“Aconsejar economía a los pobres es a la vez grotesco e insultante. Es como aconsejar que coma menos al que se está muriendo de hambre”.
RESERVAS Y BLINDAJE: En la columna anterior mencionamos como, por ignorancia o mala fe, algunos funcionarios hacen ver como un subsidio el no cobro de un impuesto y cómo este, al no ser parte del costo del producto, no puede catalogarse como tal. Demagogia pura.
Ahora trataremos el tema de las reservas monetarias que, por cerca de 200 mil millones de dólares, el Banco de México, su verdadero y único propietario, administra para cumplir con sus objetivos monetarios y financieros. Recordemos que el único mandato que legalmente tiene el Banco de México, es controlar la inflación. En esta época con mediano éxito, por cierto.
El empresario Rogelio de la O, designado Secretario de Hacienda y Crédito Público aseguró en un foro público, la pasada semana, que, para hacer frente a “eventualidades” (en economía todo es eventual), “México cuenta con un blindaje de 262 mil millones de dólares” y señaló, entre otras imprecisiones económicas, que el grueso de ese blindaje lo constituyen alrededor de 200 mil millones de dólares, monto actual de las reservas internacionales, no dijo, por supuesto, que son del Banco de México.
Y es que la gente, y por lo visto el jefe de las finanzas nacionales, a menudo cree -como en el caso de los subsidios que no lo son- que las reservas internacionales son propiedad del país, porque están en el Banco de México, que es una institución gubernamental, habría que agregar que, hasta ahora, autónoma.
Sin embargo, las reservas internacionales SON PROPIEDAD DEL BANCO CENTRAL Y NO DEL PAÍS EN SÍ. El Banco, no el gobierno, es el encargado de UTILIZARLAS para cumplir con sus objetivos monetarios y financieros (controlar la inflación), no, como erróneamente señaló el Secretario, para cubrir “eventualidades”. Por origen y destino, las RESERVAS NO SON PROPIEDAD DEL GOBIERNO y, por lo tanto, NO FORMAN PARTE DEL PATRIMONIO DEL PAÍS.
Y esto es por la forma en que se generan. Un ejemplo claro son las remesas. Cada dólar que llega por esa vía es cambiado por el Banco de México que entrega su equivalente en moneda nacional y guarda ese “dólar” (lo reserva) para cumplir sus objetivos. Cuando alguien desea importar algún producto, entrega al banco la moneda nacional y recibe el dólar. De esta manera no circulan simultáneamente dólares y pesos y se controla la inflación, por el lado de la demanda.
Este accionar garantiza que reservas sean utilizadas por el banco central para mantener la estabilidad monetaria y para intervenir en el mercado cambiario, si es necesario. Pueden incluir divisas extranjeras, oro y otros activos financieros.
El Secretario de Hacienda debería de saber, o por lo menos ser informado por sus asesores, que, por esa razón, el Presupuesto de Ingresos para este año, que él presentó al Congreso, tiene un techo de endeudamiento de 1.1 BILLONES DE PESOS y no un rubro que dijera “USO DE RESERVAS PARA EVENTUALIDADES”
RECESIÓN. Lo expresado por el secretario, el supuesto “blindaje”, fue señalado ante el panorama económico mundial que apunta a una inminente recesión, que, de hecho, ya inició en Europa y llegará a los Estados Unidos y al resto del mundo, de manera inminente, antes del fin del primer semestre de este año de (des)gracia.
Las cíclicas recesiones y períodos de estanflación se superan con producción, pero si la orientación del gasto va a proyectos no productivos, al menos en el corto plazo, o a programas de fondo perdido, el destino es fácil de predecir, basta voltear a ver a Venezuela y como el país se pauperizó con el triunfo de la demagogia sobre la razón, esta no tiene ideología, tiene capacidad.
Si un país usa sus reservas internacionales para proyectos no productivos, ante la “eventualidad” de no contar con fondos fiscales o presupuestales, esto podría tener varias consecuencias negativas. Una de las principales es que se reduce la capacidad del banco central para intervenir en el mercado cambiario en caso de crisis económica o financiera, lo que puede debilitar la estabilidad monetaria del país.
