El 29 de mayo se firmó el acta de defunción de la reforma educativa, que se centraba bastante en lo laboral más que en un profundo cambio en el sistema de formación y preparación de los profesores de educación básica. El gobierno federal no aguantó la presión de los opositores a dicho proyecto, que en realidad sólo tienen presencia en cuatro de los 32 estados.

Si bien el gremio magisterial ha sido denostado no todos quienes lo integran se enmarcan en el prototipo centista o cetegista de revoltosos, paristas y todo adjetivo que se merezca un luchador social, pero que sacrifica la materia prima de lo que este país será en su futuro: la educación de los niños. Es difícil entender cómo la CNTE y la CETEG que dicen estar por una mejora educativa se contradigan con sus actos y terminen por apoyar al gobierno en su deseducación. A alguien no le conviene tener gente preparada y parece que no son las autoridades las únicas.

Aunque la reforma puso a temblar a muchos profesores al grado de que bastantes renunciaron o de plano prefirieron jubilarse al conocer las nuevas reglas, muchos otros se han preparado, tal como una profesión tan digna como ésta lo exige, los mismos alumnos lo piden así, ante la avalancha de conocimiento personal que pueden tener con las nuevas tecnologías y que muchos profesores no dominan o no usan por diferentes circunstancias.

En tiempos en que era necesario enviar profesores a todos los rincones del país para alfabetizar a familias numerosas cambiaron, la educación normal de tres y luego cuatro años al terminar la secundaria arrojó a profesores que nunca más volvieron a entrar a un aula. Sin embargo, la gran mayoría siguió con otros estudios y ha buscado la manera de aprender a la par de las demandas que la carrera trae.

Muchos maestros han hecho su propia reforma educativa al prepararse, planear sus actividades y mejorar la práctica docente desde que salieron, sin tener que esperarse a que se promulgaran los discursos gubernamentales. Esos mismos que en vez de tener miedo por la evaluación se prepararon más desde hace un par de años con cursos, talleres y diplomados no dieron un paso atrás ni se unieron a alguno de los grupos ya mencionados. Le entraron al toro por los cuernos.

No queda claro si el gobierno federal y las organizaciones magisteriales son realmente opositores o con el entierro de la reforma educativa se vuelven cómplices; la sociedad pedirá cuentas, pues está más informada y difícilmente verá con buenos ojos lo sucedido. Más allá de eso, Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Michoacán seguirán en los últimos lugares a nivel educativo y como primeros exportadores de migrantes.  Ése es el premio que quiere la CNTE.

Imagen de: @Vikusan