Un fragmento de pintura mural sobre adobe, cuentas de concha y jade, agujas de hueso, figurillas de cerámica, cajetes, hachas, puntas de proyectil, entre otros objetos, integran la exposición Características de las ocupaciones tempranas en Teotihuacan, Estado de México, que se presenta en la Sala de Exposiciones Temporales del Museo de Sitio de Cuicuilco.
Los vestigios arqueológicos hallados por la doctora Julie Gazzola, en el área de La Ciudadela, de la Zona Arqueológica de Teotihuacan, son el resultado de siete temporadas de campo del Proyecto Arqueológico Primeras Ocupaciones en Teotihuacán, que realiza el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) desde 2006, y que ahora se exhiben por primera vez al público.
La muestra está integrada por casi medio centenar de piezas, entre las que sobresale un fragmento de rubí, sin trabajar; “es la primera vez que se encuentra una piedra preciosa en una cultura prehispánica, pero aún no sabemos si fue parte de un ornamento”, también se incluyen tres carteles: uno dedicado al proyecto arqueológico, otro sobre la arquitectura y el tercero sobre aspectos astronómicos que fueron fundamentales para la orientación de los edificios.
Julie Gazzola, investigadora de la Dirección de Estudios Arqueológicos, explicó que las excavaciones han permitido la recuperación de información para inferir los procesos que condujeron a la transformación del conjunto urbano y las consecuencias sociales y políticas que llevaron a la construcción de La Ciudadela.
Como parte del proyecto se han realizado por vez primera excavaciones extensivas de contextos tempranos, es decir, que datan de 200 a.C. a 200 d.C. Los datos recabados en el área de La Ciudadela revelan la existencia de una fase de ocupación pre-urbana asociada con la producción agrícola, que va de 200 a.C. al inicio de nuestra era. “El registro de oquedades destinadas para la siembra, identificadas como cuemiles, de grandes obras hidráulicas y depósitos de agua, refieren la existencia de un sistema de producción agrícola intensivo”.
Sin embargo, abundó, en el primer siglo de nuestra era ocurrió una transformación radical en el uso del espacio, y las obras hidráulicas fueron abandonadas y las antiguas parcelas de cultivo se utilizaron paulatinamente para la construcción de diversos edificios que en poco tiempo constituyeron el conjunto urbano.
Gazzola dijo que las excavaciones en La Ciudadela han corroborado la existencia de un primer templo dedicado a la Quetzalcóatl, así como un túnel que pasa por debajo de este primer edificio y de una estructura de casi 123 metros de longitud, que pudo ser una cancha para el juego de pelota. “Estos tres elementos conformarían el primer centro de un importante santuario”.
La Ciudadela —prosiguió la especialista— era un lugar sagrado para los teotihuacanos, ahí estaba concentrada la elite gobernante de la época, y aunque no hay mucho material en los rellenos, como se han hallado en otros sitios de la urbe teotihuacana, se han localizado fragmentos de distintos materiales, entre ellos los de una olla con rasgos antropomorfos de cerámica granular, lo que significa que era una pieza foránea, probablemente de Morelos, y con ello podemos inferir la presencia de extranjeros en Teotihuacan desde épocas muy tempranas, por lo que se decidió incluirla en la exposición junto con un dibujo que permite saber cómo era el objeto completo.
Indicó que si bien en las excavaciones no se han encontrado grandes ofrendas, ni entierros, han arrojado mucha información, como por ejemplo el uso de tepetate en sus edificaciones. “Algunos investigadores han señalado que los teotihuacanos se establecieron en el valle porque querían utilizar los yacimientos de tezontle, pero lo que hemos encontrado demuestra que sus construcciones eran de tepetate, el tezontle sólo se utilizaba en los pisos, en tanto que los acabados eran de estuco y adobe pintado”.
Otra característica de la ocupación temprana en el sitio es que no hay el talud-tablero, característico de la arquitectura teotihuacana, “lo que implica que ese tipo de construcciones fue posterior a las fases tempranas”, puntualizó la arqueóloga.
En la exposición destacan dos piezas: el fragmento de pintura sobre adobe y restos de un elemento que formaba parte de una estela de una cancha de juego de pelota.
La pintura sobre adobe se encontró en 2004, debajo de la plaza de La Ciudadela, donde hay varios conjuntos de templos y otras estructuras religiosas y administrativas; no eran espacios domésticos. El mural presenta figuras abstractas con tonalidades en negro, rojo, amarillo, naranja y verde.
Igualmente, se exhibe una cuenta de jade procedente de Guatemala, que da testimonio de la relación comercial con la zona maya desde esa época. También se presentan figurillas de cerámica con características tempranas de las localizadas en el Occidente de México.
La exposición permanecerá hasta el 12 de enero de 2018 en la Sala de Exposiciones Temporales del Museo de Sitio de Cuicuilco. La entrada es libre todos los días de la semana de 9:00 a 16:45 horas. El recinto se ubica en avenida Insurgentes Sur esquina Periférico.
Con información de: INAH
Imágen de: INAH