En los últimos meses se ha desatado una campaña desinformativa de la supuesta privatización en los servicios de salud. IMSSS, ISSSTE e ISSEMYM empezarían a cobrar desde el 1 de agosto, según indican carteles elaborados con mala fe, sin un sustento real; quizás buscan generar protestas y movilizaciones para llevar agua al molino del reclamo, a sabiendas de que el horno no está para bollos.
No hay algo cierto en todos esos pasquines, puesto que para fraguarlo debería haber una iniciativa del Ejecutivo y de ahí a la discusión (que ya sabemos sería al vapor) en el Congreso de la Unión. Afortunadamente es falso, aunque pareciera que el servicio de salud se semiprivatizó desde hace mucho. Quienes hemos tenido la mala fortuna de estar en un hospital (como pacientes o por acompañar a un familiar) estamos más que preparados para el apocalipsis: sabemos que las fotos que circulan con “los nuevos costos” siempre han estado ahí, porque se cobra en caso de no comprobar que se es derechohabiente, el precio es más alto que si se hubiera atendido en cualquier centro médico de Houston.
Además, si se tiene un paciente hospitalizado la familia tendrá que invertir tiempo y dinero en él, ya que estar al pendiente las 24 horas del día a la espera de informes era lo normal, pero de ahí a hacerse cargo y responsable de su estancia y realizar labores que antes efectuaba el equipo de enfermería, tales como como aseo personal, asistencia para necesidades fisiológicas, alimentación e incluso tendido de sábanas y batas es ahora parte de las tareas del acompañante. ¿En qué momento la atención del paciente dejó de ser responsabilidad de las instituciones de salud?
La fórmula no es mala si hubiera facilidades para permanecer en las instalaciones, a veces hasta las enfermeras se enojan porque uno lee o porque en la noche cae uno rendido si va uno a hacerla de vigía. Si calculamos el costo por hora de un servicio similar, multiplicado por el tiempo que se requiera, entonces se invierten muchos recursos propios en la hospitalización de un familiar o amigo. No es del todo gratis.
Si bien la mayoría de quienes pagamos impuestos y cotizamos por nuestros servicios de salud esperamos un servicio de calidad, es sólo un sueño. Cuando existe una verdadera emergencia es cuando en realidad los usamos. Nadie quiere sacarse la rifa del tigre para asistir al hospital o a la clínica, aunque sea por una licencia médica. Muchos invertimos en un doctor particular o de perdida al médico de similares, de ahí el auge de estos gabinetes. Con ese panorama, ¿en realidad no se paga por el servicio de salud?
Pregunta para el diablo.
¿Por qué los funcionarios que enferman no se atienden en el ISSSTE?