La marcha por la Familia del día 10 ha mostrado más de lo que ha enseñado. Lo obvio han sido las interminables columnas de “marchantes”. Que se han manifestado contra una iniciativa presidencial como nunca antes en la historia de México. Tal vez en 100 años, toda proporción guardada, claro. Le debe de haber quedado claro al presidente que los mexicanos no estamos a favor de su iniciativa.
Al PRI, le ha mostrado porque perdió las elecciones pasadas de julio. Cada una de las personas que marcharon de blanco representa un voto que el PRI no obtuvo. Al PAN, le muestra por qué ganó. Cada persona marchando de blanco representa un voto que por repudio al presidente le dieron a ellos y a la oposición. Pero que les quede claro. La victoria la obtuvieron por eso y no por otra cosa. Por un voto de repudio, de odio, de rechazo al presidente priísta. No porque el PAN y los demás fueran muy buenos o su campaña haya sido magnífica. Lo que es más, hay entre ellos que aún no saben cómo y por qué ganaron. Así de sencillo. ¿A poco no?
La marcha por la familia ha mostrado que ya la gente se ha enterado de lo que realmente pretende la ideología de género. Ya no será tan fácil el que traten de imponerla. Lo que sin duda harán. Tienen el sartén por el mango y pueden hacerlo. Gracias a los instrumentos jurídicos que poseen. Pero una cosa está clara y lo ha mostrado la marcha; los marchantes están listos y atentos al 2018.
La marcha nacional ha mostrado lamentablemente que la gente no sabía y no sabe lo que la ideología de género es y lo que persigue. No logra captar que esta lucha se inició hace décadas. Que en los noventa se hace pública en Beijín 95, luego refirmada en el Cairo 2000, y siempre de la mano de organizaciones adheridas a la ONU. Que los grupos feministas radicales misándricos de género han venido sembrando sus semillas en contra de la cultura que pondera la vida, el matrimonio entre un hombre y una mujer, la concepción de la vida al momento de que el espermatozoide penetra el óvulo. Que con la bandera de ir en contra de la violencia hacia la mujer, en 20 años han llegado a penetrar todas las esferas de la vida creando una cultura basada en emociones, que son subjetivas, más que en razones científicas y objetivas. Mismas en las que Aristóteles planteaba sus tesis para la formación de las “polis” o ciudades.
En la Marcha Por La Familia no hubo necesidad de excentricidades, de ropas estrafalarias o de andar sin ropa. No. La gente salió de manera normal. Como para cuando van al parque con su esposa e hijos. O con sus hijos, o sin ellos, o solos. Esta es una notoria diferencia entre ésta marcha y otras diversas que salen a la calle mostrando lo bien dotados que están o sus miserias, o sus ropas de fiesta y carnaval o nada. O quebrando cristales, rayando paredes, insultando a la gente a su paso. La Marcha se ha caracterizado por tal y como su origen y motivo les llamó, por ser familiar.
Miles y miles de personas han salido a votar en todo el país. Se han demostrado a sí mismos que no son un puñado. Han sorprendido a propios y extraños. Han mostrado porque las feministas misándricas de género radicales no quieren llevar al plebiscito leyes a favor del aborto, eutanasia y ahora, matrimonios entre homosexuales. Todo bajo la sombrilla de la perniciosa Teoría de Género. Perderían si la gente que salió a marchar en el país fuera a las urnas. Así de sencillo. Lo hemos sabido siempre. Solo que ahora, la iniciativa del presidente Peña Nieto sí caló. Más que el desacuerdo por el aumento al IVA en la frontera, más que el aumento a las gasolinas. Más que cualquier devaluación sufrida. Señor Presidente Enrique Peña Nieto, a la familia mexicana no se le toca. Y ese es, El Meollo del Asunto.
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