doctor no se sustentaría con nada. Sería uno más entre muchos que ahí se dicen. Señaló la falta de una materia en las aulas de las escuelas mexicanas. El Civismo; “materia que se retiró de las mismas por decisión de un mal aconsejado”. Así dijo Neri Vela el Meollo del Asunto.
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