La crisis económica mundial ha recrudecido la falta de oportunidades para la supervivencia en los países en “vías de desarrollo”y han obligado a los más desprotegidos a buscar nuevas oportunidades en otras latitudes, nuestro país es el paso geográfico natural para los miles de centroamericanos que buscan llegar al primer mundo, no importa a qué, saben que es casi seguro que encontrarán una fuente de ingresos, en lo que sea, pero con suerte podrán trabajar para obtener dinero y asíenviar algo a sus familias que les permitirásobrevivir, ya que en sus comunidades no hay manera de conseguir remuneración en ningún lado.
Los gobiernos locales han olvidado algo esencial, fomentar inversión para el desarrollo de las comunidades más pobres, no les interesa invertir en lo básico, les son indiferentes las carencias que sufren, lo importante para ellos es la continuidad política, las relaciones públicas y brillar con los reflectores de los medios locales.
Gobiernos deshumanizados tienen como consecuencia el atropello sin piedad de los derechos humanos de la población y es más notorio en las comunidades más vulnerables, en las que la pobreza y la falta de recursos educativos no les permiten tener opciones de desarrollo, siendo la vía para la supervivencia, el recurso primario de la especie humana: la migración, el camino de los nómadas.
¿Por quédejarlo todo? Porque ese todo se reduce a lo que tienen puesto y, dolorosamente, tienen parejas, hijos y familias que no tienen acceso a la educación, a la salud y a veces ni siquiera tienen seguros los alimentos del día, ese todo es tan frágil, que los impulsa a buscar un destino más prometedor y para ello deberán invertir lo más valioso que tienen: sus propias vidas.
El espejismo de los poderosos países de América del Norte sigue siendo una meta a alcanzar para este sector de la población, la cantidad de migrantes aumenta año tras año y las medidas para controlar el fenómeno no han sido efectivas, ni desde las naciones a las que pertenecen, ni en México que es el paso obligado y mucho menos en los países destino, se han elaborado fallidas políticas como el programa “Frontera Sur”presentado el 7 de julio de 2014 por el actual gobierno que tiene entre sus principales objetivos los siguientes:
A) Evitar que los migrantes pongan en riesgo su integridad al usar un tren que es de carga y no de pasajeros.
B) Desarrollar estrategias puntuales que garanticen la seguridad y la protección de los migrantes.
C) Combatir y erradicar a los grupos criminales que vulneran sus derechos.
Sin embargo con este plan de “protección”, México reporta más detenciones que la patrulla fronteriza, en el reciente año, las autoridades norteamericanas capturaron 85 mil 131 migrantes “no mexicanos”, mientras que el Instituto Nacional de Migración, detuvo 92 mil 889 centroamericanos.
Aunque el plan busca proteger a los migrantes, la realidad es que México se ha convertido en un organismo deportador de migrantes y les ahorra el trabajo a las autoridades en los Estados Unidos, así, la cacería de migrantes se hace ya en nuestro territorio y hace todavía más difícil el camino de los centroamericanos, ya que caen en manos de los males que tienen atrapado a nuestro país: crimen organizado, tráfico de personas, trata, secuestros, robo y violencia contra ellos, entre otros.
¿Corresponde a nuestras autoridades hacer este trabajo?, ¿es capturar al estilo de nuestra policía “proteger a los migrantes”?
Ante este fenómeno, el sacerdote Alejandro Solalinde ha trabajado incansablemente para ofrecer un poco de ayuda a los migrantes en su travesía por nuestro país, desde el 2007, fundóun albergue llamado “Hermanos en el camino”, en la Ciudad de Ixtepec, Oaxaca, se atienden a más de 20 mil migrantes por año, antes llegaban por el tren llamado “la bestia”, hoy van caminando, sin dinero, ni pertenencias.
El objetivo del albergue es proporcionar ayuda humanitaria a los necesitados además de orientarlos y apoyarlos para que se respeten sus derechos humanos durante su estancia en nuestro país.
El padre Solalinde se ha convertido en un luchador por los derechos humanos y su vocación sacerdotal lo ha llevado a dar lo que Dios pide a todos: “amar al prójimo”. En este albergue se da el apoyo que deberían dar las autoridades, pero ellos están más atentos a ser la nueva “border patrol”por lo que es muy importante que se haga un ejercicio de reflexión y se colabore en apoyo de nuestros hermanos, la sociedad civil puede hacer grandes cambios a favor de la ciudadanía, América es nuestro continente, la casa de todos, hoy más que nunca se necesita la unión y el trabajo de todos.
El alberge del padre Solalinde tiene opciones para apoyar, desde donativos en efectivo y especie, hasta trabajo comunitario en favor de los migrantes, se puede consultar aquì: http://www.hermanosenelcamino.org/