Entre los principales derechos de los niños está el derecho a la salud, corresponde a los padres o tutores proporcionar el bienestar de los menores y es responsabilidad del Estado, proporcionar servicios de salud para atender las enfermedades de los niños.
Las autoridades deben atender a los niños con dolencias y también fomentar la prevención, para ello una de las estrategias más efectivas para evitar padecimientos graves es el esquema nacional de vacunación, al cual todos tenemos derecho a acceder de manera gratuita y oportuna, no es obligatorio, pero es un derecho que todos tenemos.
Del 12 al 16 de octubre contaremos con la Tercera semana nacional de salud, en la que se proporcionarán esquemas de vacunación a quienes no lo tienen o se completará el cuadro básico, de acuerdo a su edad, para quienes no han acudido a hacerlo.
La vacunación es una de las principales herramientas de la medicina preventiva para evitar enfermedades peligrosas y devastadoras que han terminado con la vida hasta de poblaciones enteras (como la viruela), fue justo a raíz de querer erradicar esta enfermedad, que en 1796 el médico inglés, Eduard Jenner descubrió los anticuerpos que daban inmunidad contra este virus, así se empezaron los primeros trabajos de vacunación; fue hasta 1874 que se instituyó la primera ley de vacunación en Alemania.
En México, fue el doctor Francisco Balmis, quien convenció al rey Carlos IV de España, para financiar una expedición con el fin de inmunizar a los peninsulares radicados en la Nueva España, el doctor Balmis, se encargó de instrumentar un ingenioso viaje con niños huérfanos que fueron utilizados como receptores-emisores de los anticuerpos y así comenzar esta tarea en nuestro territorio, por el año de 1804.
La viruela se declaró erradicada, gracias a estas largas historias de vacunación en 1980.
En la década de los 70 se organiza la vacunación masiva en México, mediante el Programa Nacional de Inmunizaciones con cuatro vacunas básicas: antipoliomielítica, DPT, BCG, antisarampión, y el toxoide tetánico, a este cuadro se le han aumentado otras, por la proliferación de enfermedades y los avances científicos, ahora cuenta con las siguientes: Pentavalente acelular, rotavirus, neumocócica conjugada, influenza, triple viral (sarampión, rubéola, parotiditis), sarampión y rubéola, VPH.
Así, la lucha contra las enfermedades ha sido un camino, duro, muy largo, caro y poco reconocido, los científicos de la salud, han puesto a nuestro alcance una herramienta básica para la erradicación de estas enfermedades, ya que según lo indica la Organización Mundial de la Salud, si se inmuniza a más del 90 % de la población, las posibilidades de que desaparezca una enfermedad son muy altas, justo como sucedió con la viruela.
Hoy, el esquema de vacunación es gratuito, la prevención se ha puesto al alcance de prácticamente todos, ejercer este derecho es una obligación nuestra, sin embargo, ha venido en aumento una tendencia, sobre todo en países del llamado primer mundo y entre la gente con mayor poder adquisitivo, de negarse a vacunar a sus hijos por los posibles “efectos secundarios”, la ignorancia, una vez más, da vuelta a atrás a los pasos lentos y seguros hacia el combate de enfermedades como el sarampión.
Si bien es derecho de los padres decidir sobre sus hijos, la salud de los niños va más allá de la patria potestad de los padres, no se debe permitir que por una moda de la “nueva era”, estropee el avanzado camino hacia el combate de las enfermedades, hay nuevas vacunas que protegen la salud de los niños, como la recién instaurada contra el Virus del Papiloma Humano y que muchos padres dudan en aplicar porque han leído por ahí que ha causado daños secundarios.
Hay que reflexionar sobre la importancia del trabajo científico y de las garantías que ofrece dentro de la prevención, hay que evitar dejarse llevar por una “moda” sin argumentos y si realmente hay dudas sobre el tema, se debe consultar, invariablemente, con un profesional de la salud, gracias a las vacunas se salvan al año 3 millones de vidas, hay que recordar que la vacunación es un derecho al cual no se puede renunciar de ninguna manera.