Además, el uso de las reservas internacionales para proyectos no productivos puede aumentar el riesgo de insolvencia del Banco Central, ya que estas reservas son generalmente consideradas como activos de alta calidad y se utilizan como garantía para obtener préstamos internacionales. Recordemos que, a menor garantía, mayor tasa, y que éstas continúan subiendo para tratar de frenar a la inflación.
El empleo de las reservas internacionales para proyectos no productivos puede ser visto como una forma arbitraria de malgastar los recursos del país y puede generar desconfianza en el mercado internacional y en los inversionistas, lo que afectaría negativamente a la economía del país y su capacidad para obtener financiamiento externo.
Esto no es teoría, hay varios casos en los que se han utilizado mal las reservas internacionales de un país. Uno de los ejemplos más notorios es Venezuela, donde las reservas internacionales se han utilizado para financiar un déficit fiscal creciente y para pagar la deuda externa, en lugar de ser utilizadas para estabilizar su maltrecha economía.
Otra forma en que las reservas internacionales pueden ser mal utilizadas es cuando se utilizan para apoyar un tipo de cambio artificialmente alto, lo que puede tener un impacto negativo en las exportaciones e importaciones del país. También puede ocurrir que el gobierno utilice las reservas internacionales para proyectos ineficientes o incluso para fines políticos, en vez de ser utilizadas para fines económicos.
Rompiendo normas, las reservas económicas del Banco Central de un país pueden ser utilizadas para pagar deudas y financiar programas sociales. Sin embargo, esto no es algo racionalmente visto en la práctica, ya que las reservas económicas son generalmente consideradas como un recurso valioso para estabilizar la economía y apoyar el valor de la moneda del país, de ahí el “peso fuerte” que ahora presumimos.
Usar las reservas para pagar deudas o financiar programas sociales podría debilitar la capacidad del Banco Central para cumplir con sus funciones y objetivos, como estabilizar el tipo de cambio y mantener una estabilidad financiera. Además, esto podría generar una inestabilidad en la economía y generar problemas financieros a largo plazo. Por lo tanto, el uso de las reservas para esos fines se considera una medida extrema y se tomaría sólo en casos excepcionales y bajo una estricta evaluación de riesgos y beneficios. Adicionalmente, se tendría que modificar el mandato del Banco de México para poder disponer de sus recursos con fines de otra índole, se tendría que vulnerar su autonomía.
DE FONDO: En el mismo foro, el Secretario de hacienda incluyó en el “blindaje” anticrisis 9 mil millones de dólares de una línea de crédito con el Tesoro de Estados Unidos (¡y luego decimos que no ayudan!), 50 mil millones de billetes verdes de la Línea de Crédito Flexible que tenemos con el también vituperado Fondo Monetario Internacional. ¡Urge que alguien le diga que los créditos son PASIVOS, y aunque se tenga disponibilidad, hay que pagarlos, con sus respectivos intereses!, ¿verdad, Argentina?
DE FORMA: Por lo anterior, y ante la inminente crisis, quizá suavizada por los 5 mil millones de dólares de remesas que mensualmente envían los migrantes desde el “poco cooperador” país del norte, y que seguramente se reducirán cuando el destino de la recesión los alcance, más los dólares por exportaciones, también a Estados Unidos, solo quedan alrededor de 3 mil millones de dólares de dos Fondos de Estabilización, por cierto casi agotados, para enfrentar el diluvio que viene. Blindaje del grueso de una cáscara de huevo.
DEFORME: El Indicador Oportuno de la Actividad Económica que presentó el INEGI, muestra una caída de la economía del 0.4% en el mes de diciembre, se redujeron prácticamente todas las actividades comerciales, industriales y de servicios. El crecimiento anual aun no será suficiente para alcanzar los niveles prepandémicos y, desde luego, será muy inferior al 3.5% que apenas hace unas semanas anunció el presidente de la república para el 2022, con repetición para el 2023. La realidad por encima de la utopía mañanera.