Por @alejandrocidmx
Bien sabido es por todos que la inseguridad está invadiendo nuestra ciudad y nuestro estado. A cada rato nos enteramos que robaron a transeúntes, autopartes, domicilios, a cuentahabientes, a usuarios del transporte público, a comercios y la lista podría continuar. Pareciera que esa emoción por haber cambiado de tricolor a blanquiazul en nuestro gobierno, ahora se convierte en desilusión y en un recordatorio que proviene del viejo dicho “más vale malo por conocido...”
Me atrevo a opinar que nuestro gobierno actual se preocupa más por la imagen de sus políticos y funcionarios, por construir ciclopistas (que nadie usa… por la inseguridad), por hacer museos multimillonarios (con piezas de museos ya existentes), y por muchas cosas más, menos por su población. O sea, invierten mal el dinero.
Recuerdo que cuando gobernaba el tricolor (y no soy tan partidario), había operativos al transporte público, existían agentes de tránsito que controlaban el caos vehicular, tal vez mordían igual, pero eso nos servía para tratar de ser ordenados y no cometer infracciones al reglamento vial y… qué creen, ¡funcionaba! No era necesaria una fotomulta, que hasta hoy nadie ha salido a explicar en qué se utiliza el dinero, que por cierto, son cantidades nada miserables y que seguro van al bolsillo de alguien. También existían los rondines de patrullas en las colonias que lograron tranquilizar a muchos “barrios bravos” y colonias peligrosas de aquel entonces como San Antonio (quitaron a los pitufos), el Refugio, el Alto, Analco, Guadalupe Tepeyac, la Libertad, Pueblo Nuevo, San Ramón, etc., y que hoy en día, son un nido de delincuentes y vicios, que incluso, se dan a plena luz del día.
Antes de la llegada del PAN a Puebla, el índice de inseguridad era menor y era seguro caminar por muchos lados por los que hoy es imposible siquiera el acercarse, podías estacionar tu auto e ir a pie a realizar tus compras sin la preocupación de llegar y no encontrar espejos o hacer corajes porque te robaron 3 llantas. Podías salir a correr de noche o en tu bicicleta (y sin ciclopistas) y regresabas sano y salvo a casa. Puebla llegó a ser tan segura, que mucha gente del D.F. y otros estados, decidieron tomarla como su lugar de residencia, hoy, hoy lo piensan dos veces y los que vivimos aquí, pensamos si debemos regresar al viejo gobierno, que con todo y sus detalles, nos brindaba seguridad al menos.
Se le ha metido demasiado dinero al estado y a la ciudad, pero los cambios parecieran caprichos o gustos de algún gran señor. De qué nos sirven las ciclopistas, si podemos ser víctimas de robo o incluso asesinato dentro de ellas por quitarnos el teléfono o la bicicleta. De qué sirve un gran museo que estaremos pagando por muchas décadas, si para llegar a él, necesitamos usar un transporte público en el que asaltan y quitan la vida por unos pesos. De qué sirve dignificar parques, si en estos hay gente que solo llega a querer ver a quién hacerle daño, robándole, asechando y acosando. Yo prefiero una ciudad tranquila, con calles y parques seguros, sin ciclopistas que entorpezcan el tráfico o que sean un carril más para la delincuencia. Quiero poder ir al centro y estacionarme a las orillas, caminar sus calles y viejos barrios con tranquilidad y seguridad y regresar para encontrar mi auto en las mismas condiciones que lo dejé. Quiero poder subir al transporte con mi teléfono y poder ir checando mis mensajes, sin miedo a que me lo arrebaten. Quiero que los padres de familia puedan mandar a sus hijos solos a la escuela sin temor a que alguna rata de dos patas (te estoy hablando a ti) le robe lo de su pasaje, su tableta o la computadora que con tanto sacrificio compró o que se pase de pendejo acariciando, ultrajando o acosando a las niñas y señoritas.
¿Es mucho pedir?
No quiero una ciudad moderna, recuerden que ésta es una ciudad colonial, hecha para recorrerla de extremo a extremo a pie, con tranquilidad, disfrutándola en familia, para tomarle fotos y grabar momentos, para ir a conocer sus antiguos barrios y viejas colonias que tienen tanta historia y tradición, para visitar las ferias de sus templos que son muchos y que para ello debemos estacionarnos un tanto lejos del mismo.
Quiero ver agentes de tránsito y policías que me hagan sentir seguro y no retenes que detienen coches viejitos y camionetas de vendedores que regresan a casa con su tanque de gas y cazuelas atrás, solo para ver qué les sacan para cenar (ya parece que la delincuencia anda en vochos). Quiero ver operativos en el transporte. Es mejor pagar el sueldo de policías encubiertos que gastar millones en cámaras y botones de pánico que no van a servir de nada. O ya se olvidaron de la inversión millonaria para cámaras en el periodo de Eduardo Rivera, que por cierto, no sirvieron de nada y ni sabemos si aun están colocadas y operando.
Quiero salir de mi casa y ver mi coche completo, llegar a la misma y encontrarla cerrada y como la dejé, ir a cobrar mi quincena y salir contento del banco, poder ir a comer una cremita al centro sin miedo a un asalto, subirme a una ruta de transporte solo para conocer su recorrido y bajar tranquilo de la misma, ¡QUIERO MI VIEJA CIUDAD DE REGRESO! Esa que era tranquila y armoniosa con sus habitantes.
Creo que todo lo anterior, vale millones menos que lo que se le ha invertido, y a todos, nos tendría más contentos, pero parece que eso no le importa a este gobierno blanquiazul. Podemos cambiar esto nosotros mismos y todo a través del voto. No vayamos por promesas de ciudades modernas llenas de criminales, busquemos quien nos ofrezca la tranquilidad de una ciudad colonial. Busquemos quien no se haga de la vista gorda…
Imagen de: Decisiones y Moral